Por qué la electricidad es más barata cuando hace viento

f. f. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Ana Garcia

Si las renovables fuesen suficientes para satisfacer la demanda de energía, la factura de la luz sería de risa

24 ago 2021 . Actualizado a las 07:38 h.

Cuanta más eólica, fotovoltaica o energía nuclear se produce, más barata es la electricidad en el mercado al por mayor. Si esas tres tecnologías fuesen suficientes para satisfacer la demanda de energía, la factura de la luz sería de risa. Pero no lo son. Porque no siempre sopla el viento o luce el sol. Por eso hacen falta sostenes en el parque de generación, centrales que estén ahí cuando fallan las renovables. Ese papel lo ejercía el carbón, ahora casi desaparecido, con lo que la responsabilidad ha recaído sobre la hidráulica y los ciclos combinados. Son imprescindibles. Y caros. La primera porque le pone un precio elevado al servicio que le presta al sistema -estar disponible para cuando no haya renovables-; los segundos, porque el precio del gas natural y de los derechos de emisión de dióxido de carbono se ha puesto por las nubes.

Pero el trío de tecnologías que se citaba al principio abaratan el mercado no exactamente porque el viento o el sol sean gratis o porque sus costes de producción sean más o menos altos. Esto último da igual. Enfrían los precios porque, si tienen producción, necesitan venderla como sea -no la pueden almacenar, todavía- y, por tanto, la ofertan a cero, o casi. El problema viene cuando lo que generan es insuficiente y hay que seguir comprando electricidad al resto de tecnologías para completar la previsión de consumo. La hidráulica puede producir o no según las necesidades, pues el agua es gestionable, y cobra cara esa flexibilidad, una cuestión más que criticada, pero que ha ocurrido siempre. Los ciclos combinados son los auténticos responsables del incremento del mercado de electricidad, y sus ofertas son las más caras de todas. Las de la hidráulica se quedan un poco por debajo.

El sistema de casación de precios de las distintas tecnologías hace que la última en entrar en mercado (siempre la más cara) sea la que marque lo que cobrarán todas ese día. También las renovables, que ofertan a cero, pero reciben lo mismo que las demás.

El progresivo desarrollo de los distintos sistemas de almacenamiento de energía cambiará este modelo, pues permitirá a eólicas y fotovoltaicas gestionar su producción.