Una asesora en la embajada de España en Kiev: «Aún no se han cancelado planes comerciales en Ucrania, pero todo está en 'stand by'»

M. S. D. VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

cedida

Laura Pazos asegura que la población no estaba preparada para una guerra y no «se esperaba una invasión de tal calibre»

04 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Laura Pazos es una economista viguesa que salió de Kiev hace dos semanas, con los rusos a punto de entrar en Ucrania. Trabaja becada por el Igape en le Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en la capital ucraniana, una actividad que sigue desarrollando mediante teletrabajo. «La Embajada nos aconsejó salir cuanto antes, nos hemos ido todos», afirma. Ya en casa, reconoce que nadie en el país estaba preparado para la virulencia de una guerra como la que se ha desatado. «Sabíamos de la tensión, y cómo esta iba escalando, pero la población no estaba preparada para una guerra, no se esperaba una invasión de tal calibre. Los días previos, no veías desabastecimiento en los supermercados, ni tensión en la calle», recuerda.

El trabajo de Laura en Kiev consiste en captar inversión de empresas españolas y gallegas en Ucrania o en buscar socios para establecer acuerdos comerciales o de inversión en el país ucraniano.

Desde casa, sigue con su actividad, en contacto con el país y atenta a cómo evolucionan los acontecimientos. «Sigo haciendo el mismo trabajo, pero la situación ha generado mucha incertidumbre. Seguimos en contacto con las empresas, y siguen a la expectativa. De momento, nadie ha cancelado sus planes comerciales, pero todo está en stand by, porque acabe cuando acabe esto, nada va a volver a ser lo mismo», asegura la experta en comercio internacional.

Laura explica que descubrió en Ucrania un país de grandes oportunidades de inversión. «Antes de todo esto tenía muchísimo potencial. Allí hay un gran mercado para nuestras empresas, no solo para exportar, también para aprovisionarse de cereales y materias primas, y el impacto de esta guerra lo vamos a notar», sostiene la economista, que mantiene la esperanza de que un alto el fuego y el final de la guerra le permitan regresar. «Si la situación mejora, volveré», asegura.