Colectivos vulnerables y descentralización
El informe no obvia los riesgos que toda transición -como en este caso hacia un modelo energético verde y sostenible- conlleva. Así, señala como colectivos más afectados a los trabajadores con bajos niveles formativos y de competencias, los trabajadores de tecnologías obsoletas dentro de la Agenda Verde 2050, por ejemplo, centrales térmicas de carbón o petróleo, y los trabajadores de la industria energética afectados por la deslocalización de procesos y con limitaciones para la movilidad geográfica.
El grupo más más vulnerable es el de las personas con un muy bajo nivel formativo, seguido de las personas con reducidas competencias numéricas o en áreas STEM y, dentro de ellas, la población activa de mayor edad y las mujeres.
Igualmente, identifica la dependencia económica de algunas localidades de sus instalaciones energéticas, que se están desmantelando como consecuencia de la Agenda Verde 2050. Por ello, destaca que «la transición energética puede suponer una oportunidad para cerrar la brecha con la España rural, dada la naturaleza descentralizada de buena parte de las nuevas tecnologías energéticas».
Para tratar de reducir el impacto en estos colectivos, la capacidad de ampliación y renovación de las competencias y la movilidad geográfica son dos de los principios de actuación que se pueden implementar, según el informe. «Las propias empresas energéticas suelen contar con planes de formación propios para suavizar la transición energética y son conscientes de la existencia de colectivos vulnerables», explica Costa.