La experiencia de Zapatero
Esta fue, precisamente, una de las principales críticas que recibió la única prestación por crianza universal que ha existido hasta ahora en España, el cheque bebé impulsado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre noviembre del 2007 y finales del 2010. Una prestación de 2.500 euros por nacimiento con un único requisito: ser residente en España. Esta ayuda se pagaba a las madres por una doble vía. En la mayoría de los casos, como una deducción fiscal sobre el IRPF. Pero las mujeres que no estaban dadas de alta como trabajadoras (y las residentes en Navarra y País Vasco con su propio sistema) podían acceder a ella como una prestación no contributiva a través de la Seguridad Social.
La idea ahora es que la nueva renta de crianza universal se tramite en forma de ayuda directa, para que incluso los hogares que no realizan la declaración de la renta, al no percibir los ingresos mínimos para ello, también puedan beneficiarse. En todo caso, los impulsores de la medida aseguran que su coste estimado «es perfectamente asumible» para el Estado. En concreto, los cálculos que manejan apuntan a que en su primer año esta ayuda implicaría un gasto de 400 millones de euros para cubrir a las familias con niños de cero a cuatro años. Hay que tener en cuenta que la idea es que estas prestaciones no se puedan acumular. Es decir, aquellas familias que reciban otras ayudas por hijo a cargo ya en curso —como los 100 euros para familias con ingreso mínimo vital y otras vulnerables que no cumplen los requisitos para esta prestación— no podrían acceder a la renta por crianza y, por lo tanto, quedan excluidas del cálculo. «Lo que tenemos que hacer es completar el mapa del país, que todas las familias se vean beneficiadas con las distintas medidas», insisten desde Unidas Podemos.