La ministra quiere fijar un tope de 180 euros el megavatio hora, un 44 % por debajo del actual, pero cuatro veces más alto que el de hace un año
18 mar 2022 . Actualizado a las 08:26 h.Los Gobiernos de España y Portugal propondrán al Consejo Europeo que se celebra los días 24 y 25 establecer un precio máximo a la electricidad que se comercializa en el mercado mayorista diario como medida temporal para frenar el fuerte encarecimiento del producto y, por ende, de la factura de la luz de todos los consumidores. El tope quedaría establecido en 180 euros el megavatio hora, un 44 % más bajo que la cotización media mensual de este mes de marzo (320 euros).
España y Portugal no inventan nada nuevo, pues esa barrera ya rigió en la regulación del mercado ibérico de electricidad, que comparten ambos países, hasta el 2019, cuando tuvieron que eliminarla a requirimiento de la Comisión Europea. Desde entonces, el tope está en 3.000 euros. Los 180 se superan mes tras mes desde octubre pasado, cuando el mercado mayorista cerró en 200, y multiplica por cuatro el anotado en marzo del 2021 (45 euros). Desde junio, la mitad de los días superaron esa barrera de precio que quiere recuperar ahora el Gobierno.
La propuesta conjunta la desveló el miércoles el ministro de Energía de Portugal, Joao Pedro Matos Fernandez, y la confirmó este jueves su homóloga española, Teresa Ribera, durante una entrevista radiofónica. En ella, la titular del Ministerio para la Transición Ecológica fue rotunda al avanzar que el Gobierno topará el precio eléctrico aunque el Consejo Europeo no asuma esa medida, pero Ribera confía en que sí lo haga. «Es una decisión europea porque la regulación es europea, pero si Europa no está a la altura, nos obligará a tomar decisiones a nivel nacional para proteger a nuestra industria y a nuestros ciudadanos [...]. Si la Unión Europea se retrasa, la sociedad española no puede esperar más», manifestó.
Ribera instó a los socios comunitarios a adoptar «decisiones lo más eficaces e inmediatas posibles» ante esta crisis energética, «porque lo que ocurre con la electricidad es extraño, no ha cambiado la demanda ni la oferta, ni las tecnologías, ni los costes, solo el precio del gas, y por el modo en que se han diseñado esas reglas (de mercado) estamos viviendo una distorsión inmensa, por tanto, cambiemos esas reglas», instó. Y es que, en aplicación del sistema marginalista, el mercado eléctrico traslada a todas las tecnologías de generación el sobrecoste de producción de los ciclos combinados de gas por el encarecimiento de la materia prima. Ese contagio quedaría limitado imponiendo ese tope al precio final de casación.
«Es una decisión europea porque la regulación es europea, pero si Europa no está a la altura, nos obligará a tomar decisiones a nivel nacional para proteger a nuestra industria y a nuestros ciudadanos. La sociedad española no puede esperar más»
La ministra avanzó que el Gobierno incluso está llevando a cabo un análisis jurídico para analizar las posibles consecuencias de saltarse la directiva que regula el funcionamiento del mercado interior de la electricidad (las reglas son las mismas para todos los Estados). «Creemos que el Tratado de la Unión Europea tiene un artículo, el 122, con una cláusula de salida, hay una posibilidad, como la que se utilizó, por ejemplo, para romper la regla de gasto, así que es posible que el Consejo haga algo con respecto a las reglas del mercado interior de electricidad». Pero «en ausencia de respaldo de la Unión Europea, nuestra obligación es hacerlo por nuestra cuenta, qué le vamos a hacer», insistió.
El Ejecutivo ha decidido esperar el resultado de ese Consejo Europeo antes de aprobar, en el Consejo de Ministros del martes 29, un paquete de medidas para abaratar los productos energéticos, que incluiría topar el precio eléctrico, entre otras.
«En ausencia de respaldo de la Unión Europea, nuestra obligación es hacerlo por nuestra cuenta, qué le vamos a hacer»
Durante la entrevista, Ribera incluso criticó la falta de reacción y la lentitud de las autoridades comunitarias. «Ha pasado demasiado tiempo y es demasiado lento», declaró, al tiempo que añadió que el paquete de medidas presentado por la Comisión hace unos días -que permite a los Estados retener parte de los beneficios extraordinarios que están obteniendo las eléctricas con la venta de electricidad- tenía que haberlo presentado ya en octubre. Entonces realizó las primeras recomendaciones para que los Gobiernos auxiliasen a los consumidores con ayudas, pero ese plan «se quedó muy corto, muy timorato, con esa petición de hacer uso de subvenciones y ayudas de Estado. Es difícil sostenerlo en el tiempo y esta situación se prolonga. Hay que tomar medidas orientadas a la raíz del problema, no solo usar recursos públicos», defendió.
cómo se aplicaría ese precio máximo
Un límite a las ofertas horarias que hacen las centrales. Si finalmente se establece ese techo al precio mayorista de la electricidad, significará que las centrales de generación no podrán vender su producto en el mercado diario si su oferta supera esos 180 euros por megavatio hora. Ni siquiera las de ciclo combinado que, debido al fuerte encarecimiento del gas, están ofreciendo su energía -necesaria para cubrir las necesidades del sistema- a precios muy superiores, que calculan a partir de la cotización diaria del gas natural en los mercados. Si el precio de esta materia prima está a 100 euros el megavatio hora (como es el caso actual) lo multiplican por tres para realizar su oferta diaria, pues también tienen que sumar el gasto de adquirir los derechos de emisión de dióxido de carbono. Así que los ciclos tendrían que ofertar perdiendo dinero ahora mismo. El resto de tecnologías no, a pesar de que aquellas que pueden decidir cuándo producir porque son gestionables y tienen recurso (como las hidráulicas) cobran cara su disponibilidad y ofertan a precio de gas, o sea, como si fuesen ciclos combinados y tuviesen que comprar gas y derechos de emisión. Es el coste de oportunidad, totalmente permitido en el funcionamiento del mercado. Es a esas tecnologías oportunistas a las que se les descuentan parte de esos beneficios (caídos del cielo) siempre que no demuestren que tienen vendida esa producción a precios muy inferiores a través de contratos bilaterales. Aunque sea así, toda la energía tiene que pasar sí o sí por el mercado diario para que Red Eléctrica haga una planificación que garantice el suministro eléctrico.
