Sindicatos y patronal rechazan la propuesta para los nuevos ERTE y obligan a reformularla

J. M. C. MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

FERNANDO ALVARADO

Los empresarios critican el «intervencionismo» y la parte social la inexistencia de un compromiso efectivo sobre el mantenimiento del empleo

10 nov 2021 . Actualizado a las 19:48 h.

Ni los representantes de la patronal ni los de los trabajadores están de acuerdo con el nuevo sistema de ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo) que les ha trasladado el Gobierno en el marco de la negociación de la reforma laboral. Tampoco este punto, el del mecanismo de protección del empleo en caso de crisis globales o de unas determinadas empresas, consigue el consenso para sacar adelante la derogación de la legislación laboral en vigor. Y ello a pesar de que la cuestión de los ERTE había logrado el apoyo unánime de todas las partes en las distintas prórrogas del mecanismo durante la pandemia.

Tanto sindicatos como empresarios expusieron ayer su oposición al diseño del que se denominará Mecanismo RED, tal y como indican fuentes de la negociación. «Todos hemos pedido al Gobierno que reconsidere su propuesta», apuntan. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, mostró ayer su rechazo y, sobre todo, su «sorpresa» tras constatar que el rediseño de este mecanismo llevaba el sello del Ministerio de Economía, dirigido por Nadia Calviño. «Está lleno de intervencionismo y no está dejando espacio a las empresas para lo que pide Europa, que es la flexiseguridad para los trabajadores y flexibilidad para que las empresas se puedan adaptar», indicó el líder de la patronal.

Aunque coinciden en el rechazo, los sindicatos lo hacen por motivos completamente opuestos, ya que abogan por una mayor presencia del Estado en este tipo de procesos de reestructuración. «No compartimos que se pretendan regular situaciones estructurales con mecanismos coyunturales», indicaron desde UGT. «Nos oponemos a cualquier intento de introducir, aunque sea tímidamente , la mochila austríaca» al entender que se abarata el despido. El sindicato insiste en que, según consta en las condiciones del documento que les entregó el Ejecutivo, «falta un compromiso claro de mantenimiento del empleo, como sí tiene la legislación de la pandemia, o que, una vez existente la garantía de empleo, se prioricen las medidas que eviten destrucción de puestos de trabajo».

Por su parte, desde CC.OO. indican que esa propuesta «genera muchas incertidumbres respecto a sus consecuencias en el modelo de relaciones laborales, y ante los requerimientos de aclaración sobre las numerosas propuestas lanzadas». Incluso defienden que, dadas las limitaciones del calendario para pactar una reforma, la cuestión de los ERTE quede apartada por ahora, para centrarse en abordar otros asuntos como la temporalidad o las condiciones de negociación de los convenios colectivos.

El sistema de ERTE planteado por el Gobierno se da así de bruces con el diálogo social. Pocas horas antes de la reunión de ayer, el Ejecutivo se desmarcaba con un rediseño completo del nuevo mecanismo de ajuste de plantilla. Proponía, entre otras cuestiones, que se financien con un fondo propio; que los afectados por estos procesos no consuman paro, pero que tampoco se les compute como tiempo cotizado el que pasen con el empleo regulado. Y, un cambio también sustancial, que los futuros ERTE deban ser autorizados por el Ejecutivo.

El nuevo mecanismo podría activarse en dos casos: por causas estructurales, cuando en un sector se produzcan cambios organizativos, técnicos o productivos estructurales, o se introduzcan métodos de trabajo y de producción novedosos que generen pérdidas de competitividad si se mantiene la plantilla; o por causas cíclicas, esto es, cuando haya una crisis económica.