Europa no se decide a enfriar ya la luz

F. Fernández LA VOZ

ECONOMÍA

STEPHANIE LECOCQ

Los ministros de Energía se reúnen tras la escalada de los precios por la crisis ucraniana, pero piden más tiempo para adoptar medidas inmediatas, como exige España

01 mar 2022 . Actualizado a las 10:22 h.

Los ministros de Energía de la Unión Europea se reunieron este lunes de urgencia en Bruselas. No en vano, el ataque ruso lanzado el pasado jueves contra Ucrania ha disparado como un cohete los precios de la electricidad, del gas natural y del petróleo, sobre los que llueve sobre mojado, porque ya llevan desde el verano amargando las economías familiares y de las empresas. Así que las expectativas sobre la reunión estaban muy altas. España aguardaba nuevas medidas excepcionales y contundentes a disposición de los Estados para abaratar las facturas energéticas de los consumidores. Pero no ha sido así. Los ministros quieren más tiempo para reflexionar.

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, acudió a Bruselas con la esperanza de que esta vez sí se escucharían sus propuestas, que también defienden otros países como Francia. La principal es que, al menos temporalmente, se intervenga el mercado eléctrico y el sistema de fijación de precios mayoristas que lo rige, denominado marginalista, que propicia que el coste del gas (hidrocarburo que usan las centrales de generación de ciclo combinado) sea el que determine el de la luz. «La formación del precio de la electricidad debe desvincularse de la volatilidad de los del gas natural en situaciones de emergencia» como la actual, defendió Ribera. Pero eso requiere una suspensión temporal del sistema marginalista, que tanto la comisaria de Energía como la Comisión Europea consideran sagrado y garante del libre mercado. España propone que se ponga un límite al precio de la electricidad producida con gas natural de modo que el primero esté más cerca de los costes reales de producción del resto de tecnologías de generación y, por tanto, se abarate.

De ese modo se resolvería temporalmente una parte del problema que ahoga a los consumidores: la escalada de la factura de la luz. La del gas y la del petróleo quedarían para otro momento.

Nicolás Casares, eurodiputado del PSOE, destacó que en el seno de la reunión de los ministros hubo «bastante discusión sobre el sistema de precios». Así que no da nada por perdido. Pero habrá que esperar.

La Comisión Europea tenía previsto presentar este miércoles un segundo paquete de medidas (caja de herramientas, las denomina) para atajar la subida de los costes energéticos. Pero ha pospuesto la presentación al menos hasta la semana que viene. El borrador de propuestas (doce acciones) que maneja no incluye la suspensión del sistema marginalista para enfriar el mercado eléctrico, pero sí la posibilidad de permitir las intervenciones públicas en la fijación de precios solo para el suministro a clientes domésticos pobres o vulnerables y en algunas circunstancias también para las microempresas.

Intervención del mercado

Ribera intentó hacerlo hace unos meses: planteó sacar del mercado mayorista la generación de renovables, biomasa y cogeneración con retribución específica para vincularla a la tarifa doméstica regulada (con once millones de consumidores). Pero las empresas afectadas y las comercializadoras más pequeñas (las que no pueden ofrecer esa tarifa) montaron en cólera y se frenó la reforma.

En su borrador de comunicación, la Comisión también abre la puerta a que los Estados limiten los beneficios extraordinarios (o caídos del cielo, como se les denomina en el sector) que se embolsan las compañías y que proceden de los altos precios del gas gracias al actual diseño de mercado (todas las tecnologías cobran el coste que marca la más cara). España lo hizo, pero suavizó tanto el mecanismo para recuperar esas ganancias que casi ha quedado en agua de borrajas.

Nicolás Casares criticó la tardanza de la Comisión a la hora de reaccionar a la escalada de precios. Más cuando en la comunicación reconoce que el precio minorista del gas se ha incrementado un 51 % y el de la luz, un 30 % y que la crisis se extenderá como mínimo hasta el 2023. También reconoce que los precios ahogan a las industrias más intensivas en consumo energético, tanto que la capacidad de producción de la industria del aluminio primario se ha reducido un 30 % en Europa. Las plantas reducen producción para capear el temporal.

Hasta el momento, los países han aplicado rebajas fiscales en las facturas: en España el coste suma 7.000 millones; en toda la Unión, 23.000 millones, según figura en el borrador.