Hernández de Cos: «Las nuevas olas de la pandemia ya tienen menor impacto económico»

Julio Díaz de Alda SAN SEBASTIÁN / COLPISA

ECONOMÍA

David Zorrakino

El Gobernador del Banco de España advierte que la lucha contra el cambio climático implica precios energéticos más altos

19 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Hernández de Cos lleva las riendas del Banco de España desde junio de 2018. Veloz en el verbo y cercano en el trato, este economista madrileño -que se sienta también en el consejo de Gobierno del BCE- camina por la bisectriz de la prudencia intrínseca al cargo, aunque deja caer mensajes de calado. Afirma que la recuperación, a pesar de la inevitable incertidumbre, es sólida, y que cree España debe empezar a pensar ya en cómo resolver sus problemas de deuda, déficit y bajo crecimiento potencial. Afirma que las reformas estructurales planteadas adolecen de falta de detalle y, respecto a la subida de la luz, pone el foco en la necesidad de proteger a los colectivos más desfavorecidos, aceptar el impacto de la lucha contra el cambio climático y garantizar la competencia.

-¿Cuál es la foto fija de la economía española?

-La recuperación sigue en marcha. De acuerdo con nuestras previsiones, creceremos algo por encima del 6% este año y ligeramente por debajo de esa cifra en el 2022. Alzas muy significativas.

-¿Mejorará sus previsiones?

-Podría haber cierto margen. Los datos del segundo trimestre fueron algo mejor de lo previsto en nuestro escenario central. Además, el BCE mejoró la semana pasada sus previsiones para el área del euro. Y, aunque la incertidumbre es todavía elevada, es más reducida que hace un año. Además, hemos comprobado que las nuevas olas de la pandemia ya tienen un impacto económico menor. Las economías han ganado adaptabilidad.

-La respuesta a la crisis se ha construido sobre una montaña de deuda. ¿Hasta qué punto es peligroso para España?

-Era la respuesta correcta. Sin una política fiscal expansiva, la repercusión sobre el crecimiento, el empleo o la destrucción de empresas hubiera sido dramática. Incluso en términos de déficit y deuda pública hubiera sido peor. Seguimos pensando que la política fiscal debe seguir expansiva en el 2022, pero focalizada en las empresas y grupos poblacionales más afectados. Es importante también que las medidas sean temporales para no aumentar el déficit estructural.

-¿Y la deuda?

-Ha crecido unos 25 puntos de PIB en la crisis. Reducirla va a exigir un programa de consolidación fiscal, que debiera ser gradual. Para ganar credibilidad sería bueno que se empezara a diseñar pronto, de forma que se fueran definiendo los objetivos, plazos y su composición de ingresos y gastos con cierto detalle, para iniciar su ejecución cuando la recuperación sea sólida.

-Tras los ICO, usted pidió ayudas directas a las empresas, pero el programa del Gobierno no parece funcionar…

-Uno de los principales objetivos de la política económica en esta crisis ha sido que lo que es, en principio, una perturbación transitoria no genere efectos permanentes en el tejido productivo. Al principio los avales cumplieron un papel muy importante para proporcionar financiación a las empresas, lo que evitó también un traslado del problema al sector financiero. Pero ante la mayor duración de la crisis, aparecieron problemas de solvencia y concluimos que no podían ser la única respuesta. En ese momento, las ayudas directas eran más útiles, y ayudamos al Gobierno a calibrar su magnitud.

-El verano ha traído subidas de precios de la energía, el transporte o las materias primas y la falta de chips… ¿Puede esto frustrar la recuperación? Pregunta

-La visión general es positiva, pero es verdad que hay elementos de incertidumbre que si se materializaran podrían poner en riesgo el ritmo de la recuperación. Los cuellos de botella en el suministro de algunos inputs para la industria son uno de esos elementos. Pero creemos que estos problemas son fundamentalmente transitorios; si fueran más persistentes terminarían afectando al crecimiento, especialmente, en aquellas economías con mayor peso de la industria. Es una razón más para seguir siendo prudente y mantener un tono expansivo de la política monetaria y fiscal.

