Reyes Maroto: «Hay que trabajar la parte anímica, pasar de la Galicia de la frustración a la Galicia de las oportunidades»

F. Fernández LA VOZ

ECONOMÍA

xoan a. soler

La ministra de Industria resalta que las fábricas tienen que reinventarse y alinearse con la transición energética

02 ene 2022 . Actualizado a las 10:52 h.

Reyes Maroto (Medina del Campo, 1973) estuvo el jueves en Santiago para presidir la primera reunión de la comisión de seguimiento que velará por el cumplimiento del acuerdo entre Alcoa y el comité de empresa del complejo industrial de San Cibrao. El pacto compromete a la multinacional a preservar el empleo en la última fábrica de aluminio de España durante al menos cuatro años, aunque parará la producción hasta el 2024.

-Antes de abordar ese acuerdo, las fábricas de aluminio de A Coruña y Avilés, vendidas por Alcoa en el 2019, están a punto de cerrar. ¿Considera que la solución final que se adoptó para esas plantas fue un fracaso? ¿O cómo la calificaría?

-La solución que se buscó fue una venta, se analizaron ofertas de una manera rigurosa en una comisión en la que estaban el Gobierno de España, la Xunta, los comités de las dos plantas y Alcoa, pero la decisión final fue de Alcoa, por eso yo siempre responsabilizo a Alcoa de la situación en la que estamos. Evidentemente no hemos conseguido el objetivo que perseguíamos, que era darle un futuro a las fábricas, ahora Alu Ibérica. Alcoa podía haber elegido mejor, había alternativas, pero decidió vendérselas al fondo de inversión Parter, que no creo que fuera el problema, lo fue el grupo Riesgo (que se hizo después con los activos); de hecho, el error que cometió Alcoa fue cerrar un acuerdo con el grupo Riesgo, porque teníamos indicios del carácter delictivo de las personas que estaban detrás y así se lo trasladamos a Alcoa, a la Xunta y al comité. La Justicia pondrá a cada uno en su sitio, como lo ha hecho ya con el ERE para San Cibrao. Seguimos trabajando con el comité de empresa y el administrador concursal para identificar posibles compradores. En eso estamos, pero somos prudentes porque es el administrador concursal el que está analizando todas las posibles ofertas que se puedan presentar. Lamentamos que se haya cerrado tan mal esa solución en la que todos confiábamos, aunque hubo otros casos, como la planta de Villadangos del Páramo (León), que Vestas cerró, pero conseguimos un inversor solvente. Y hoy es una fábrica que está generando muchos puestos de trabajo.

-¿Qué garantías hay de que la solución para San Cibrao no acabará igual de mal?

-Alcoa se equivocó con la solución para A Coruña y Avilés, por eso en la comisión que acabamos de constituir para vigilar el acuerdo para garantizar el futuro de San Cibrao todos, de forma unánime, le hemos trasladado a Alcoa la falta de confianza que tenemos y que necesitamos que día a día esa confianza se restituya. Es fundamental para el buen fin del proceso que los compromisos que hoy son un papel se conviertan en realidades. Después de un año y medio de un conflicto judicializado, Alcoa podía haber hecho mejor las cosas y nos ha llevado casi al límite en un proceso en el que la solución no es la que nos hubiera gustado. El apagado de las cubas, para el Gobierno de España, como lo es también para los trabajadores y para la Xunta, es muy doloroso. El eslogan de los trabajadores «Las cubas no se paran» nos ha motivado a trabajar por ese futuro. Hoy hemos garantizado los puestos de trabajo, pero no hemos conseguido que esas cubas se mantengan abiertas, pero tenemos que conseguir que reabran en el mínimo tiempo posible, que se den las garantías de inversión en la planta (103 millones de dólares) y que poco a poco se vaya restituyendo la confianza, también de los trabajadores con las Administraciones. Somos conscientes de las críticas y de la soledad que sienten a veces.

