España se afianza como líder europeo en desempleo y temporalidad juvenil

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Álvaro Ballesteros

El país está en deuda con sus jóvenes, más pobres y precarios que sus abuelos

31 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cómo puede funcionar una economía donde casi 4 de cada 10 jóvenes están desempleados? ¿Cómo puede ser sostenible un sistema de pensiones si casi 7 de cada 10 trabajadores jóvenes son temporales? Pues así es la anatomía de España, un país con un músculo laboral flácido que sigue liderando, más de una década después de la crisis financiera, el ránking europeo de desempleo y precariedad juvenil.

El paro ya se ha convertido en la principal preocupación de los gallegos, según la última encuesta de Sondaxe. No es para menos. La pandemia se ha llevado por delante los puestos de trabajo de muchos de estos benjamines. En Galicia, hay 320.500 sin empleo (36,5 %).

En el 2020, la ocupación entre los menores de 20 años se desplomó en España un 40,7 %. Entre los 20 y los 24 años, un 15,5 %. Si no se salda la deuda con las nuevas generaciones -más pobres y precarias-, es probable que haya que decir adiós al Estado del bienestar.

causas

Abandono escolar y temporalidad. Los motivos de este desastre generacional tienen que ver principalmente con dos fenómenos: el abandono escolar prematuro y el abuso de la temporalidad en las empresas. Los jóvenes españoles son los que abandonan con mayor frecuencia su formación al terminar Secundaria. Lo hacen el 17,3 %, frente al 10,2 % de los europeos. Pocos optan por la formación profesional. La mayoría acaban trabajando en empleos mal remunerados, cuando no pasan a formar parte de la bolsa de «ninis», que ni estudian ni trabajan. Pero también hay un número importante de jóvenes con formación superior encadenando contratos precarios. «Eso provoca que el 25 % del empleo esté rotando continuamente», explica la catedrática de Economía Sara de la Rica. Según las últimas cifras de Eurostat, en España hay 380.500 jóvenes con contratos de menos de 6 meses. El país es campeón europeo en temporalidad, un fenómeno que, en el caso de los jóvenes, ya alcanza al 66,4 %. Eso penaliza sus salarios y les impide tomar decisiones vitales como formar una familia o comprar una vivienda, ya de por sí difícil por los precios de mercado y el escaso parque de vivienda pública en España. 

Este fenómeno también tiene que ver con la cultura empresarial. Desde los años 80, y con el objetivo de reducir las cifras de paro, los sucesivos Gobiernos han tenido manga ancha con las empresas para abusar de los contratos temporales. El 82 % de los jóvenes empleados bajo esta modalidad lo son contra su voluntad. Querrían trabajar más horas, según Eurostat. Un porcentaje que apenas llega al 9,8 % en Alemania.

«NINIS»

Ni pueden trabajar ni pueden estudiar. Las desigualdades empiezan a cocinarse en la escuela. Un acceso desigual a la educación condena a los jóvenes de por vida. Quien nace en una familia de bajos recursos tiene menos oportunidades. Eso se traduce en una masa de ninis del 17,3 % (hasta los 29 años) en España: ni encuentran trabajo ni pueden pagar estudios superiores. Aunque los hay que, estando disponibles para trabajar, no buscan empleo (220.000). Además, existe una conexión deficiente entre el mundo universitario y el tejido empresarial, que dificulta la absorción de recién titulados.

pobreza

Más desprotegidos que los jubilados. Un europeo ingresa al año 17.325 euros netos. Si es español, esa cuantía se reduce a los 15.015. Pero si además es joven, el umbral se queda en los 13.303 euros. Ingresan menos que un jubilado (14.966 euros), soportan más presión fiscal y más sobrecarga por el coste de la vivienda, que para los jóvenes asciende al 27,6 %, lejos del 2,8 % de los pensionistas. Han sufrido como nadie desde hace una década. La renta de los hogares jóvenes (menos de 35 años) se desplomó durante la crisis, sin embargo, la de los hogares de jubilados ha aumentado de forma progresiva. Todo esto se traduce en un mayor riesgo de caer en la pobreza. Al menos el 32,8 % de los jóvenes entre 16 y 24 años está en esa situación. En el caso de los jubilados, apenas llega al 17,6 %. ¿Por qué a pesar de estas cifras se sigue primando a los mayores? Lo apuntaba el director general de Economía del Banco de España, Óscar Arce: «Ellos se movilizan más, salen más a votar, y eso se refleja en la resistencia a reformar las pensiones». Los expertos piden valentía para cambiar la tendencia: «No creo que debiera ser una prioridad subirlas más [las pensiones] en estos momentos», alerta De la Rica, quien cree que el gasto público debería orientarse hacia otros colectivos. No solo por justicia, también por eficiencia. Las previsiones del Banco de España apuntan a que en el 2050 ya habrá menos de dos cotizantes por cada jubilado.

La «herencia pública universal»: una renta costosa y poco viable para las nuevas generaciones

La propuesta del Gobierno de desplegar una «herencia pública universal» -dotación económica para todos los jóvenes españoles- no acaba de convencer a algunos expertos: «No soy muy partidaria de rentas universales. Tiene muchas pegas y es muy costosa. No quedaría otra que sufragarla con impuestos. Y esto repercutiría precisamente en ellos. No lo veo viable», sostiene De la Rica, quien apoya soluciones más realistas que pasan por eliminar las bonificaciones a la contratación «porque solo sirve para abaratar el empleo, no para crearlo» y redirigir el esfuerzo inversor hacia la formación: «Sería necesario incentivar a este colectivo a realizar formaciones profesionales medias. Esto limitaría mucho esa falta de competencias en un sector de los jóvenes». También aboga por endurecer los criterios para limitar el uso de contratos temporales, como propuso el Gobierno: «Debe acometerse un cambio regulatorio que convierta el contrato temporal en excepción y que penalice seriamente el fraude, hoy muy extendido».

De la Rica acaba con un mensaje para quienes todavía creen que los jóvenes españoles se quejan de vicio: «Nuestros jóvenes son los que mantendrán el Estado del bienestar, quienes financiarán la educación, la salud y las pensiones. Más nos vale, incluso mirando de forma egoísta, que sus condiciones laborales sean dignas». Como dijo el presidente y fundador de Afi, Emilio Ontiveros, tener a casi el 40 % de los jóvenes en paro «es una especie de suicidio por fascículos».