Galicia necesita 2.000 camioneros

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

VÍTOR MEJUTO

El sector advierte de que podría haber problemas de suministro en Navidad

02 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El pánico sigue creciendo en el Reino Unido ante el desabastecimiento de productos básicos. A diario se repiten imágenes de largas colas en gasolineras que se quedan sin combustible, de estanterías de supermercado vacías y de ciudadanos desesperados exigiendo al Ejecutivo de Boris Johnson una solución inmediata. La falta de camioneros en las islas británicas está arrastrando a todo el país a una crisis sin precedentes. Pero no es un problema que solo ataña al antiguo socio de la Unión Europea. Y es que ya lo dice el refranero popular «cuando las barbas de tu vecino veas afeitar...». El transporte lleva ya un tiempo advirtiendo de una acuciante mano de obra que está lastrando su actividad. Las cifras hablan por sí solas. Solo en territorio gallego -donde actualmente hay unos 30.000 conductores de camiones en activo- hacen falta 2.000 trabajadores más, según los números que manejan en la Asociación Empresarial de Transporte de Mercadorías por Estrada de Galicia (Apetamcor). Explica Xabier Ramos, responsable de comunicación de la organización, que el 20 % de sus asociados precisan encontrar un chófer y no son capaces de dar con mano de obra cualificada. «Ante a escaseza de persoal, son moitos os que optan por tirar de xente doutros países de Europa ou traballadores con algúns déficits formativos», afirma.

No es un problema que afecte solo a Galicia. Fuera de las fronteras de la comunidad, la estampa se repite. Desde la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer) aseguran que, aunque no somos de los países que peor está dentro de Europa, la situación sí que es preocupante para el sector. Los cálculos que manejan en esta organización apuntan a que existe un déficit de entre 10.000 y 15.000 camioneros en toda España.

A corto plazo

Las consecuencias pueden empezar a notarse muy pronto. Tanto como coincidiendo con una de las fechas de mayor consumo de todo el año: la Navidad. Porque tal y como explica el secretario general de Fenadismer, Juan José Gil, «durante los próximos meses se pueden producir problemas y tensiones de suministro debido a la gran demanda que se registra en unas pocas semanas y la escasez de personal que arrastramos ya desde hace mucho tiempo».

Desde el sector aseguran que los problemas que lo aquejan son muchos y las soluciones no parecen tener un único camino. En lo que todos coinciden es en que el primer paso debe ir encaminado a dignificar la profesión. Gil explica que es de vital importancia establecer un programa de formación gratuito: «Obtener los permisos y certificados para ser transportista tiene un coste de entre 2.000 y 3.000 euros y no todo el mundo puede hacer frente a ese gasto». Pero hay más. Porque conseguir revertir la falta de vocación que hay entre la juventud también requiere de medidas de calado: «Ninguén está disposto a estar quince días fora da casa, durmindo dentro do camión en calquera sitio para cobrar 1.200 euros ao mes. Se ofreceran mellores soldos sería moito máis sinxelo atopar xente», resume Xabier Ramos.

Inseguridad

La seguridad sería el tercer pilar de la fórmula para atajar el problema. Porque tanto Ramos como Gil aseguran que son muchos los camioneros que deben hacer frente a problemas de este tipo a diario. «Hai mafias organizadas para roubar gasoil dos camións e moitos condutores teñen que facer fronte a ataques e danos nos camións», explica el responsable de comunicación de Apetamcor. Desde Fenadismer apuestan por habilitar estaciones de servicio seguras, con cámaras de vigilancia que permitan a los empleados trabajar y descansar con un mínimo de tranquilidad.

El Gobierno británico se plantea recurrir a los presos para atajar su crisis

Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Y la situación que está atravesando el Reino Unido es prueba de ello. En las islas británicas, solo tres de cada diez estaciones de servicio están completamente surtidas y un 27 % se encuentran completamente vacías de combustible. El desabastecimiento en este país se ha convertido en el gran quebradero de cabeza del equipo de Boris Johnson, que estos días trabaja a destajo para tratar de buscar parches que solventen la situación por lo menos a corto plazo.