-¿Por qué este proceso va a ser diferente al anterior?

-Alcoa es una multinacional que cotiza en bolsa y la parte reputacional es muy importante. De hecho, en mi último viaje a Estados Unidos, uno de los temas que traté con mi homóloga de Comercio fue el problema que estaba generando Alcoa en España y lo elevé a nivel político porque era necesario que Estados Unidos supiese cuál era el daño que Alcoa estaba infligiendo a la sociedad española. Y eso para una empresa es fundamental, el hecho de que cotice en bolsa hace que todas las decisiones que tome, tanto las de cierre, como la construcción de nuevas fábricas o la expansión de su modelo de negocio, sean importantes. Además, es un grupo solvente, que tiene beneficios. Esto nos da tranquilidad, como también que hayamos conseguido que se constituya un depósito con los 103 millones de dólares que se van a invertir en la planta y, por lo tanto, va a haber una tutela por parte de los trabajadores y del comité de seguimiento para que ese dinero se invierta. Esa es una garantía que pidieron los trabajadores que respaldamos y que nos va a dar tranquilidad.

-Así que garantiza que se va a volver a fabricar aluminio primario en España.

-Se va a volver a fabricar porque ese es el compromiso que todos hemos asumido. Si conseguimos que Alcoa cierre contratos de provisión de energía a precios competitivos, si las inversiones las conseguimos desarrollar antes, estaremos en condiciones de reabrir antes del 2024.

-¿Hubiera preferido que la planta se vendiese a que continuase en manos de Alcoa?

-Se planteó una venta en agosto del 2020, de hecho, hubo una posibilidad de triangulación por parte de la SEPI que Alcoa rechazó. No quería vender a un competidor. Hemos tenido ofertas de empresas solventes, no estoy hablando de fondos de inversión, que claramente no eran nuestra opción después de lo ocurrido con Alu Ibérica. Ahora tenemos una solución de continuidad de una empresa que sabe hacer aluminio, que sabe gestionar una planta de aluminio y que apuesta por el futuro de San Cibrao.

-¿Nunca desconfiaron de Parter?

-El ejercicio que hicimos en la comisión de seguimiento para la venta de las plantas de A Coruña y Avilés fue más de tutela, no analizábamos las ofertas, no llegamos a ese detalle. El problema podría haber sido Parter, pero fue la reventa al grupo Riesgo la que desencadenó la situación actual.

-Alcoa y el resto de industrias con un elevado consumo de electricidad viven ahogadas por los precios energéticos y denuncian que las ayudas incluidas en el estatuto del consumidor electrointensivo son insuficientes. ¿Va a haber más?

