Disparates inmobiliarios: pisos minúsculos a precios estratosféricos

paula avendaño / m. m. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Se alquilan habitaciones de nueve metros cuadrados por más de 500 euros

18 oct 2021 . Actualizado a las 11:52 h.

En Madrid, cerca de la famosa M-30 hay un piso en venta. Se trata de un inmueble «muy funcional» e «ideal para parejas», asegura el anuncio. Incluye salón-comedor, cocina y además, un aseo. ¿El precio? Apenas 81.400 euros. Toda una ganga si no fuese porque su superficie ni si quiera alcanza los 15 metros cuadrados. Y la cocina no es tal, en realidad se trata de un fregadero al que acompaña un pequeño hornillo. Tampoco hay muebles, pero sí una pared blanca con numerosas manchas. Pagar 5.800 euros el metro cuadrado no es un caso anecdótico. Ni mucho menos: realizando una búsqueda por los portales inmobiliarios aparecen decenas de ofertas como esta.

Este inmueble de apenas 14 metros cuadrados se vende por 81.000 euros.
Este inmueble de apenas 14 metros cuadrados se vende por 81.000 euros. Idealista

La mayoría están en Madrid. La capital es el destino habitual de muchos estudiantes gallegos que se enfrentan cada septiembre a la difícil tarea de encontrar piso. No lo tienen nada fácil. Unos 500 euros es lo que piden por una habitación de apenas nueve metros cuadrados, en un piso compartido con otras quince personas. «Perfecta, de uso individual, bastante amplia y silenciosa», es como la describe su anunciante. La vivienda cuenta con tres baños para compartir entre todos sus ocupantes. Y ni si quiera los 500 euros son suficientes para entrar a vivir. Habrá que aportar esa misma cifra multiplicada por tres (1.500 euros en total), en concepto de fianza y de gastos de administración.

Una habitación de nueve metros en una vivienda que se comparte con 15 personas.
Una habitación de nueve metros en una vivienda que se comparte con 15 personas. Idealista

Por el mismo precio hay más opciones. Por ejemplo, un «coqueto estudio-camarote». Sus 20 metros cuadrados están repartidos en dos alturas. Tanto es así que para acceder a la cama hay que subir unas pequeñas escaleras que descienden del techo, como si de un camarote de barco se tratase. Aquí también hay requisitos: es obligatorio tener un contrato indefinido, o bien, conseguir un aval frente a impagos.

El madrileño barrio de Salamanca se sitúa en el top tres de España de distritos con mayores rentas. Quizás por eso no es de extrañar que en una de sus calles se oferte un piso de 23 metros cuadrados por 800 euros mensuales. Tan pequeño es, que para subir a la buhardilla hay que hacerlo por la encimera de la cocina. Unos cinco escalones que suben pegados al fregadero.

En este piso de 20 metros hay que subir una pequeña escalera para acceder a la cama.
En este piso de 20 metros hay que subir una pequeña escalera para acceder a la cama. Idealista

Para encontrar anuncios como estos, no hay que irse tan lejos. Incluso en Galicia hay inmuebles de muy pequeñas dimensiones a precios relativamente altos. Por ejemplo, un estudio en el centro de Lugo que apenas llega a los 20 metros cuadrados de superficie, cuesta 420 euros al mes. Un habitáculo en el que caben un sofá y una mesa con dos sillas. La cama está oculta: desciende de uno de los armarios colocados en las paredes. Y el precio es desorbitado para el mercado inmobiliario de la ciudad: casi 19 euros el metro cuadrado, cuando la media local apenas supera los cinco.

A lo largo de la geografía gallega hay ofertas para todos los gustos. En Tomiño, un pueblo del sur de Galicia, se anuncia una «casa o chalé independiente» que está en venta. Bajo este nombre, no hay tal cosa, porque en este terreno de 500 metros tan solo hay una pequeña caseta de obra. Su precio: 30.000 euros. Eso sí, su propietario se esfuerza en que resulte una opción atractiva: «Puede servir de lugar de evasión para disfrutar de un entorno tranquilo en medio de la naturaleza», asegura.

La caseta de obra que se vende como chalet independiente en Tomiño, Pontevedra.
La caseta de obra que se vende como chalet independiente en Tomiño, Pontevedra. Idealista

¿Es legal vender como vivienda un inmueble de apenas 14 metros cuadrados?

Entre los muchos anuncios de este tipo, resalta el alquiler de un estudio en Barcelona, cuya superficie sobrepasa, por poco, los 15 metros. Aunque está dotado de cama, baño y una minúscula cocina, su propietario lo deja claro: «No dispone de cédula de habitabilidad». Se trata de un documento administrativo que ratifica que una vivienda reúne las condiciones básicas para ser habitada. No cualquier cosa puede convertirse en una casa a efectos legales. Y por supuesto, tampoco venderse como tal. De hecho, la cédula de habitabilidad es necesaria hasta para dar de alta los suministros de luz y agua. Sin embargo, su regulación es autonómica y en algunas comunidades su obligatoriedad se ha derogado. Es el caso de Madrid y Galicia, entre otras. Los inmuebles gallegos tan solo necesitan de una licencia de primera ocupación para efectuar su venta o alquiler. Y este documento se expide en el momento de construcción, por lo que puede haber viviendas que se hayan levantado en años en los que las normativas actuales todavía no estaban en vigor.

«Desde luego, en la actualidad construir pisos de veinte metros no está permitido», explica Juan José Yáñez, el secretario general de la Asociación Provincial de Promotores Inmobiliarios de A Coruña. En la comunidad gallega, las viviendas que se construyen se rigen por dos normas: el Código Técnico de Edificación, aprobado en el 2006, y las Normas de Hábitat, que datan del año 2010. En esta última se recoge que los pisos que solo cuenten con una estancia tienen que cumplir con una superficie útil mínima de al menos 38 metros cuadrados. Y no solo importa el tamaño. Juan José Yáñez recuerda que hay «requisitos de exigencia energética» que en los tiempos que corren son determinantes para que alguien se decante por comprar nueva vivienda.