La crisis de deuda del gigante del ladrillo contagia a otras grandes constructoras del país
22 sep 2021 . Actualizado a las 08:23 h.Acabe en bancarrota o sea rescatada por el Gobierno chino, la crisis de la constructora Evergrande ha destapado el astronómico endeudamiento del sector inmobiliario en este país, que entraña un peligro para el resto de la economía e incluso para la estabilidad social. Cifrada en 300.000 millones de dólares (256.208 millones de euros), que supone un 2 % del PIB chino, la deuda del gigante Evergrande amenaza con reventar la burbuja inmobiliaria de ese país tras cuatro décadas de frenético crecimiento económico. Para hacerse una idea de esta desorbitada cantidad, basta recordar que es superior al PIB anual de 150 países.
Mientras la compañía ofrece pagar con propiedades los préstamos que vencen esta semana y prepara con una consultora externa un plan de reestructuración de su deuda, sus acreedores se aferran a la esperanza de que el régimen de Pekín la salve de la quiebra para salvaguardar la paz social porque es «demasiado grande para caer». Aumentando una incertidumbre que crece cada día, las autoridades siguen sin pronunciarse al respecto, intentando aparentar normalidad para no afectar a las importantes vacaciones de estas dos semanas. Con las bolsas de Shanghái y Shenzhen cerradas los dos últimos días, el martes se celebró la Fiesta del Medio Otoño y, el 1 de octubre, el Día Nacional.
Pero el problema no es solo Evergrande, sino todo el sector inmobiliario chino, que ha crecido de forma exponencial espoleado por el crédito y la rápida urbanización y modernización del país.
Como uno de los pilares del «milagro económico chino» junto con las exportaciones, la inversión extranjera y el gasto estatal en infraestructuras, se calcula que el ladrillo representa un cuarto del PIB nacional. Pero su endeudamiento es tal que, sin contar a Evergrande, las otras 14 mayores constructoras del país suman deudas por valor de 1,6 billones de yuanes (211.670 millones de euros), según un cálculo del periódico South China Morning Post basado en los informes de las propias compañías y de fondos de inversión.
Para frenar tan descomunal apalancamiento, Pekín estableció en agosto del año pasado «tres líneas rojas», marcando límites a su deuda en proporción a su liquidez, valor de sus activos y acciones en bolsa.
Efecto contagio
A la espera de que se resuelva la crisis de Evergrande, el terremoto es tal que ha sacudido a otras inmobiliarias chinas fuertemente endeudadas como Guangzhou R&F, que debe 29.025 millones de euros. Como su actual liquidez, de 4.485 millones, no es suficiente para saldar sus deudas en los próximos 12 meses, que ascienden a 6.856 millones de euros, ya se teme que sea el próximo Evergrande.
También se encuentra en una posición complicada la inmobiliaria Fantasia, que este año debe hacer frente a créditos por valor de 649 millones de euros. En el 2022 serán 980 millones y, a tenor de la consultora S&P, solo tiene una liquidez de 1.318 millones. Otras de las inmobiliarias chinas con mayor deuda son el gigante Shimao, que debe 18.618 millones de euros, y China Resources Land, con un pasivo de 21.694 millones.
Según datos de Bloomberg, las cuatro grandes inmobiliarias de Hong Kong también perdieron el lunes 5.700 millones de euros de su valor bursátil por la crisis de Evergrande y el plan del Gobierno chino de poner límites a sus precios en la ciudad con el metro cuadrado más caro del mundo.