Las cadenas que tiene que romper la Comisión Europea para acabar con la espiral de precios

Salvador Arroyo COLPISA

ECONOMÍA

UKOM

Los 11.000 millones de ingresos extras por el comercio de emisiones se ven como una vía para frenar el impacto a corto plazo

07 oct 2021 . Actualizado a las 19:25 h.

Bruselas se ve abocada una vez más al equilibrismo. La Comisión Europea lanzará la próxima semana su primer paquete de recetas para intentar atajar las consecuencias de la escalada de los precios de la luz. Una primera entrega de medidas que, asegura, complementará a finales de año con un plan (quizás en forma de propuesta legislativa) que abra el camino a las compras de gas conjuntas en la UE, bien a Veintisiete (con la creación de una reserva común) bien de forma «mancomunada», entre aquellos que vean en esta opción (caso de España, Italia o Francia), una solución efectiva a medio y largo plazo.

El equipo de Ursula von der Leyen ha tenido que cambiar sobre la marcha el discurso plano de las últimas semanas. A golpe de críticas de los socios, con amenazas veladas al Acuerdo Verde y su impacto en el desboque y con advertencias de las potenciales consecuencias en el crecimiento económico y el riesgo de una explosión social. Todo un mix que ha derivado en un volantazo en el discurso. Pero la incógnita es hasta dónde puede llegar.

El objetivo climático, en riesgo

El riesgo de que el proyecto estrella de la Comisión (neutralidad climática en el 2050 con un 55 % de reducción de emisiones en el 2030) se vea ralentizado pesa en los (ahora) mensajes más resolutivos de Bruselas. Hasta el punto de que el comisario Frans Timmermans, responsable del Green Deal, planteó el miércoles a los ministros de Energía en Luxemburgo que hay unos ingresos extraordinarios gracias a ese proceso de transición que pueden ayudar a parar el primer golpe.

Según el Financial Times, el holandés les planteó que el precio récord del carbono había generado casi 11.000 millones de euros «en ingresos adicionales para los gobiernos» hasta el pasado septiembre y en relación al 2020. La cuestión es que ese dinero extra que se ha ingresado por esta vía, con destino a los presupuestos de los Estados, está a disposición de los Gobiernos para ser empleado en lo que cada uno decida. La segunda fase del plan que lanzará la Comisión Europea: las compras conjuntas de gas. Una cadena difícil de romper porque la división es muy patente en el seno de la UE: este y sur exigen más acción, mientras el norte apela a la cautela, a dejar que los mercados hagan su trabajo de estabilización.