-El hecho de contar con un estatuto del consumidor electrointensivo, que impulsé al poco de llegar al ministerio, ya es positivo porque da certeza. Pero estamos de acuerdo en que es insuficiente, pero pasa por la Comisión Europea, que redujo la ambición que teníamos. Pero lo vamos a complementar con otros instrumentos, como el fondo a la inversión productiva, el fondo que garantiza avales públicos para cerrar contratos bilaterales a largo plazo (PPA) con los proveedores energéticos y con el plan de recuperación. En estos momentos, la industria electrointensiva puede tener una oportunidad para reinventarse. Su problema es el precio de la electricidad, efectivamente, y la solución es preventiva, vía compensaciones. Nosotros estamos proponiendo ahora mantener y reforzar esas medidas compensatorias, pero alinear a la industria con lo que ya es una realidad, que es la modernización productiva y la eficiencia energética. Por lo tanto, todo el despliegue de fondos europeos que estamos haciendo —hemos presentado un PERTE de renovables y de hidrógeno verde— puede ser una oportunidad. Estoy pensando en Galicia, pero también en Asturias, donde estamos trabajando con Arcelor para sustituir uno de los hornos por hidrógeno renovable. Y queremos trabajar en Galicia para una reconversión, pero en positivo, tenemos que alinearnos con objetivos que son la senda del futuro: la descarbonización, la digitalización... Tenemos una oportunidad a raíz de un problema, que es la alta dependencia que tiene nuestra industria del precio de la luz. Hay que buscar alternativas y en estos momentos se dan las condiciones porque estamos desplegando 70.000 millones en subvenciones; el 40 % de ellas refuerzan el componente verde y desde luego estamos haciendo un esfuerzo para que esos fondos lleguen a la industria y se empiecen a ver resultados. En Galicia van a ser muy tangibles con el PERTE ligado al vehículo eléctrico y conectado, con un clúster vinculado al fabricante Stellantis. Vamos a presentar también en pocas semanas un PERTE de modernización del sector naval. Cuando vengo a Galicia vengo a cambiar esa actitud, que lo que hoy vemos como un problema se puede convertir en una oportunidad. También le pido a la Xunta que trabajemos juntos, que dejemos la confrontación. En Galicia tenemos que trabajar mucho la parte anímica, tenemos que pasar de la Galicia de la frustración a la Galicia de las oportunidades. Galicia ha recibido ya más de 700 millones en fondos europeos, esperamos que las convocatorias que tiene que sacar la Xunta se desarrollen pronto para que esos fondos puedan llegar lo antes posible.

-Pero esa transición que dice que debe acometer la industria, ¿no será a cambio de un precio demasiado alto con cierres de empresas, despidos..?

-Es que, ¿cuál es la alternativa? Lo veo con el sector de la automoción. Si no hacíamos nada, en pocos años nuestras fábricas iban a cerrar porque el resto del mundo se estaba especializando en modelos limpios, mientras nosotros seguíamos siendo líderes en modelos de combustión. Había que tomar una decisión y esto tenemos que hacerlo en el largo plazo. Las transiciones ordenadas son las que nos dan los mejores resultados. Hay que ser valientes. Yo creo que sobre la base que tenemos hay que construir estos cambios y si lo hacemos con una agenda ordenada en el tiempo la capacidad de éxito es mucho mejor que si tomamos medidas inconexas o desordenadas. Desde luego, soy optimista. Muy pronto vamos a empezar a ver cómo llegan esos fondos a nuestras ciudades y nuestros pueblos y en lugar de destrucción empleo habrá una transformación de muchos empleos que se van a quedar obsoletos por la generación de otros nuevos, y para eso es fundamental la formación en el ámbito de la digitalización y la tecnología.

-Lo que pasa es que el sector reclama medidas inmediatas para no tener que parar producción o cerrar por los elevados costes eléctricos. ¿Hay algún plan para evitar esos apagones?

-Ya hemos tomado medidas que están llegando al consumidor. Para la industria hemos reforzado las medidas para llegar al máximo en las compensaciones por el CO2, y, además, en el 2022 vamos a adelantarlas para que las cobren antes, pero la solución es que accedan a PPA, a contratos para que puedan blindarse a un precio eléctrico competitivo y para eso creamos un fondo de garantías para que la gran industria, que es la que está sufriendo en mayor medida el alza de los precios, pueda compensarlo con un contrato estable. También están las subastas de renovables, la última se adjudicó a un precio de 30 euros el megavatio hora.

-¿Cuántos PPA avalados por ese fondo de garantías se han suscrito?

-Estamos viendo cuáles son las necesidades de empresas muy concretas con las que estamos trabajando tanto la vicepresidenta Ribera como yo. Estamos generando esa confianza para que el proveedor energético cierre estos contratos. Es una herramienta muy útil que ha funcionado en otros mercados, de hecho, hemos copiado del modelo de Noruega, donde tenían el mismo problema. Es un fondo que funciona muy bien para la cobertura del riesgo de la volatilidad de los precios energéticos.

-¿Hay resistencia por parte de las eléctricas para firmar esos contratos a largo plazo?

