La clase media en España se desvanece y las desigualdades se cronifican

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

Expertos avalan subir los impuestos a la riqueza por su elevada concentración

13 ene 2022 . Actualizado a las 08:45 h.

El ascensor social en España se ha averiado. Ya no sube. Solo baja. Eso sí, muchos españoles todavía no han percibido la caída y siguen inmersos en el sueño de pertenecer a la otrora poderosa clase media: «La gente pobre se sitúa más arriba y la rica más abajo de lo que realmente está», explica Olga Cantó, economista de la Universidad de Alcalá, coautora junto a Luis Ayala, del informe Radiografía de medio siglo de desigualdad en España. Si en su hogar conviven dos adultos y dos niños y entran al mes en casa entre 2.000 y 2.300 euros mensuales, forman parte de la esquilmada clase media-baja española, que sangra desde la última crisis financiera: «Entre el 2010 y el 2014 se sufrió un shock nunca visto en 40 años. Se deslizó una parte muy importante de la clase media-baja hacia la clase baja», asegura Cantó. Y desde entonces, no han sido capaces de volver a subir, con el riesgo que eso conlleva para el desarrollo económico del país y su estabilidad: «Está mal tener pocos ingresos, pero además perderlos genera enfado social», sostiene. El caso de España es paradigmático. No hay otro país donde la distancia entre los más ricos y los más pobres se haya agrandado más desde el 2008. Fue un golpe tan corrosivo que recortó la renta de la mitad de la población, algo nunca visto.

A consecuencia de ello, hoy el 32 % de la población española forma parte del grupo de rentas bajas, frente al 58,5 % de rentas medias y el 9,5 % de rentas altas. El país es el sexto más desigual de la Unión Europea, según Eurostat. Y esto se debe a que, a diferencia de países como Francia o Dinamarca, hay un mayor porcentaje de gente empobrecida. Muchos hogares modestos, que son los que funcionan como instrumento de cohesión social, han caído de escalafón. «De los países de mayor renta, solo en Estados Unidos las rentas medias tienen un peso inferior», indica el informe.

Este desequilibrio puede ser un problema porque, como indica Cantó «las clases medias son las que sustentan el Estado del bienestar» con sus impuestos. Las señales son preocupantes: «Desde el 2010, la pobreza se ha vuelto más crónica. En los últimos 15 años se ha duplicado el porcentaje de niños en hogares sin empleo», reza el documento. Y eso que todavía está por cuantificar el impacto de la pandemia, aunque la Comisión Europea sitúa a España como el país de la Unión donde más habría aumentado la desigualdad.

Redistribución ineficaz

¿Por qué es tan difícil volver a ascender? Hay varias razones. La primera tiene que ver con el sistema predistributivo, que es ineficiente. «Tenemos un sistema educativo cada vez más segregado por origen social, en lugar de tener un sistema donde los niños de origen social bajo puedan mezclarse con clases medias y altas», recuerda Cantó. No es ninguna trivialidad porque esa formación determinará qué tipo de trabajo y qué renta tendrán en el futuro. Si la pobreza se hereda y se perpetúa, por la dificultad de salir del círculo de bajos recursos, será difícil ampliar las bases contributivas del país para sostener los servicios públicos. Su progresivo adelgazamiento irá de nuevo en detrimento de las rentas más bajas. Con un 27 % de los menores de edad en riesgo de pobreza, España está en el vagón de cabeza de la desigualdad y la falta de oportunidades.

Otra de las razones que explican la avería del ascensor social tiene que ver con el modelo fiscal. En los ochenta se avanzó mucho en la redistribución de la riqueza, pero el ritmo cesó entre los 90 y el 2005. Ahora tenemos un sistema de prestaciones deficiente, en comparación con los vecinos europeos, y una presión fiscal menor sobre las rentas más altas. Por eso Cantó avala subir impuestos a la riqueza: «La madre del cordero en los próximos 20 años será la desigualdad de la riqueza porque la acumulación está empezando a ser muy importante entre las clases más altas y eso se va a transmitir a las siguientes generaciones [...] Las desigualdades de riqueza y la posesión de viviendas marcarán el futuro de las desigualdades en España», anticipa.

El modelo productivo contribuye al empobrecimiento

La segregación educativa reduce las oportunidades de ascenso social y condena a muchos españoles a percibir rentas más bajas en el futuro, al terminar la formación. Eso se nota cuando acceden al mercado laboral, a puestos de baja remuneración y en sectores donde se demanda menos cualificación.

De hecho, el informe apunta a que el propio modelo productivo de España, que depende en mayor medida de actividades como el turismo y la hostelería, contribuye a la desigualdad de rentas. «Las características de las ocupaciones y de nuestro mercado de trabajo tienden a generar empleos de bajo salario», con una alta incidencia de la temporalidad y las jornadas a tiempo parcial. Las rentas más altas se asocian a sectores menos estacionales, más tecnologizados y más resistentes a los cambios cíclicos en la economía. De hecho, la pandemia ha impactado más en la renta de los hogares más humildes, expuestos a sectores donde la presencialidad es clave. «Los efectos que cabe esperar de la pandemia son un aumento de la desigualdad y de la pobreza severa, especialmente en los hogares con menores [...] Si esta dinámica no se revierte, la pobreza en España, recurrente pero transitoria, corre el riesgo de cronificarse», alertan.