Entre la batería de medidas se incluye la posibilidad de expropiar activos a Gazprom, a cambio de una «justa compensación», si el gigante del gas ruso se niega a cumplir con los umbrales mínimos de reservas. Ese podría ser el caso porque mientras el resto de operadores llegaron al invierno con los almacenes al 44 %, Gazprom apenas los dejó al 16 % de su capacidad, tras desviar el gas hacia China.
¿Podría la UE expulsar realmente a la compañía, controlada por el Kremlin? No directamente, lo hará cada país si es el caso. La Comisión Europea quiere poner en marcha un sistema de certificación obligatoria para las 160 instalaciones de almacenaje de gas. Solo recibirán ese sello los operadores de esas instalaciones que, tras un examen minucioso, demuestren que no son una amenaza potencial para la seguridad del suministro y que no están expuestos a influencias externas. Los reguladores nacionales serán los encargados de esta labor. ¿Qué pasa si Gazprom no cumple? «Los operadores sin certificado deberán renunciar a la propiedad o control de las capacidades de almacenamiento de gas en la UE», aclara el Ejecutivo comunitario. Se ejecutará la expropiación «con una compensación justa por el valor del activo», reza la propuesta. Para evitar sabotajes, los países deberán tomar medidas temporales para proteger las instalaciones y su funcionamiento.