El Gobierno deja margen en las cuentas para reforzar la bajada fiscal de la luz

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Zipi

Los ingresos tributarios previstos liberan un colchón de casi 6.000 millones

08 oct 2021 . Actualizado a las 18:35 h.

Con el precio de la luz disparado en el mercado mayorista y sin visos de remitir -el megavatio hora batirá este sábado su récord como el más caro de la historia-, el Gobierno ha dejado margen en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año próximo por si, como todo apunta, es preciso prorrogar -y reforzar- las rebajas fiscales para aliviar el coste de la energía a la ciudadanía. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró este viernes que las nuevas cuentas públicas, que llegarán al Congreso el próximo miércoles, cuentan con «holgura suficiente» para ello.

Aunque Montero confía en que suspender la parte fiscal de la factura de la luz no sea necesario (supone un coste de 2.000 millones de euros), lo cierto es que los Presupuestos estarían preparados para encajarlo, puesto que la estimación de crecimiento de los ingresos tributarios en el 2022 es inferior al incremento esperado del PIB nominal.

Normalmente ambos conceptos evolucionan de forma paralela, pero las cuentas que el Consejo de Ministros aprobó este jueves muestran una brecha de medio punto entre ellos. Así, mientras que se espera que la recaudación tributaria suba un 8,1 % en el ejercicio sobre la previsión de cierre de este año (hasta superar los 232.000 millones de euros), el avance del PIB nominal estaría en el 8,6 %, lo que se traduce en un colchón de casi 6.000 millones de euros.

La ministra, que durante la presentación de las cuentas defendió que la estimación sobre la subida de los ingresos fiscales era «realista y prudente», se mostró convencida de que la mejora de la economía tras la pandemia permitirá que la recaudación crezca en todas las figuras fiscales, «sobre todo en IRPF, IVA y sociedades».

Alza en todas las figuras fiscales

En el desglose de los Presupuestos destaca la subida de la recaudación por el impuesto de sociedades, cuyo tipo mínimo para las grandes empresas se fijará en el 15 % de la base imponible (prácticamente la única novedad tributaria de las cuentas del 2022). La previsión es ingresar el próximo año 24.477 millones de euros, lo que supone un avance del 11,8 % respecto a los 21.889 millones que arroja el adelanto de la liquidación de este año, en el que esta figura fiscal aumentó un abultado 38 %. Concretamente, el establecimiento del tipo mínimo sumará 400 millones adicionales a la recaudación, una cuantía discreta y muy alejada de los cálculos de Podemos -impulsor de la medida en el Gobierno- y que la elevaba hasta los 8.000 millones.

Más de 75.600 millones de IVA

También subirá por encima de la media la aportación del IVA a las arcas públicas, ya que se espera que la recaudación crezca un 9,5 %, animada por la mejora del consumo, hasta los 75.651 millones de euros. Cabe recordar que los ingresos por IVA ya crecieron un 9,1 % en este ejercicio.

La estimación del Ejecutivo es que igualmente sea positiva la evolución del rey de los impuestos, el IRPF. Se espera que recaude 100.132 millones de euros, lo que se traduce en un 6,7 % más que este año (una décima más, en términos relativos).

Por último, también los impuestos especiales (hidrocarburos, alcohol o tabaco) aumentarán su capacidad recaudatoria. Está previsto que lo hagan en un 8,2 %, que se sumará al 7,4 % de este ejercicio, hasta los 21.843 millones.

Menos músculo están demostrando las últimas figuras tributarias aprobadas por el Gobierno, como las tasas Tobin o Google, y que el Ejecutivo ajustará o suprimirá -además de revisar su previsión para el próximo año- cuando eche a andar su regulación internacional.

La CEOE critica que suba la presión fiscal sin reducir el déficit, y los sindicatos aplauden el gasto

La CEOE no comparte la receta del Gobierno de aumentar el gasto público para espolear la recuperación. Para la gran patronal, la prioridad ahora que se enfila la salida de la crisis debería centrarse en aprovechar la mejora de la recaudación para embridar las cuentas públicas, reduciendo el déficit y la deuda, y no en aumentar partidas de gasto corriente que difícilmente redundarán en una mejoría de la competitividad.

Los empresarios censuran también el aumento de la presión fiscal por el establecimiento del tipo mínimo efectivo del 15 % en el impuesto de sociedades. Aunque este solo afectará a mil grandes firmas y recaudará apenas 400 millones anuales, la CEOE destaca que «va a perjudicar a las empresas más internacionalizadas y que, además, realizan un mayor esfuerzo en investigación y desarrollo».

Pero lo más grave, a juicio de la patronal, es que las cuentas están realizadas sobre un escenario de crecimiento inflado. El presidente de los empresarios, Antonio Garamendi, descartó que la economía española vaya a rebotar un 6,5 % el año que viene, apostando por una horquilla de entre el 5,5 y el 6 %.

Frente a las críticas del empresariado, a los sindicatos les «suena bien» la música de las cuentas del año que viene, como dijo este viernes el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, que aplaude el incremento del gasto social, al igual que su homólogo de CC.OO., Unai Sordo. Eso sí, reclaman que el esfuerzo vaya acompañado de una «agenda social potente», con las reformas del mercado laboral, las pensiones y fiscal.