Nadia Calviño: «No pediré moderación salarial a los sindicatos. Ya conocen la situación»

Manu Álvarez, Adolfo Lorente COLPÌSA

ECONOMÍA

David Zorrakino

Al margen de las apariencias, la vicepresidenta económica asegura que el Gobierno «solo tiene una propuesta» de reforma laboral y apuesta por el pacto con la CEOE

21 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene muchas funciones en el gabinete de Pedro Sánchez. Es la vicepresidenta primera y responsable de coordinar y vigilar la política económica del Ejecutivo, lo que le lleva a presidir la comisión delegada del Gobierno. El sanedrín que cada semana discute y aprueba todas las medidas de índole económica que luego pasarán por el Consejo de Ministros. Es también la nota moderada del equipo de Pedro Sánchez y su sensatez es un factor que habitualmente tranquiliza a los sectores más liberales de España, porque no cabe duda de que actúa como freno ante el ímpetu del ala de extrema izquierda que representa Unidas Podemos. Es también el colchón de algodones encargado de absorber buena parte de las tensiones que se generan dentro del Gobierno, en esa difícil convivencia entre el PSOE y quienes han optado por hacer pública la más mínima discrepancia. Nadia Calviño huye de la tensión, es un frontón eludiendo la polémica y se esfuerza por presentar una versión positiva, relajada y amable de la coyuntura. Siempre utiliza el mismo requiebro para salir de cualquier atolladero: «Hay que mirar al futuro, no al pasado», insiste.

-La UE ha rebajado las estimaciones de crecimiento de España. Es una mala noticia.

-Estamos viendo revisiones intensas al alza y a la baja a lo largo de todo el año. Pero todos los organismos internacionales coinciden en que España será uno de los motores de la recuperación. El objetivo no es un rebote pasajero, sino una recuperación sólida. Las previsiones de la Comisión Europea apuntan a un crecimiento medio cercano al 5% de aquí al 2023. Eso es una recuperación intensa.

-Si las previsiones de la UE son certeras, España puede tener un problema añadido de déficit público.

-Las previsiones fiscales de la Comisión coinciden con las del Gobierno de España. Nuestra acción ha estado marcada por la prudencia y eso hace que en un escenario algo menos favorable estemos en línea para cumplir los objetivos de déficit y deuda en 2021 y por supuesto en 2022. Gracias a las medidas que hemos adoptado hemos conseguido reducir el impacto económico y social de la pandemia, proteger el tejido productivo y también el empleo. De ahí que tengamos una recuperación tan intensa del empleo y el dinamismo de la recaudación fiscal. Eso da confianza en el cumplimiento de nuestros objetivos fiscales, como confirma la propia Comisión.

-La inflación puede hacer que crezca la recaudación fiscal. Algo que viene bien a corto plazo pero deja heridas.

-Yo no diría que al Gobierno le viene bien la inflación. Al contrario, nos preocupa y estamos tratando de atajar las causas. No es un fenómeno español sino global, que está muy ligado al aumento de precios de la energía y a los cuellos de botella de los suministros. Todos los organismos consideran que es algo temporal y que se irá resolviendo a lo largo de 2022.

-¿Teme un otoño caliente? ¿Un aumento destacable de la conflictividad laboral como fruto de la exigencia de subidas salariales que compensen la inflación?

-Hemos comenzado el año con un 0% de inflación y llevamos unos cuantos meses con un alza de los precios muy fuerte. Somos un Gobierno sensible y vamos a tratar de encontrar soluciones.

-¿Recomendaría moderación a los sindicatos en sus reivindicaciones y que asuman que es una situación transitoria?

-Llevamos 21 meses muy duros, con una situación económica tremendamente delicada y que gracias al esfuerzo de todos, con un elevado impacto fiscal, hemos conseguido proteger una base sobre la que sustentar la recuperación. Todos tenemos que seguir siendo muy responsables para encarrilar bien la recuperación.

-Permítame que insista. ¿Pediría moderación a los sindicatos?

-No creo que tenga que pedirlo porque son conscientes de la situación en la que estamos. Seguro que seguirán comportándose con responsabilidad, dado que estamos en una incipiente recuperación y todos queremos que sea sostenida y sostenible.

