Salida a bolsa y digitalización
En la historia de Inditex hay dos puntos de inflexión que explican el éxito de la compañía. El primero, la salida a bolsa en mayo del 2001, capitaneada por un equipo directivo que entonces dirigía José María Castellano y que evidenció el reconocimiento de los inversores a un modelo de gestión desconocido hasta entonces en la industria textil. No solo es que las peticiones de títulos superaran en hasta 26 veces la oferta, o que la acción se disparase más de un 22 % en su primer día en el parqué, sino que desde entonces se ha revalorizado un 900 %. Los 2,94 euros que se pagaron el día que comenzaron a cotizar (que, en realidad, es una quinta parte de la acción original, pues en el 2014 se hizo un desdoblamiento que dividió cada título en cinco) se han multiplicado por diez, ya que este lunes, antes de conocerse la remodelación de la cúpula, dieron un último cambio en los 29,67.
Si la salida a bolsa supuso el salto de la empresa a una nueva dimensión, la digitalización ha cambiado para siempre su forma de operar en el mercado. De hecho, Zara llegó tarde al negocio online. La tienda virtual de la enseña principal del grupo se estrenó en el 2010, tres años más tarde que la de Zara Home y cuando sus principales competidores ya operaban por Internet. Pero, de nuevo, el grupo gallego, ya con Pablo Isla al frente, hizo una apuesta diferencial que le permitió afianzar su liderazgo mundial en el negocio de la moda. No se trataba de abrir una tienda online como quien abre un punto de venta en cualquier capital del mundo, sino de crear un nuevo ecosistema comercial que integrase el comercio electrónico con la tienda física, un modelo que ha ido perfeccionando en los últimos años y que le ha permitido aprovechar la ventaja competitiva que le otorga su extensa red de establecimientos. Tiendas que se emplean como un showroom donde el cliente puede tocar y probarse las prendas, reduciendo el riesgo de devolución, y como un punto para preparar y recoger los pedidos online, que fueron su red de resistencia en el año de la pandemia, en el que un tercio de la facturación llegó por Internet.