Y una de las posibilidades que se ha puesto sobre la mesa es, cuanto menos, sorprendente. El ministro de Justicia, Dominic Raab, aseguró hace dos días que una de las posibilidades que se estaban planteando es la de obligar a presos de las cárceles del país a conducir camiones: «Hemos conseguido que delincuentes realicen trabajos voluntarios y no remunerados. ¿Por qué no, si hay escasez, animarlos a realizar un trabajo remunerado donde hay un beneficio para la sociedad?», se preguntaba el también vice primer ministro en una entrevista con la revista The Spectator.

Alentar la vuelta al transporte

No es la única vía que estudian como solución transitoria hasta que lleguen tiempos mejores. El Gobierno de Johnson también está tratando de persuadir a extransportistas británicos para que vuelvan a ponerse al volante y así evitar tener que reclutar a trabajadores inmigrantes.

«Hemos ido perdiendo mucho poder adquisitivo con el paso de los años»

La profesión de conductor de camiones vive horas bajas. Así lo reconoce Juan José González, empresario del sector y también camionero. Este profesional explica que uno de los problemas más grandes al que tienen que hacer frente es el de los horarios. «Hoy en día se habla mucho de todo el tema de la conciliación, pero en este sector es algo imposible. No tenemos horario. No sabemos ni cuándo entramos, ni cuándo salimos. Y la realidad es que todos queremos tener una vida después del trabajo», resume González.

Y la pérdida de todas estas comodidades no la compensa el sueldo. Juan José González defiende que en estos últimos años los trabajadores de este sector han perdido mucho poder adquisitivo: «Antes un conductor tenía su sueldo y sus dietas a parte. Yo me acuerdo que cuando empecé con mi padre los camioneros dormían en un hotel, con su habitación. Después dejamos de dormir en hoteles para empezar a hacerlo en las literas del camión. También hemos dejado de comer y cenar en restaurantes para hacerlo dentro del vehículo. Porque hemos pasado de que te dieran las dietas a parte a que te paguen un sueldo en el que va todo incluido», resume este empresario, quien además añade: «Imagínate que ganas unos 2.100 euros. Si de ahí tienes que desayunar, comer, cenar y dormir fuera, ¿qué dinero te llevas tú para tu casa?». Tampoco ayudan las largas jornadas a las que tienen que hacer frente, que muchas veces superan las 12 o 13 horas.

«As empresas van ata ás autoescolas e ‘reservan’ a xente antes de que teñan carné»

Delfín Manuel Fernández ha experimentado en sus propias carnes lo que es peinar el mercado laboral en busca de trabajadores para su empresa de transportes y salir con las manos vacías. Asegura que, aunque no lleva mucho tiempo buscando, nunca se había topado con una situación como la actual: «Non hai oferta de traballadores», sentencia.

De hecho, el problema es de tal calado, que algunos empresarios han decidido cortar por lo sano y anticiparse a la situación: «De feito, en algunhas autoescolas hai xente que está formándose e aínda sacándose os permisos e xa está, digamos, como reservada por empresas grandes para que en canto teñan o carné saian de alí xa para traballar. A demanda é tan alta e a dispoñibilidade tan baixa, que o que fan moitos é acudir directamente ao eslavón de onde sae todo. Para entendernos, van directamente ás fábricas de condutores, que son as autoescolas», resume.

Para este empresario el problema radica, principalmente, en la falta de relevo generacional, un problema que, añade, no es nuevo y se viene arrastrando desde hace ya años: «O transporte perdeu todo o seu atractivo. Non é un traballo con horarios normais e ninguén quere meterse neste sector. A realidade é que non está ben remunerado e que os traballadores teñen que pasar moitas horas fora de casa, porque podes arrancar ás 8 da mañá e non chegar ata a noite. Aínda que non estean conducindo todo o día e fagan descansos, a amplitude de xornada é moi larga».