-Más allá de las peleas internas del Gobierno y de si es derogación o reforma, ¿cómo va a ser la regulación laboral del futuro?

-Hemos trabajado mucho con los agentes sociales y va concretándose la hoja de ruta. Hay cuatro elementos fundamentales. Una reforma de la contratación para reducir la temporalidad; la regulación adecuada de las subcontratas para reducir la precariedad; el reequilibrio de la negociación colectiva y un nuevo mecanismo de flexibilidad interna de las empresas que estará inspirado en la experiencia positiva de los ERTE.

-Curiosamente, el principal actor en la temporalidad es la Administración pública, con el elevado número de contratos de trabajadores interinos.

-Por eso hemos adoptado ya medidas para reducir la temporalidad del sector público. Pero también hay una alta temporalidad en determinados ámbitos del sector privado, que ha conducido a contratos de muy corta duración que han generado una enorme inseguridad sobre todo en los jóvenes.

-Los empresarios han rechazado el aumento de las cotizaciones sociales. ¿Cree que esto anticipa dificultades en la negociación de la reforma laboral?

-Lamento que no se hayan sumado en este momento a una reforma que se orienta a reforzar el sistema público de pensiones a medio y largo plazo. Pero tengo plena confianza en el avance del diálogo social.

-Han advertido que lo denunciarán en Bruselas. ¿Su firma era imprescindible? - Nuestra voluntad es que exista acuerdo con todas las partes. Es lo mejor para tener una reforma eficaz que perdure en el tiempo.

-Si la CEOE no respaldó la reforma laboral de Mariano Rajoy y se supone que les favorecía, ¿por qué están ustedes tan convencidos de que va a apoyar la suya que, también se supone, les va a perjudicar? -Confío en la capacidad de los agentes sociales para llegar a acuerdos y es algo que se basa en la experiencia que hemos tenido durante estos meses. Hemos trabajado mucho con los representantes de los empresarios y los sindicatos para poder alcanzar un acuerdo antes de final de año. Saben que nos jugamos mucho. Tanto a sindicatos como patronal les interesa que tengamos un marco que dé seguridad jurídica y se adecúe a la fase económica en la que estamos.

-¿El mensaje del Gobierno es que sin acuerdo las consecuencias serán peores para los empresarios?

-Vamos a dejar que avance el diálogo para que se llegue a un acuerdo. Es nuestro objetivo.

-En la CEOE hay quien sostiene que la vicepresidenta Calviño ha perdido la batalla dentro del Gobierno y que la ha ganado Yolanda Díaz.

-No entro en ese tipo de especulaciones. Las propuestas relativas a la reforma laboral, como el resto de reformas, son del Gobierno.

-Se ha mostrado crítica con las rebajas fiscales de Madrid, pero en el conjunto de Europa no deja de ser una anécdota. ¿No cree que de haber «dumping» fiscal, el más importante se da en la tributación de las empresas en Irlanda, los «holdings» en Luxemburgo y Holanda o de las grandes fortunas en Portugal?

-Hay que actuar frente a esa estrategia de impuestos a la baja, sobre todo en el ámbito de Sociedades, porque tiene unos efectos destructores. Y no solo porque hay que tener un sistema fiscal justo, sino porque hay que poner en valor lo público y más aún después de la experiencia que acabamos de vivir con la pandemia. Es verdad que hay situaciones de ese tipo en Europa y que hay que trabajar sobre ello, pero también aquí, en España, tenemos que actuar con los mismos principios. Reducir impuestos conlleva la intención de rebajar el gasto público.

«Queda mucha legislatura; este país necesita más sosiego y menos crispación»

Nadia Calviño asegura que el Gobierno debe hablar con una sola voz y hace oídos sordos a las duras críticas que recibe de Podemos

No solo le toca hablar de economía, también de política. Y mucho. En julio, fue aupada por Pedro Sánchez a los altares de la vicepresidencia primera. Es el poder en la sombra, el ojito derecho de Bruselas, la poli mala para Unidas Podemos, su socio de Gobierno. Ni se inmuta. «No voy a contribuir a todo este ruido».

-Traspasado con éxito el Rubicón de las enmiendas a la totalidad, ¿dan los Presupuestos por aprobados?

