Uno de cada diez gallegos residentes en pequeñas poblaciones ya no tienen ni cajero ni oficina bancaria

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

M.MORALEJO

Hasta 1,4 millones de españoles están en grave riesgo de exclusión financiera

02 feb 2022 . Actualizado a las 20:48 h.

En el año 2008, cuando estalló la crisis financiera, había 45.662 oficinas bancarias en España. Hoy solo quedan 20.921, un 54,2 % menos. Las pérdidas financieras encajadas entonces, la baja rentabilidad inducida por unos tipos de interés que siguen bajo mínimos y el proceso de transformación digital del sector han empujado a los bancos a fusionarse para ganar músculo y reducir costes. Esos ajustes no solo se han traducido en plantillas más pequeñas, también en cierres, tanto de oficinas como de cajeros

En Galicia se ha evaporado un 15 % de la red de sucursales bancarias en el último año, y hasta el 40 % en los últimos seis. Si en el 2015 había 1.619 oficinas  abiertas, en septiembre del 2021 ya solo quedaban 1.008. Cualquier operación sencilla como la retirada de dinero se ha convertido en una odisea para quienes viven en pequeños núcleos de población. De hecho, uno de cada diez gallegos residentes en pueblos de menos de 5.000 habitantes no tienen acceso ni a un cajero ni a una oficina bancaria, según un estudio publicado este miércoles por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). La situación es mucho más grave en comunidades vecinas, como Castilla y León, donde casi cuatro de cada diez se ven obligados a utilizar la banca electrónica o desplazarse a localidades vecinas para poder retirar dinero o hacer una simple transferencia. 

La red de oficinas bancarias languidece en las zonas rurales y eso se traduce en una mayor exclusión financiera, especialmente para la población de más de 65 años (el 20 % en España). Muchos de ellos deben desplazarse 10,6 kilómetros de media para poder realizar cualquier operación. Hasta uno de cada cinco a más de 15 kilómetros.

A la distancia se suman otros problemas como la falta de competencias digitales para poder operar desde el ordenador o el móvil. Un 17 % de los gallegos que viven en zonas poco pobladas no utiliza la banca electrónica por falta de conocimientos, un porcentaje que contrasta con el 11,6 % de los catalanes o el 23,6 % de los castellano-manchegos. Ante la imposibilidad de operar, la mitad de los españoles residentes en poblaciones de menos de 5.000 habitantes han tenido que solicitar ayuda a familiares. 

La OCU calcula que 1,4 millones de personas en España se encuentran en un grave riesgo de exclusión financiera. Los habitantes de los pueblos pequeños son «claramente» más reacios al uso de tarjetas, a la utilización de internet para realizar operaciones y a las compras online, «donde la edad es el factor determinante». El 40 % de los mayores reconoce que la falta de conocimiento o destrezas es el principal motivo por el que no las usa, a lo que le sigue, a distancia, la falta de confianza en la seguridad.

Soy mayor, no idiota

Algunas entidades no solo han reducido a la mínima expresión su presencia en las zonas menos pobladas, también han empezado a aplicar comisiones por hacer operaciones en ventanilla. La indignación llevó a Carlos San Juan, médico jubilado de casi 80 años, a iniciar una campaña de recogida de firmas en Change.org (Soy mayor, no idiota) para exigir un trato más humano a los bancos. Ha logrado superar las 554.000 firmas.

«He llegado a sentirme humillado al pedir ayuda en un banco»

San Juan denuncia los obstáculos con los que se encuentra la gente mayor para poder operar. Al cierre de oficinas se suma la complejidad de utilizar cajeros. Muchos se averían y no tienen ayuda para resolver dudas. Hay gestiones que ya solo se pueden hacer de forma digital y se queja de la dificultad de utilizar las aplicaciones en el móvil. «Muchos mayores están solos y no tienen nadie que les ayude, y otros muchos, como yo, queremos poder seguir siendo lo más independientes posibles también a nuestra edad», subrayó en la petición, en la que reconoce que «he llegado a sentirme humillado al pedir ayuda en un banco y que me hablaran como si fuera idiota por no saber completar una operación. Las personas mayores existimos, somos muchas y queremos que nos traten con dignidad».

El Ministerio de Economía le ha dado a la patronal bancaria el plazo de un mes para proponer soluciones a la exclusión financiera de gente mayor y residentes en zonas despobladas.

Recomendaciones

La OCU ha incluido en si estudio una serie de recomendaciones para evitar la exclusión financiera en España, como garantizar el acceso a los servicios bancarios esenciales con una infraestructura física viable. «Es necesario que determinados servicios, como el acceso al efectivo tenga la consideración de servicio universal para garantizar el acceso a la población, como ocurre en otros servicios (telecomunicaciones o postales)», destaca el documento.

También aboga por el desarrollo de tecnologías inclusivas que permitan realizar operaciones en cajeros automáticos de manera similar a la de oficinas, como la identificación biométrica, las videollamadas o los comandos de voz, por ejemplo.

Asimismo, defiende mejorar la protección y seguridad de los mayores con una normativa específica y la creación en dependencias públicas de entornos seguros para la realización de operaciones bancarias. A ello se suma la necesidad de implementar programas de alfabetización digital y financiera.

Galicia perdió casi el 15% de las oficinas bancarias en un año y el 38% desde el 2015

ana balseiro

Una campaña online de recogida de firmas, con el elocuente título de Soy mayor, no idiota, promovida hace unos días por un jubilado valenciano, ha devuelto al debate público —y también a la agenda política— un problema, el de la exclusión financiera, que afecta desde hace años a la población más vulnerable: la de mayor edad y la que vive en las zonas rurales. Y es que desde la pasada crisis financiera, empujados a la concentración bancaria para reducir costes y mantener a flote unos márgenes asfixiados por los tipos ultrabajos, los bancos no han dejado de reducir personal y cerrar oficinas.

Seguir leyendo