Nissan pone fin a la producción de coches en la Zona Franca de Barcelona después de 42 años

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Marta Perez

Quedan unos 1.400 trabajadores de la empresa por recolocar de los 2.500 que se han visto afectados por el cierre de la multinacional

16 dic 2021 . Actualizado a las 19:13 h.

La automoción catalana ha encajado el golpe más duro jamás sufrido por el sector en España. El desmantelamiento de una fábrica de coches es siempre un drama que golpea duramente el empleo del constructor y de toda la red de proveedores. Después de 42 años de actividad, este jueves Nissan fabricó su último vehículo en Barcelona, a dos semanas de abandonar definitivamente las instalaciones de la Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca, dejando un saldo de centenares de puestos de trabajo destruidos.

Y es que, descontadas las jubilaciones y las personas que han decidido dejar la empresa con una indemnización de 60 días por año trabajado, quedarían por recolocar unos 1.400 trabajadores de Nissan de los 2.500 que se han visto afectados por el cierre de la multinacional japonesa, que llegó a emplear a más de 5.000 personas hace un par de décadas.

Pero ya no hay remedio, año y medio después del anuncio de su partida, allá por mayo del 2020, y sin un plan industrial que la releve definido, la marca nipona ensambló este jueves la última unidad de la pick up Navara en la Zona Franca. El otro modelo que se producía, la furgoneta eléctrica e-NV200, ya había cesado su fabricación el pasado 9 de diciembre.

Cuando Nissan anunció su marcha, en la Zona Franca solo se fabricaban tres modelos, la furgoneta eléctrica eNV200 y las pick up Nissan Navara y Renault Alaskan. La producción hacía años que iba en caída libre. En los últimos años perdió modelos como el compacto Pulsar, sin que la fábrica recibiera la asignación de nuevos coches, lo que llevó a la planta a trabajar a un 20 % de su capacidad, pese a que podía fabricar hasta 200.000 unidades anuales.

El futuro ahora es incierto. La gran alternativa industrial que se había puesto sobre la mesa para garantizar el futuro del empleo y las instalaciones, la de la china GWM, se cayó esta semana definitivamente tras no cuadrar con las necesidades de la compañía asiática.

La solución que ahora parece encauzarse es la de un hub de descarbonización que encabeza QEV, que se quedaría parte de las instalaciones de la Zona Franca mientras que otra parte se destinaría a actividad logística, como la propuesta de la empresa australiana Goodman. En principio, las motos del fabricante Silence se ubicarían en la planta de Montcada.