Las millas de oro han muerto: comienza la transformación
Después de casi dos años de pandemia, la calle ha cambiado. Los de siempre ya no están. En las siete grandes ciudades gallegas Fegein contabiliza 4.320 locales cerrados. Es un mal dato, pero ya ha sido peor, porque los bajos en zona prime ya se estaban vaciando antes de la primera ola de la pandemia y en estos momentos, hay 540 nuevos establecimientos ocupando esos vacíos, que se han renovado con firmas nuevas y un mix entre restauración, moda y servicios que poco a poco empieza a reequilibrarse.
«Al final, ha resultado que los años de cierres, acelerados a toda velocidad por la pandemia, no han matado al retail, sino al reinado de la uniformidad. Las calles han comenzado a dejar de ser una concatenación de flagships de Zara, H&M, Mango o Desigual», afirma Laureano Turiendo, consultor experto en retail.
El ajuste ha terminado
«El reinado de la moda en los mejores locales ha sido largo: con la aparición de las grandes cadenas verticales, sus rótulos inundaron las grandes ciudades, y no era raro ver dos tiendas de la misma cadena a apenas unas calles de distancia. Los grandes grupos necesitaban abrir para crecer, y eso supuso la salida de pequeños operadores de los ejes prime o millas de oro, por el elevado coste del metro cuadrado comercial», explica Turienzo. Es el llamado fenómeno de las ciudades franquicia, que parecía imparable en medio mundo; y cuya réplica se trasladó también a las 7 principales ciudades gallegas, en las que cadenas y grandes marcas de moda acabaron por engullir al pequeño comercio de toda la vida, incapaz de competir con los envites de la crisis, la especulación inmobiliaria y el cambio legislativo que puso punto final a la renta antigua.
Pero llegó la pandemia, el confinamiento, la caída del consumo, el bum del comercio electrónico y la necesidad de todos estos grandes operadores de ajustar sus redes de distribución a la nueva realidad del mercado. «El aumento de la disponibilidad de locales comerciales se produce por una doble vertiente: por un lado, algunos operadores no pueden aguantar la crisis y cierran; y, por el otro, los que continúan en el mercado reestructuran sus tiendas y sonn más selectivos a la hora de escoger qué ubicaciones ocupan», explica la consultora JLL.
El resultado es un cambio de la fisonomía de las calles de compras. Los ejemplos más claros de esta tendencia los protagonizan ahora mismo en las millas de oro gallegas la cadena Benetton, con cierres en Vigo y Ourense, o H&M, con la reestructuración de su negocio en España, que conlleva bajar la persiana de los establecimientos en Vigo, Ourense y Ferrol. A ellos se suma el plan de Inditex, que ya en junio del 2020, cuando anunció el cierre de hasta 1.200 tiendas en todo el mundo (junto a 450 aperturas) con el objetivo de conseguir una red integrada «más ágil y sostenible».
El metro cuadrado «prime» se resiste a bajar
En el arranque del 2022, la mayoría de los grandes operadores han concluido ya el grueso de la reestructuración de su parque de tiendas. La oportunidad que supone una bolsa de locales comerciales vacíos en una buena localización comercial debería favorecer una flexibilización en las condiciones. Pero después de dos años de intensas negociaciones entre propietarios e inquilinos de espacios comerciales para soportar la situación extraordinaria vivida en pandemia, y pese a que todavía hay incertidumbre, los descuentos aplicados en el 2020 y que se han extendido también en el 2021 parecen haber tocado fondo. Las rebajas medias han oscilado entre el 18 y el 20 %, según la consultora Ascana, que prevé poco más margen de bajada. Según los datos de Fegein, actualmente el precio del metro cuadrado comercial en Galicia es de 6,4 euros, apenas un euro menos que los 7,5 de media que costaba en el 2019, antes de la pandemia.