Feijoo apela al Estado para que el motor gallego tenga acceso a fondos europeos

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

M.MORALEJO

La inversión de 1.300 millones, vital para el sector, está excluida del reparto

20 sep 2021 . Actualizado a las 21:57 h.

Hay alarma, preocupación y hasta incredulidad en la automoción gallega, inexplicablemente excluida del PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado que prevé movilizar 24.000 millones de euros en tres años.

Stellantis Vigo pilota con el Clúster de Empresas de Automoción de Galicia (CEAGA) y el Centro tecnológico de Automoción (CTAG) la más potente de cuantas iniciativas aspiran en Galicia a obtener los fondos de recuperación Next Generation, con una inversión prevista de más de 1.300 millones de euros y la creación de 900 empleos. En ella están integradas 130 empresas que tienen en la actualidad 24.000 trabajadores, y está diseñada para ejecutar a muy corto plazo. Tanto las inversiones como los empleos previstos son para los próximos tres años. Pero, inesperadamente, este proyecto se ha quedado fuera del plan estratégico sectorial de la automoción, que acaparan proyectos liderados por Cataluña, con Seat al frente; y Aragón, en este caso pilotada por Stellantis Zaragoza.

La preocupación ha llegado también a la Administración gallega, atada de pies y manos por el Ministerio de Industria, que se ha arrogado todas las competencias del reparto de los fondos que llaman a la puerta del departamento de Reyes Maroto.

 Decisión estatal

También desde Stellantis siguen muy de cerca la evolución de la propuesta gallega en Madrid, o mejor dicho, el bloqueo. De ello hablaron ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, y Juan Antonio Muñoz Codina, directivo de la multinacional francoitaliana (máximo responsable del clúster de vehículos comerciales ligeros de Europa), en una reunión mantenida en Santiago, a cuyo término el mandatario gallego reclamó la implicación del Estado para que el proyecto AutoÁncora pueda recibir fondos europeos.

Feijoo defendió la necesidad de seguir impulsándolo plan dentro de la candidatura Next Generation Galicia, y apeló a la implicación de la Administración central para la incorporación del plan de futuro del sector gallego en el PERTE que le permitirá optar a los fondos de recuperación. Así se lo trasladó a Muñoz Codina, en su calidad de director del polo Stellantis que abarca a una serie de factorías entre las que se encuentra la planta de Vigo, según informó la Xunta.

El presidente gallego aprovechó el encuentro para manifestar una vez más el compromiso de la Xunta con el grupo que preside el portugués Carlos Tavares, y su intención de seguir apostando por la colaboración público-privada como la mejor fórmula para consolidar las posibilidades de que el proyecto AutoÁncora pueda formar parte de la asignación final de fondos europeos Next Generation que realice el Gobierno central.

 El futuro en juego

Fuentes del sector explican la importancia de que el plan de futuro trazado por Stellantis y sus socios gallegos se lleve a cabo. Se trata de inversiones vitales para garantizar el desarrollo del vehículo eléctrico y de hidrógeno, las grandes apuestas de la movilidad del futuro, sin las que la planta gallega perdería competitividad, no solo frente al resto de los fabricantes instalados en España, sino dentro del conjunto de factorías que componen el grupo. «Si no sacamos adelante AutoÁncora quedaremos rezagados respecto a comunidades que están apostando muy fuerte en los Next Generation y cuyas peticiones están siendo atendidas», explican fuentes del sector, aunque públicamente ni Stellantis Vigo, ni CEAGA, ni el CTAG se han manifestado al respecto.

Además de mejorar la competitividad a través de la innovación en los procesos de fabricación, el proyecto de Stellantis para la planta de Vigo incluye la construcción de un nuevo taller de baterías de gran capacidad dentro de las instalaciones de la planta que permitirá incrementar el potencial de fabricación de vehículos eléctricos de la factoría gallega. Esta nueva infraestructura mejorará también la logística dentro de las instalaciones, ya que su emplazamiento está previsto cerca de las líneas de ensamblaje, con lo que se reducirá el uso decenas de camiones, ahora necesarios para transportar las baterías desde el taller actual hasta la zona de ensamblaje, con toda la mejora medioambiental que ello supone.

La batalla perdida de una gigafábrica de baterías

Fuentes de la Xunta explicaban ayer que, en el marco del compromiso trasladado por el presidente gallego a Muñoz Codina de seguir cooperando en el impulso de proyectos que impliquen el desarrollo de la industria de la automoción gallega, también se circunscribe la posibilidad de que Galicia forme parte de los futuros planes que se recojan en la asignación de fondos europeos por parte del Gobierno para la construcción de una planta de baterías. «En este sentido, la Xunta ya ha mostrado al Ejecutivo central su predisposición a apoyar cualquier iniciativa que se traduzca en el desarrollo de esta factoría en Galicia de cara al futuro», explicó la Administración gallega.

Pero según los proyectos incluidos en el PERTE de la automoción, en el que no está el sector gallego, la iniciativa en el ámbito de la producción de baterías la lleva Cataluña con el apoyo expreso del Gobierno central. De hecho, el propio Ejecutivo impulsa un consorcio público-privado con Seat, Volkswagen e Iberdrola para montar la primera fábrica de baterías en España, que estará cerca de la planta de vehículos eléctricos que Seat desarrollará en Martorell (Barcelona). La factoría de baterías es indispensable para que se empiecen a fabricar coches eléctricos en España

Hace 10 años, Galicia estuvo a punto de conseguir la primera fábrica de baterías para coches eléctricos de Europa. El terremoto de Japón del 2011 y el frenazo de la electromovilidad dieron al traste con el proyecto del consorcio Mitsubishi-Yuasa de 500 millones de euros de inversión. Fracasado el primer intento, hace tres años la oportunidad volvió a surgir con la primera gran oleada de implantación de fábricas de baterías en Europa. Pero las opciones de Galicia, pese a tener la planta más productiva de coches del grupo impulsor (entonces PSA) en el continente, se quedaron otra vez en nada.

«Fue una oportunidad perdida», dicen fuentes de la automoción gallega, que ven con resignación cómo Alemania, Francia e Italia ponen en marcha las tres plantas de pilas para coches eléctricos de la alianza constituida por PSA -ahora Stellantis-, a través del consorcio Total.