Igualar la tasa de paro de hombres y mujeres costará casi un decenio

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

La pandemia retrasa el avance y eliminar la brecha salarial llevará 63 años

08 mar 2022 . Actualizado a las 23:13 h.

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Es la fecha marcada en el calendario desde hace 45 años para visibilizar la desigualdad que, en la práctica totalidad de los ámbitos, la mitad femenina de la población mundial todavía padece por el simple hecho de ser mujer. En España, casi un siglo después de conquistar el derecho al voto y a pesar de que la Constitución consagra la igualdad de derechos y de que leyes posteriores la han ido reforzando sobre el papel, la brecha entre la teoría y la práctica sigue siendo manifiesta, más llamativa en el plano laboral, extendiéndose, en consecuencia, a todo lo económico: desde el desempleo, a la precariedad en el trabajo, los salarios o las pensiones.

Los estudios lo confirman año tras año. Especialmente en este 2022, en la esperada recta final de la pandemia, se pone de manifiesto que la crisis sanitaria ha provocado un retroceso en el ya lento avance de la igualdad de género en el trabajo. Así lo recoge la última edición del estudio Women in work, elaborado por la consultora PwC en 33 países de la OCDE. Señala que , «tras una década de lentos pero constantes avances» de las mujeres, la pandemia ha supuesto un retraso de casi dos años en el progreso hacia la igualdad laboral, debido fundamentalmente al aumento del desempleo femenino y a que ellas han abandonado el mercado laboral por el covid en una mayor proporción que los hombres.

Así, PwC habla de «brecha covid» y eleva a 5,1 millones más el número de mujeres desempleadas y a 5,2 millones menos el de trabajadoras por culpa de la pandemia.

El reto para suturar la herida de género es, por tanto, mayor, y el informe eleva a nueve años el período de tiempo que se necesitará para igualar la tasa de paro de hombres y mujeres en la media de los países analizados. En España, según la última EPA, correspondiente al cuarto trimestre del 2021, la tasa de desempleo femenino rebasaba el 15 %, más de tres puntos por encima de la masculina.

Además de tener más dificultades para conseguir empleo —aunque, según un estudio de Randstad, ellas superan a los hombres en el porcentaje de titulados universitarios, y en el caso de Galicia son el 61 %—, también cobran menos. Los últimos informes de los sindicatos UGT y CC.OO. sitúan en el 19 % (unos 5.000 euros anuales) la brecha en la comunidad. Por su parte, el documento de PwC calcula que, dada la lenta evolución de la última década, serán precisos 63 años para eliminar esta diferencia salarial.

67 años para equiparar jornada

Aún llevará más —67 años concretamente— igualar la tasa de empleo femenino a jornada completa, que es precisamente uno de los factores que explican el menor salario y, en consecuencia, las pensiones inferiores que perciben ellas. Cabe recordar que las mujeres ocupan más trabajos temporales y a jornada parcial porque asumen en mayor proporción las cargas y el cuidado familiar.

Por ello también requerirá más de tres decenios (33 años) eliminar la diferencia entre la tasa de actividad femenina y masculina, los mismos que para alcanzar el 80 % de participación de las mujeres en el mercado laboral.

Alzando la voz para reclamar el avance en pos de la igualdad real de derechos, una marea violeta formada por miles de mujeres tomó este martes las calles de todo el país, incluyendo las de las principales ciudades gallegas y otros muchos núcleos. Sin embargo, la cita de este año estuvo precedida de polémica, ya que por primera vez la gran manifestación feminista de Madrid se dividió en dos, con recorridos y reivindicaciones diferentes.

La primera de ellas, convocada por la Comisión 8M, a la que acudió la representación oficial del Gobierno, con la ministra de Igualdad a la cabeza —Irene Montero pidió hacer de la marcha una gran protesta contra la guerra—, convocó con el lema «derecho para todas, todos los días», mientras que el Movimiento Feminista de Madrid (las llamadas feministas clásicas) lo hicieron bajo el eslogan «el feminismo es abolicionista», pidiendo la abolición de la prostitución y la pornografía, la retirada de la ley trans o la prohibición de la gestación subrogada.

El número de directivas en las empresas escala hasta el 36 %, la cifra más alta de la historia

Aunque la desigualdad es muy real y los avances, lentos, hay motivos para mantener la esperanza sobre el reconocimiento del talento femenino en el mundo de la empresa. Así lo pone de manifiesto el informe de Grant Thornton Women in business, que eleva al 36 % la presencia de directivas en las empresas españolas, su porcentaje más alto en la historia.

Galicia replica el mismo porcentaje que la media nacional, lo que la convierte en la segunda comunidad —solo por detrás de Madrid, con el 39 %— con mayor número de mujeres directivas.

Esta tasa sitúa a España en el ránking de los diez mejores en igualdad de género en cúpulas de dirección, según la consultora encargada del estudio, que coloca en el 33 % la meda de la UE y en el 32 % la cifra global, «lo que marca un precedente de progreso con nuevas políticas de diversidad de género», según señaló Isabel Perea, socia de auditoría de Grant Thornton, asegurando que había «razones para estar contentos», ya que el 36 % se alcanza tras dos años de estancamiento en el 34 %, por la pandemia.

El informe, realizado a partir de 5.000 entrevistas a altos ejecutivos de 29 países, de empresas de 50 a 500 empleados, 400 de ellas en España, certifica también un aumento en el porcentaje de compañías que cuentan con al menos una mujer en su cúpula directiva, hasta el 93 % —seis puntos respecto a 2021 y por encima de la media europea y global—.

Datos menos optimistas ofrece el Colegio de Registradores, que asegura que el 40 % de los consejos de administración no tenían en el 2021 ninguna mujer entre sus miembros y solo en el 1 % de los casos son íntegramente femeninos. Además, de los casi 380.000 consejeros de más de 80.000 empresas analizadas, solo una de cada cuatro es mujer, lo que refleja la asimetría de género.