Teresa Ribera: «El consumidor no puede ser el que pague mientras las eléctricas elevan beneficios»

J. M. Camarero COLPISA

ECONOMÍA

PSOE / EVA ERCOLANESE

La ministra para la Transición Ecológica asegura que los ciudadanos pagarán menos «si prestan atención a las horas a las que consumen». Vota y opina: ¿Has cambiado tus hábitos desde la modificación del recibo?

06 jun 2021 . Actualizado a las 15:18 h.

Esta primera semana de junio se ha convertido en una de las más complejas para los hogares a cuenta de los nuevos tramos horarios de luz. La titular del Gobierno responsable de las competencias energéticas, Teresa Ribera, ha insistido en que no hace falta levantarse a las dos de la madrugada para ahorrar. Pero el nuevo recibo ha llegado justo cuando los precios eléctricos se sitúan en las cotas casi más altas de todo el año.

Ribera tiene claro que los nuevos tramos servirán para ahorrar si los hogares modifican algunos hábitos. Pero al mismo tiempo pone la lupa en las compañías del sector sobre las que, considera, debe recaer un peso en esta transición hacia el modelo energético plagado de renovables.

—Los ciudadanos llevan una semana desconcertados entre los horarios y un precio de la luz que no ha parado de subir.

—Se trata de que paguen menos si prestan atención a las horas que consumen. Podemos hacer pequeños movimientos que nos permitan ahorros. Hay una pequeña parte que no tiene especial dificultad, como acordarse de qué horas son las más asequibles, y eso tiene rendimientos positivos en la factura. Además, mi recomendación es prestar atención a las ofertas que puedan llegarles estos días de las compañías, porque lo habitual es que estas tarifas libres cuesten más que la regulada, aunque estas puedan ser más volátiles en el día a día. No debemos dejarnos llevar por la ansiedad de estos cambios sin entender lo que estamos haciendo. Cada cual que contrate la tarifa que quiera, pero que se entere bien y asuma lo que le ofrecen.

—Al final, deja la responsabilidad en manos del ciudadano.

—Hay una parte que quieren ser consumidores responsables. Y otros asumen que tenemos que ir moviendo nuestro sistema hacia otro más eficiente. Había horas en las que la red estaba más colapsada y otras más vacías. Por eso, tenemos que tener dimensionadas las redes para los momentos pico. Si todos mantuviéramos nuestros horarios, habría que dimensionar más la red, con muchas más infraestructuras.

—Pero las familias no pueden cambiar todas sus costumbres...

—Si hacen pequeños movimientos y aprovechan la digitalización, como con un programador, podemos contribuir a reducir la factura en su conjunto para la sociedad y para cada uno de nosotros. Hasta ahora teníamos una tarifa en la que se pagaba todo lo que hiciera falta sin discriminar el consumo. Si se hace un uso más inteligente hay un plus, porque eso se verá reflejado en la factura.

—Con estos tramos, ¿España es un conejillo de indias frente a lo que hará el resto de Europa?

—Hace mucho tiempo que de lo que se habla es de gestionar la demanda para que vaya acorde con la oferta, que se puede hacer al menor coste posible. Con los tres colores de horarios nos resulta sencillo saber que antes de desayunar o después de comer o cuando me voy a dormir o el fin de semana, es todo más barato.

—El nuevo recibo llega con los costes energéticos en máximos. Parece que el Gobierno solo actúa cuando el recibo se dispara.

—Eso no es correcto. Hemos trabajado para producir el cambio estructural, como con la transición justa para cerrar el carbón; las subastas para incorporar renovables; la eliminación del impuesto al sol. A finales del año pasado dimos el primer paso para crear el Fondo de Sostenibilidad, para que todas las formas de energía contribuyan a la financiación de los costes históricos que tuvo el despliegue de renovables, haciendo partícipes al gas y al petróleo.

—¿A qué responde el recorte de 1.000 millones a las hidroeléctricas y nucleares?

—Hemos vivido un tiempo en el que gracias a la entrada de renovables y al autoconsumo y a la caída de la demanda del año pasado, se ha registrado una horquilla de precios razonables, desde junio del 2018 hasta enero de este año. Ahora vamos viendo que las señales de precios, que no podemos controlar porque son costes internacionales como el del CO2 o el gas natural, elevan el precio. Nos preocupa que esto se acabe consolidando a costa de los consumidores en beneficio íntegro de los titulares de esas plantas, no solo ya muy amortizadas, sino que nunca jamás tuvieron que considerar que pudiera llegar a haber un precio del CO2 del que se beneficiarían en sus cuentas.

—Esas empresas, y los inversores, ven con recelo el cambio.

—Hemos planteado la solución más parecida a la respaldada por la Justicia europea para asegurarnos de que no hay distorsión en el mercado europeo y en el energético, para que parte de ese dividendo redunde en los consumidores y no solo en la cuenta de resultados de esas empresas.

—¿Acabará beneficiando esa medida al consumidor final?

—Esta medida provocará una reducción automática en la factura de todos los consumidores. Porque inmediatamente después de que se apruebe, provocará que se revise la estructura de cargos en beneficio de los consumidores, salvo un 10 % que irá para los vulnerables con el bono social.

Del mismo modo que hemos entendido que una parte de la transición energética tiene que ser justa con los trabajadores, hay otra que debe ser justa con los ciudadanos. Los consumidores no pueden ser los paganini en una transición que es muy beneficiosa al final, pero que ahora puede generar distorsiones regresivas, con grandes beneficios para las compañías con un incremento notable a costa del consumidor.