Deuda española más cara
«Hablamos solo de medio punto. Pagar 20 euros más al mes en la hipoteca tampoco va a hundir la economía de las familias [...] El riesgo es que los mercados se pongan nerviosos», apunta el economista jefe para Europa de Oxford Economics, Ángel Talavera.
Y ya lo están haciendo. La desconfianza se traduce en financiación más cara. También para los Estados, especialmente los más endeudados, como España, que ya debe un 120 % de su producto interior bruto (PIB). Su prima de riesgo —sobrecoste que tiene que asumir para financiarse respecto a Alemania— ha subido hasta los 82,8 puntos, aún muy lejos, eso sí, de los 638 puntos básicos que alcanzó en el 2012, año del rescate. Lo mismo ocurre con la rentabilidad de su bono soberano a 10 años. El 7 de enero estaba en el 0,66 % y ahora ya ronda el 1,07 %. Una ligera subida que no se puede comparar con la rentabilidad de más del 7 % que llegó a ofrecer en el peor momento de la anterior crisis.

«Hay que estar tranquilos porque el BCE hará una política acomodaticia para no arruinar la recuperación económica y mantener condiciones de financiación favorables», sostuvo esta semana la economista Montserrat Casanovas en una conferencia del Consejo General de Economistas (CGE) en la que el ex consejero del BCE, José Manuel González Páramo, ya advirtió de que «la disminución de compras puede hacer que tengamos que ir al mercado sin el paraguas del BCE». Y eso solo significa una cosa: que la deuda que tenga que financiar España en los próximos años será más cara. Para Cerqueira, el escenario sigue siendo «absolutamente manejable».
Ángel Talavera: «Subir tipos puede que no resuelva el problema de la inflación [...] El año que viene puedes encontrarte con que te ha subido la luz y la hipoteca»
¿Servirá una subida de tipos para contener la inflación? ¿Valdrá la pena el sacrificio? Talavera se muestra escéptico porque el precio de la energía es responsable de tres cuartas partes de la inflación en España, algo que escapa al control del BCE, que solo puede enfriar los precios haciendo que se contraiga la demanda: «Subir tipos encarecerá ciertas cosas y puede que no te resuelva el problema de la inflación, por eso es una decisión complicada», desliza. «La manera de bajar la inflación subiendo tipos de interés, encareciendo el crédito, va a suponer un sobrecoste para las familias. El año que viene te puedes encontrar con facturas más altas, porque te ha subido la luz, pero es que la hipoteca también», resume.
La competitividad de las empresas peligra por el eventual encarecimiento del crédito
Para las empresas y negocios se abre un escenario muy desigual. La mayoría, pymes, afrontan facturas energéticas desorbitadas. La electricidad cerró el 2021 encareciéndose un 72 % respecto a un año antes. Aunque los pequeños consumidores contaron con 5.000 millones de euros de ayudas públicas en forma de rebaja fiscal para recortar el recibo, a las empresas apenas se las ha extendido un cheque de 500 millones, según reconoció la propia ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Ambas cifras palidecen si se comparan con los 36.000 millones de Alemania y los 21.000 millones de Francia.
En el mercado, esto se traduce en que las empresas españolas perderán competitividad frente al resto de las europeas. De igual modo, las subidas salariales, inducidas por la inflación (6 %), complicarán más la actividad de las compañías, que en un escenario de encarecimiento del crédito, no solo tendrán más problemas para financiarse, también para exportar sus mercancías o servicios, porque el euro se revalorizará frente a otras divisas.
El problema para los negocios es que el BCE va a tener que empezar a cerrar el grifo del dinero barato cuando todavía persisten los cuellos de botella en el comercio internacional.
J. M. González-Páramo: «Los bancos centrales tendrán que redefinir sus estrategias»
El precio de las materias primas ha subido globalmente un 30 % de media y escasean muchos materiales clave para las cadenas de producción y montaje: «Es el peor de los mundos posibles, cuando para solucionar un problema de inflación inducido por el flanco de la oferta se comprime la demanda», explicó González-Páramo, quien tiene la certeza de que los precios altos han venido para quedarse: «La transición verde en esta década y la desglobalización [relocalización de eslabones de la cadena de producción] empujarán al alza la inflación así que los bancos centrales tendrán que redefinir sus estrategias», sostiene.
A pesar de que Lagarde reivindicó este viernes la «cautela» en la estrategia del BCE, lo cierto es que el mercado ya da por descontado la subida de tipos, que inquieta a muchos economistas por los efectos que podría tener sobre el tejido productivo español: «Hay que decir que la situación es difícil y no se puede ser demasiado optimista», deslizó esta semana el presidente de la Comisión Financiera del CGE, Antonio Pedraza. ¿Por qué? El endurecimiento del crédito llega en un momento delicado, con las empresas todavía pendientes de devolver créditos ICO y con el tapón vigente de la prórroga concursal, que está conteniendo el aluvión de concursos de acreedores. La subida de costes laborales es más difícil de sostener en una economía como la española, donde el 97 % de las firmas son pymes.
Ayudas europeas
En este rompecabezas donde es tan difícil de encajar la subida de los tipos de interés, las ayudas europeas del Next Generation EU podrían ayudar a Estados altamente endeudados, como España, y sus empresas, que no tienen tanta facilidad para financiarse como sus vecinas: «Supone un gran alivio, compensa en parte una subida de los costes por los tipos de interés», aclara Talavera, quien cree que el problema es el gran número de pymes y micropymes, «que no tendrán mucho que hacer» y que «día a día tendrán costes de intereses más altos y no verán las ayudas». A las cotizadas les puede ir mejor, si tienen la deuda bajo control.
Ana Balseiro
El estreno del nuevo año no ha supuesto ningún alivio para los bolsillos de los ciudadanos, para pocas alegrías tras los excesos navideños. De hecho, aunque el avance del Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que la inflación se relajó en enero medio punto respecto a diciembre, los precios continúan asentados en su nivel más alto en treinta años: el 6 %.
Y al roto que este IPC disparado le hace a la hucha de las familias —y sin visos de contenerse a medio plazo, ya que las previsiones de la Comisión Europea cifran en el 3,6 % la subida para este año—, se suma otro: el encarecimiento de la cuota de la hipoteca, en el caso de las firmadas a tipo variable, por el incremento en enero del euríbor a 12 meses, tras dos meses consecutivos de bajadas.
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