Los hogares españoles se decantan por las tarifas fijas de la luz en plena crisis de precios

J. M. C. MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Martina Miser

Las organizaciones de consumidores advierten de la necesidad de analizar minuciosamente cualquier oferta que reciban los usuarios

09 dic 2021 . Actualizado a las 09:50 h.

La revolución de precios eléctricos que han soportado los hogares españoles prácticamente desde la pasada primavera ha acelerado el traspaso de contratos que ya se venía haciendo desde el mercado regulado (el de la tarifa PVPC, con precios distintos cada hora en función del mercado mayorista) al libre (los contratos con precios fijos).

Las eléctricas que comercializan algunas de las más de 200 tarifas libres que están en vigor no solo pescan clientes que se dan de baja del mercado regulado. También acaparan la mayor parte de las nuevas altas. Así lo indican los últimos datos actualizados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), cuyas estadísticas muestran cómo el alza de precios, que comenzó en abril, aceleró el traspaso de contratos de una modalidad a otra.

En concreto, en mayo —último registro disponible en la CNMC— había 10,5 millones de contratos con tarifa regulada. A principios del 2020, antes de la pandemia, eran 10,7 millones los hogares acogidos a esta modalidad. Es decir, unos 240.000 más. Y la tendencia apunta a que el goteo de usuarios que han ido dejando de lado el PVPC (precio voluntario para el pequeño consumidor) ha ido a más.

Con esa tarifa regulada, el precio de la energía fluctúa de acuerdo a cómo lo hace el mercado mayorista diario, que tantos sustos lleva dando desde hace siete meses. Al estar vinculado a ese pool, el PVPC se ha incrementado notablemente estos últimos meses, llegando a pagarse el kilovatio hora (kWh) a más de 30 céntimos durante buena parte del día la mayoría de jornadas (salvo festivos y fines de semana). Muy por encima de la media del primer semestre, que fue de 23 céntimos/kWh, según Eurostat.

Esas alzas han provocado un goteo de cambios de contrato que se han dado de baja en el mercado regulado para trasladarse al libre. El movimiento es completamente gratuito para los hogares. Cuando la luz comenzó a subir de forma desorbitada en verano, las compañías comenzaron a ofrecer tarifas estables a los consumidores para que esquivaran esa volatilidad. De hecho, Endesa lanzó una tarifa con un precio base de 58 euros/MWh que se mantendrá fija y sin variaciones durante dos años. En el caso de Naturgy, puso en marcha una tarifa liberalizada que asegura un precio de 60 euros/MWh durante dos años, tanto para antiguos como nuevos clientes. E Iberdrola ha optado por la personalización de las tarifas a clientes domésticos.

Sin embargo, desde las organizaciones de consumidores vienen advirtiendo en los últimos meses de la necesidad de analizar minuciosamente cualquier oferta que reciban los consumidores. Y es que, aunque pueden verse atraídos por fuertes descuentos iniciales, deben tener en cuenta aspectos como el precio que van a pagar por cada kilovatio consumido, las condiciones del contrato y, sobre todo, si existe un compromiso de permanencia.

A pesar de todos esos peros, son muchos los consumidores que prefieren pagar un precio fijo y estable, aunque pueda resultar más elevado, que seguir en un mercado regulado marcado por la incertidumbre y en el que hay que estar pendiente del reloj para decidir cuándo poner la lavadora o sacar la plancha.

Los datos de la CNMC son claros. A finales de mayo había 16,2 millones de hogares con tarifas libres contratadas, 340.000 más que antes de la pandemia. En ese trasvase han sido claves las acciones comerciales de las eléctricas, aunque, según el Panel de Hogares de Competencia, un 34 % de las familias no saben a estas alturas qué tarifa eléctrica tienen contratada ni si están en el mercado libre o en el regulado.