compensaciones a los ciclos combinados
Las centrales de gas ofertarían por debajo de coste. El tope al precio eléctrico haría incurrir en pérdidas a los ciclos combinados. La ministra avanzó que eso no va a pasar y que las centrales serían compensadas, se les pagaría el coste real de generación si este es superior al que reconoce el mecanismo. «Pero pagar el gas al precio del gas aunque esté por encima de esos 180 euros es más barato que abonar toda la electricidad del mercado al precio del gas, por tanto, pagamos solamente aquello que es más caro de 180 a su precio, pero sin reconocer ese precio a las que tienen un coste muy inferior como ocurre con el diseño actual (de mercado)», explicó. El Gobierno quiere que esa compensación no la asuma el Estado, sino la Unión Europea.
consecuencias
Una rebaja insignificante. Entidades como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) consideran muy decepcionante la propuesta de Ribera porque apenas rebajaría la factura de la luz de los consumidores domésticos. Según cálculos de la organización, el recibo de un hogar medio sería de 98 euros al mes, un 11 % inferior al de febrero, de 110 euros. «Una rebaja insignificante para el castigado bolsillo de los consumidores», en opinión de la OCU. La entidad pide la eliminación temporal de todos los impuestos relacionados con la energía.
Otros expertos como el mediático Jorge Morales de Labra considera topar el precio mayorista como «un avance, pero escaso y, en todo caso, provisional». Añadió que al ritmo al que se están abarantado los precios mayoristas «es posible que prácticamente no haya que aplicarlo».
Fuentes del sector eléctrico consideraron que sería más efectivo poner un tope al precio del gas en el mercado porque esa medida beneficiaría tanto a los consumidores de gas como a los de luz. Esa opción obligaría a compensar a las comercializadoras de gas.
A la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, topar el precio máximo de la electricidad «no es suficiente» para afrontar la subida del precio de la luz y defendió la imposición de un recargo a las compañías eléctricas que obtuvieron beneficios históricos.
cómo se casan las ofertas en el mercado
Subastas diarias para comprar la electricidad de la jornada siguiente. El operador del mercado ibérico de electricidad (OMIE) realiza cada día una subasta. A ella acuden cada una de las centrales de generación del país -salvo aquellas que excusen su concurrencia por indisponibilidad técnica, por ejemplo- para ofrecer la producción prevista para cada una de las 24 horas de la jornada siguiente. Las ofertas se van aceptando en función de su precio (de las más baratas a las más caras) hasta que se alcanza la cantidad de energía que se estima necesaria para atender la demanda prevista. Las primeras que venden son las renovables: eólica y fotovoltaica. Si hay sol y viento tienen garantizada una producción a la que tienen que dar salida en el mercado sí o sí porque no la pueden almacenar. Por eso ofertan a precios bajos para asegurarse la venta. A continuación entran las nucleares, que no pueden parar sin incurrir en unos gravosos costes de arranque, así que también tienen que colocar su electricidad. Si sigue haciendo falta electricidad -que sí lo está siendo- entran las centrales gestionables, como el carbón (que ha vuelto al mercado, aunque de forma residual), las hidráulicas y los ciclos combinados. Las tres últimas ofertan a precios muy similares: las de carbón y las de gas porque sus costes de producción están por las nubes por los derechos de emisión y los combustibles que utilizan; y la hidráulica porque es necesaria para cubrir la demanda. El sistema marginalista hace que la tecnología más cara sea la que marque el precio final que cobrarán todas las demás.
la que fija precio
La hidráulica oferta a precio de gas. El gas es el que está marcando el precio final del mercado diario. Y así seguirá ocurriendo mientras esas centrales sigan siendo necesarias para cubrir toda la demana. Serán menos imprescindibles a medida que vaya aumentando la producción renovable y se implanten sistemas de almacenamiento de energía a gran escala que permitan regular su producción. Falta años para eso. «Todos los días hace falta gas», explican fuentes del mercado. Sin embargo, hay horas en las que esa tecnología queda fuera de mercado y el precio sigue siendo exorbitante. Es porque la hidráulica interioriza costes como si se tratase de un ciclo combinado y oferta en consecuencia. Muchas horas del día hasta desplaza a las centrales de gas menos eficientes y, por tanto, más costosas. Las mismas fuentes aclararon que en la península operan unos sesenta grupos de gas y 1.500 saltos hidráulicos y que si estas últimas centrales ofertasen a precios de saldo acabarían vacíos todos los embalses.
La industria exige medidas urgentes e inmediatas
Las principales asociaciones empresariales de la industria electrointensiva española han remitido dos cartas a los comisarios europeos del Mercado Interior, Thierry Breton, y de la Energía, Kadri Simson, para que adopten decisiones «urgentes» e «inmediatas» para reformar el mercado eléctrico, desacoplando el precio de los combustibles fósiles (gas y carbón) de la fijación del precio mayorista de la luz.
«Es imposible mantener la actividad con estos precios eléctricos», alertaron las patronales, que añadieron que muchas empresas que han decretado cierres temporales se verán obligadas a poner en marcha expedientes de regulación temporal de empleoy posibles deslocalizaciones de producción.