Pablo Echegaray: «Encima de mi mesa tengo siete ofertas de compra. No vendo»

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ANA GARCIA

Es el gerente de Garaysa, compañía que está entre las mejores firmas de Galicia, «por eso quieren comprarnos»

12 jun 2021 . Actualizado a las 10:15 h.

Se echa hacia la esquina y cuenta: «Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...». Son las ofertas de compra encima de la mesa de Pablo Echegaray Busto, administrador único y gerente de Garaysa Montajes Eléctricos.

-¿De dónde es?

-De Carballo, desde el 19 de mayo de 1962. Si lo dices por mi apellido, mi abuelo era vasco y se vino a trabajar en el Ministerio de Obras Públicas y... conoció a mi abuela.

-¿Por qué montar en Carballo una empresa que opera en el mercado nacional e internacional?

-La empresa nació en Malpica hace 24 años. Pero nos dimos cuenta de que todos los días teníamos que llegar a Carballo, a Santiago, a Coruña... Empezamos a crecer y al final, logísticamente estamos mejor aquí. Buscamos un terreno cerca de A Coruña pero todo era más caro. No sé si fue buena decisión.

-¿Por?

-Porque tenemos una autopista de peaje, que para la Costa da Morte no ayuda a crear empresas. Nosotros en peajes abonamos 18.000-20.000 euros, a lo que hay que sumar las pérdidas de tiempo en traslado de personal. Estamos en el Finisterre de España y nuestros proyectos están en Canarias, en Andalucía, en América Latina... Tenemos que coger aviones todos los días. La autopista no ayuda.

-¿Cuánto facturan?

-8 millones en el 2019. Es la facturación nacional. Luego hay otras sociedades, que no consolidan y soy yo el único accionista. Están en México y en Uruguay. En estos países, en los que acudimos a proyectos de energía eólica o de plantas fotovoltaicas suelen pedir que el 20 % de estos proyectos tienen que participar en el componente nacional. Garaysa, por su parte, es una empresa 100 % familiar. Estamos muy consolidados, no tenemos créditos, tenemos caja... Podemos entrar en proyectos grandes porque disponemos de garantías. Tenemos la consideración del mercado... Nosotros reinvertimos los beneficios, lo que te permite hacer proyectos de nivel. Ahora estamos ejecutando en Almería dos plantas fotovoltaicas de cien megavatios, y otras dos en Guadalajara.

-¿Y en el extranjero?

-Tenemos un proyecto paralizado en México por la situación sanitaria. Pienso que no es recomendable mandar al personal.

-Alguno más...

-Alguno más a la vista, pero no te puedo contar. Hasta que no esté la situación de la pandemia más aclarada... Aquí somos una familia. Facturamos muchísimo para la cantidad de personas que somos. Nuestra previsión es crecer, pero paso a paso. Con clientes determinados. Sin aventuras.

-Me parece que usted es muy amarrón: ningún cliente que no sea de confianza, ni créditos...

-Sí, sí, lo soy. No quiero pedir créditos. La compañía tiene muy buena salud financiera. Tenemos cero euros de crédito y tenemos capacidad de compra. Somos malos clientes para los bancos.

-¿Tuvo alguna mala experiencia?

-No, pero los bancos cuando estás bien te llaman a la puerta todos los días; cuando te hace falta, la cosa cambia. Entiendo que el banco tienen su negocio, y nosotros el nuestro. Cuando yo comencé pagaba al 18 % el tipo de interés.

-¿Y cuándo dejó de pagar ese tipo qué pensó?

-¡En hacer una fiesta ! Estaba trabajando para el banco. Me gusta la seguridad, no me gustan las aventuras, aunque el primer proyecto exterior que hicimos fue en la cordillera central de los andes en Perú. Y hay que ser aventurero para hacer allí dos subestaciones.

-¿Alguna vez le dejaron vendido?

-Sí, tuve un impagado grande en la crisis del 2008. Eran 700.000 euros, que al final cobramos, pero la mayor parte de los proveedores de ese cliente no recibieron un duro. Era una constructora. Para cobrar me fui durante seis meses todos los días a las ocho de la mañana a sus oficinas. Me pagaron por cansancio. Era una época complicada, había impagos. Trabajaba sábados, domingos, quince horas hasta que caía muerto... Anímicamente la situación no animaba: el banco que te crujía, los clientes que no te pagaban.

-Empezó a trabajar con 14 años.

-Sí, en una empresa de Carballo. Iba de ayudante pero a los tres meses estaba de oficial. Si ahora tuviese que volver a empezar, me gustaría ser empresario eléctrico.

-Pero ahora solo gestiona.

-Y tengo bastante. Antes de la pandemia me hacía 500.000 millas de vuelo al año. Estar un año en el despacho fue para mí como estar en una prisión. Necesito moverme, buscar trabajo, conocer los proyectos al 100 %.

-¿Cómo se consigue trabajo?

-Por simpatía. Me explico: un cliente le habla a otro porque haces las cosas bien, utilizas buenos materiales. Nosotros por precio nunca vamos a los proyectos. Tenemos fama de «caros», pero somos competitivos frente a gigantes como ACS, Cobra, Elecnor....

-¿Tuvo alguna vez una oferta para comprar Garaysa?

-Mira, tengo aquí varias: una, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete.

-¿Y va a vender?

-No vendo. Te lo cuento... El otro día llego a la calle Goya de Madrid, a la sede de un fondo de inversión. Fui para saber. Salí llorando. Pensé: soy un traidor. Lloré, literalmente. Pensé qué hago yo aquí, si la gente lleva veinte años conmigo. Maquillarán la empresa para luego venderla. Te lo digo de verdad. Salí a la calle y me caían las lágrimas. Tenía una oferta muy buena para vivir varias generaciones.

-¿Entonces?

-Somos una de las empresas más rentables de nuestro sector. Está publicado por Ardán, y por eso vienen a comprar. Salí del despacho de Goya fatal. Quería saber qué querían. ¡Te lo ponen tan bonito! «Tú puedes seguir ahí, y además es bueno que sigas durante un tiempo para hacer el traspaso», me decían. Luego piensas que esa empresa es mi hijo. Mientras tenga salud... Pensé en mi hijo, que hizo ingeniería eléctrica, y en mi nieto de dos años y pico; también en este proyecto que es la ilusión de mi vida. El dinero no deja de ser un papel pintado que no te aporta mucho. Si tienes lo suficiente para vivir, ya está. Al día comes tres veces o cuatro, no vas a comer cien. La empresa está bien, consolidada, y con recursos... Te dan 18 millones de euros, por ejemplo, ¿y qué haces? De entrada, darle a Hacienda la mitad. Hace dos años, Ardán nos catalogó como una de las 25 mejores empresas de Galicia de todos los sectores. Esto me llena. Por el personal. Algo estamos haciendo bien. Los números no fallan. Pagamos el doble de salarios que el sector, según Ardán.

-¿Por qué paga el doble?

-Porque consideramos que tenemos que compartir la empresa con el personal. Tengo gente que cursó Formación Profesional y cobra 4.000 euros al mes.

Cifras

Nicho de negocio: desarrolladores de infraestructura eléctrica y de telecomunicaciones de parques eólicos y fotovoltaicos.

Facturación: 8 millones de euros en el 2019.

Empleados: 18 personas fijas. La plantilla temporal depende de los proyectos.