-No está habiendo resistencia, pero quizá el momento hace que sea más complicado llegar al precio idóneo que necesita la industria.

-¿Cuánto durará esta escalada de precios energéticos?

-La previsión que tenemos es que al menos durante los próximos seis meses haya tensiones, tanto al alza como a la baja, dependiendo de la geopolítica. Por eso prolongamos las rebajas fiscales de la factura y seguiremos exigiendo a la Comisión Europea que actúe porque este no es un problema de España, es de toda Europa: perdemos competitividad cuando el precio de la luz sube.

-Vestas ha consumado el cierre de la fábrica de Viveiro, ¿se están buscando alternativas?

-Se ha firmado el despido colectivo, algo que siempre rechazamos. Siempre le dijimos a Vestas que no había que poner plazo al cierre de esa planta, que necesitábamos tiempo para buscar un inversor y hay que trabajar en esa línea porque todo el desarrollo de renovables que va a haber en Galicia y en España puede hacer que tenga sentido una reconversión de la planta, que se ha quedado obsoleta, hay que orientarla hacia productos que se están demandando. Lamento que no nos haya dado más tiempo, pero seguimos trabajando en la búsqueda de un comprador. Vestas nunca se han negado a vender, al contrario que Alcoa.

-¿Qué plazos manejan para la convocatoria del PERTE del coche eléctrico?

-Esperamos sacar la convocatoria en enero o febrero, estamos trabajando a contrarreloj para ello, son procesos complejos. Si vamos con cierto retraso es porque la orden con las bases de la convocatoria ha necesitado una autorización por parte de la Comisión Europea. Pero ya estamos trabajando con los fabricantes, como Stellantis, los proyectos que quieren desarrollar. Hay muchos y eso nos anima a pensar que este PERTE va a ser transformador porque va a ser tractor de toda la parte de componentes, pero también de la tecnológica y la energética. Nunca antes habíamos abordado un proyecto de cadena de valor tan importante.

-Y el PERTE del naval, ¿cuántos fondos va a movilizar?

-No quiero dar mucho detalle, pero es un proyecto muy ambicioso en el que llevamos trabajando con Pymar, Navantia y Siemens, con los que ya definimos la agenda sectorial de la industria naval, que presentamos en el 2019. De esa agenda viene la necesidad de reforzar un proyecto específico para el sector y el hecho de que sea un PERTE nos da garantía de proyecto país, que yo creo que es la primera vez que la industria naval está considerada como tractora del país, puesto que su localización está muy concentrada en determinadas comunidades autónomas. El efecto tractor que va a tener va a ser impresionante, estamos centrándonos tanto en la tecnología, donde la industria naval española es líder; y en la diversificación, y ahí tenemos una oportunidad que es la eólica marina. Acabamos de aprobar una hoja de ruta de la eólica marina, con lo que cerramos un círculo apostando por la eólica marina tanto desde la parte de eficiencia energética, de transición, como la industrial. De hecho, el segundo objetivo de la hoja de ruta es desarrollar capacidades industriales que nos permitan ser líderes. Y hablo de Iberdrola porque es la que más está impulsando en el mundo esta nueva tecnología. Tenemos que reforzar la carga de trabajo de nuestros astilleros, hay muchas horas del año en que tienen poca carga de trabajo y lo que queremos es la diversificación, es decir, poder conectar a clústeres de distintas comunidades autónomas de forma que podamos distribuir carga de trabajo y horas en función de las partes del buque que se hagan en distintos astilleros.

-Galicia tiene otro problema industrial: Ence. ¿Qué va a pasar?

-Era un tema que estaba llevando Transición Ecológica, pero Feijoo me pidió que me implicara. Ya lo estaba, pero no con la intensidad que tengo en otros problemas. Tengo que alinear el interés industrial con el interés medioambiental, y trabajaré con Transición para una solución definitiva. La industria se tiene que alinear en la lucha contra el cambio climático, esa es la política de este Gobierno.