-Estamos trabajando intensamente en el Congreso y espero que finalmente se aprueben, porque estos Presupuestos son fundamentales para seguir canalizando los fondos europeos.

-En cambio, crece el runrún sobre el adelanto electoral...

-El presidente del Gobierno ya ha dicho que su voluntad es agotar la legislatura y presentar Presupuestos con carácter anual. Y creo que es lo deseable. Después de un período tan duro, los ciudadanos necesitan estabilidad.

-Pero la legislatura expira a finales del 2023 o incluso podría llegar a inicios del 2024. ¿Realmente cree que este nivel de tensión, interno y externo, es soportable tanto tiempo?

-Veo una cierta desconexión entre el ruido que se percibe en el Congreso y en los medios y la realidad. Tenemos un Gobierno responsable y eficaz, con un liderazgo claro que nos ha permitido desplegar desde hace más de tres años una agenda de política económica coherente de responsabilidad fiscal, justicia social y reformas progresistas. Esta es la hoja de ruta que seguimos desde junio de 2018 y no va a cambiar.

-Habla del Congreso, de los medios, del ruido... Pero es que parte de ese ruido sale del Consejo de Ministros.

-Es absolutamente normal que dentro de un Gobierno haya distintos puntos de vista. Sucede en todos los países.

-¿Pero quién genera ese ruido?

-Lo que tengo claro es que yo no voy a contribuir a él.

-Se lo pregunto de otra forma. Cuando escucha a una portavoz de Unidas Podemos en el Congreso decir que a usted no le pueden dejar liderar la reforma de la reforma laboral porque es «como poner al lobo a cuidar de las ovejas», ¿qué siente?

-Trato de dar la menor importancia a toda esta crispación y ruido ambiente porque estoy muy centrada en tomar las mejores decisiones posibles para el conjunto de los ciudadanos. Estas controversias pasarán. Y lo importante es lo que quedará para las generaciones futuras y eso es el plan de recuperación, el proyecto de modernización que tenemos que abordar en un momento tan trascendental de nuestra historia.

-Desde un punto de vista de gestión, que el Gobierno, como sucedió con la reforma laboral, se vea obligado a anunciar un acuerdo para crear un mesa en la que el propio Gobierno negociará consigo mismo qué pactar con los agentes sociales no parece lo más eficaz...

-Estamos muy centrados en encauzar esta fase decisiva de la reforma laboral y de las pensiones. El Gobierno debe hablar con una sola voz y es normal que se articulen los mecanismos de coordinación para que sea así.

-¿Qué le pareció el acto de Valencia de las líderes de la izquierda a la izquierda del PSOE con su compañera, la vicepresidenta Yolanda Díaz, al frente?

-Solo puedo decir que total respeto por las iniciativas que quieran impulsar otros grupos políticos u otras personas...

-¿Estamos en precampaña? ¿Gobernar en solitario es una opción con los Presupuestos aprobados y los fondos europeos encarrilados?

-Nos queda mucha legislatura y estamos centrados en desplegar el plan de recuperación porque, además, es lo que España necesita. Después de unos meses tan duros de pandemia, lo que los españoles necesitan es tranquilidad, sosiego, y un Gobierno responsable que les dé perspectiva de futuro.

-Tienen el BOE en su poder y todas las encuestas, sin embargo, auguran una clara victoria del PP, ¿por qué?

-Queda mucho y no dedico mucha atención a las encuestas.

-Es verdad que la aritmética parlamentaria obliga, ¿pero usted se siente cómoda con ERC y EH Bildu como principales sostenes del Gobierno?

-Más importante que quién apoya es el qué, el contenido una determinada iniciativa. Y creo que el Gobierno está desarrollando una agenda reformista y progresista que mira al futuro y que representa las prioridades de la inmensa mayoría de la sociedad.

-¿Pero que Arnaldo Otegi defienda ante los suyos la necesidad de que ustedes sigan en el Gobierno varios años más para cambiar, por ejemplo, las leyes penitenciarias no le incomoda?

-Desde un punto de vista democrático, todos los grupos que están representados en el Parlamento pueden expresar libremente sus puntos de vista aunque no coincidan en absoluto ni con mi visión del país ni mi concepción del mundo.