De la mano de la promotora Uniq Residencial, los nuevos propietarios apostaron por reconvertir el proyecto inicial al segmento del lujo y, dado que no podían hacer nada con su ya desfasado exterior, lo fiaron todo al interior.
Así, tiraron tabiques y rediseñaron los espacios para ofrecer apartamentos amplios, modernos y llenos de luz, con una superficie mínima de 75 metros cuadrados y un precio a partir de los 245.000 euros. Los 279 metros del más caro -en la zona del diamante- rozan los 2,4 millones. Además, las dos plantas superiores del cono albergan las zonas comunes, incluida una piscina climatizada, sauna, cabinas de masaje o el spa más alto del continente. Una terraza con servicio de coctelería y camas balinesas en la azotea ponen la guinda al rascacielos, del que hasta el momento se ha vendido el 40 % de los apartamentos. Las primeras llaves se entregarán en septiembre.