En todo caso, fuentes cercanas al grupo luso aseguran que el proyecto, tal y como está planteado, es viable con o sin las ayudas de los Next Generation, y que su ejecución no dependerá de la adjudicación de fondos europeos, aunque confían en que tarde o temprano llegarán. Su confianza en el éxito se basa en la tecnología industrial que conlleva el proyecto. «Los procesos de extracción son cada vez más sostenibles, por lo que son una alternativa más limpia a otras fibras sintéticas derivadas del petróleo y también al algodón», explican los impulsores.
El mercado de este tipo de tejidos ya está alcanzando un volumen considerable: se producen 5,6 millones de toneladas de fibra de viscosa discontinua al año, concentrándose el 62 % del mercado global en Asia, fundamentalmente en China y la India.
El podio de los grandes consumidores de fibra celulósica sostenible lo ocupan C&A, Inditex y H&M. El gigante gallego, además, es el mayor consumidor de lyocell, junto con H&M y Marks&Spencer. Entre los mayores proveedores se encuentran la austríaca Lenzing y la india Birla Cellulose, aunque la mayoría de los productores están en China.