-¿Lo tienen peor las economías industriales?

-La crisis afectó en economías industriales algo menos porque tuvo más incidencia en el sector servicios. La recuperación está siendo significativa, en línea con la media nacional, pero esos cuellos de botella podrían terminar afectando más a las economías que descansa más en la industria. Pero insisto, esperamos que sea temporal.

-La actualidad pasa hoy por el precio de la energía. ¿Cómo valora las medidas del Gobierno por reducir la factura?

-El Banco de España ha analizado el incremento de los precios en la primera mitad del año y de este análisis se concluye que la mitad se debió al encarecimiento del gas. Y un 20 % tiene un componente más estructural, que surge del aumento de los precios de los derechos de emisión del CO2. Si nos hemos comprometido todos en la lucha contra el cambio climático, hay que aceptar que esto generará un incremento de los precios. Dicho esto, es muy importante proteger a los colectivos más vulnerables. También creo que hay que garantizar que el mercado sea competitivo y que se ofrezcan incentivos adecuados para impulsar la inversión en renovables. En España hay una parte de los consumidores que tienen una tarifa que fluctúa con el precio mayorista. Y esto genera mucha volatilidad en los precios que pagan.

-La inflación crece como la espuma. ¿Teme efectos de segunda ronda en los salarios?

-Pensamos que este episodio tiene un componente transitorio muy importante. En primer lugar, el alza tiene que ver con la caída del año pasado y el efecto base que esa caída genera en este año. También han influido la normalización del IVA en Alemania, la recuperación de la demanda de algunos servicios y los cuellos de botella mencionados. Una cuestión importante es la posible aparición de efectos de segunda ronda, a través de subidas salariales que busquen compensar el efecto negativo de la inflación en el poder de compra real de los salarios. Lo que sabemos sobre estos efectos en la última década es que son muy reducidos.

«El alza del SMI puede generar efectos indeseados sobre el empleo»

Si hay un mantra que Pablo Hernández de Cos repite es el de las reformas con consenso

-¿Qué le parecen las reformas planteadas en pensiones o en el mercado laboral?, ¿Y lo comprometido con Bruselas?

-Las reformas son fundamentales para aumentar el crecimiento potencial de la economía y reducir el endeudamiento público. Los proyectos de reforma planteados no cuentan todavía con el suficiente grado de detalle para valorarlas adecuadamente. Cuando se conozcan los detalles, se podrán analizar. En todo caso, hay que admitir que algunas reformas no se hacen porque presentan costes de transición. Por eso creo que sería deseable destinar parte de los fondos europeos para financiar esos costes y realizar las reformas asociadas.

- ¿Y el consenso? ¿Vemos que no existe ni dentro del Gobierno?

-Sin consenso en las reformas se corre el riesgo de que sean revertidas cuando haya un cambio político. Evidentemente existen diferencias ideológicas, pero creo que esas diferencias no deberían ser un obstáculo para ponerse de acuerdo en reformas que son buenas para el país.

- Se ha aprobado la subida del SMI sin la patronal. ¿Sigue creyendo que supone una eventual reducción en la contratación?

-El SMI puede resultar útil para reducir la desigualdad o mejorar el bienestar social de determinados colectivos. Al tiempo, hay que reconocer que su incremento puede generar efectos indeseados sobre el empleo, en particular en algunos trabajadores vulnerables como los jóvenes, trabajadores poco formados o los de sectores como la agricultura o el servicio doméstico. Quizá el primer mensaje debe ser que, ante eventuales nuevos incrementos en el futuro, es fundamental reforzar las políticas activas de empleo que permitan incrementar la productividad y mejorar la empleabilidad de quienes puedan verse negativamente afectados por el aumento.