El traslado de los bidones del Cason escribió una página negra en la historia de España
Darío Amor trasladó los bidones tóxicos del Cason. Dice que esa orden fue una locura.
—Sí, los llevamos a Róterdam. Yo tenía un barco que iba para repararse en Ferrol. Paró hacia el fin de semana para entrar a principios de semana en astillero. Pero a las diez de la noche me llamó Abel Caballero, que era ministro de Transportes. «Oye, hay que sacar esto», me dijo. Con el delegado del Gobierno, García Sabell, organizamos toda la operativa, trajeron los tripulantes y al otro día cargamos en San Cibrao los bidones. Eso forma parte de la historia. Pero es una página negra de la historia de España. Porque lo que se hizo con los bidones del Cason fue un desaguisado de tal tamaño que solo lo podía hacer un incompetente. Y el director general de la Marina Mercante de ese momento era un auténtico incompetente. Cualquier profesional sabía que esos bidones tenían reacción en contacto con el agua, pero no hacían nada, no corrían peligro. Hernández Cochón, conselleiro de Sanidade, me dijo: «Eso es un matasuegras», para asustar.
—Entonces...
—Se llevaron los bidones a Cee; se trajeron en peregrinación por toda la Costa da Morte; se quisieron dejar en Parga y el ejército no lo permitió. Llegaron a San Cibrao, cerraron Alúmina. Aquello costó 10.000 o 12.000 millones de pesetas (hablo de memoria), y cuando llegamos a Róterdam a la descarga nadie le daba importancia. Había millones y millones de bidones en el puerto. Trasladar aquello fue una ruina para Alúmina, para el Estado... Y me atrevería decir que fue una vergüenza nacional.
—¿Cómo tiene resuelta la sucesión?
—Está planteada desde hace tiempo. Tenemos un consejero delegado, que es sobrino y ahijado, Vicente Barrero Amor, que sería el que me sustituiría a mí si me pasase algo. Está mi hija Paula, y luego tenemos un equipo de apoderados con una media de cincuenta años, gente muy capacitada.
—¡Usted a las 11.30 de la mañana fumándose un purazo!
—Sí, a las 9.30 lo fumo. Yo desayuno a las 8.30, leo los periódicos y en ese momento enciendo un puro.
Darío Amor tiene de aficiones la familia, el cine y el fútbol. Es del Deportivo desde hace más de 60 años. Dice que no soporta la mentira y la prepotencia.