La economía española ralentiza su recuperación: el PIB crecerá un 6 % en el 2021

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Eduardo Parra

El Banco de España enfría el optimismo sobre las ayudas europeas, que no llegarán hasta el 2022

23 mar 2021 . Actualizado a las 20:28 h.

Los tres primeros meses del 2021 han sido un jarro de agua fría para las perspectivas de recuperación de la economía española. Las esperanzas de un despegue rápido y una vacunación efectiva se han evaporado porque ni la campaña de vacunación está avanzando según lo previsto ni la pandemia está dando tregua. La tercera ola y las medidas de restricción para contener los contagios empujarán el producto interior bruto (PIB) español a caer un 0,4 % en el primer trimestre del año, según anticipó este martes el Banco de España, que rebaja del 6,8 % al 6 % sus previsiones de crecimiento para el 2021, con respecto a sus cálculos del mes de diciembre, y aumenta las expectativas para el 2022 (del 4,2 % al 5,3 %). En el 2023 se queda en tablas (1,7 %). 

En su escenario central -más optimista que el de Bruselas, que limita el crecimiento del PIB al 5,6 %-  el organismo considera que «no alcanzaremos el nivel de PIB prepandemia hasta la primera parte del 2023». Si las cosas se tuercen y se pierde el verano, España se adentraría en el escenario más severo, en el que la recuperación no se atisbaría hasta el 2024. 

Ayudas europeas

Detrás de esta corrección hay otros factores de riesgo que se suman a la reducción de la movilidad y la actividad. El Banco de España enfría el optimismo sobre el potencial revulsivo de las ayudas europeas procedentes del Next Generation EU (NGEU). «Estamos viendo que los fondos no se van a desembolsar al ritmo previsto en diciembre. Hay ciertos riesgos de que parte de esos fondos que pensábamos que se desembolsarían en el 2021 posiblemente se trasladen al 2022», admitió el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Oscar Arce. ¿Es Bruselas la culpable de estos retrasos? No. El Gobierno español se había comprometido en sus Presupuestos del 2021 a financiar por adelantado 27.000 millones de euros del NGEU y el Banco de España contaba con empezar a ejecutar esas ayudas ya a principios del año, pero «la impresión es que ese adelantamiento no se ha producido. Aún estamos en fase de recopilación de proyectos y negociación con la Comisión Europea». Por eso el organismo también rebaja el impacto de esos fondos en el PIB del 1,3 % al 1 % en el 2021. En el 2022 se absorberán esas tres décimas perdidas y en el 2023 podría haber un efecto rebote. 

Deterioro del empleo

Las cosas no marchan bien para el empleo. Los ERTE, vigentes hasta mayo, están conteniendo el aumento de la tasa de paro, pero ya se detectan signos de daño estructural. «Vemos un deterioro más pronunciado en el mercado laboral de lo anticipado. La afiliación efectiva a comienzos del año no ha sido buena. Hay una clara reducción de la tasa de crecimiento de la afiliación», aseguró Arce. Los datos de empleo de marzo corroboran que España ya ha superado el umbral de los 4 millones de parados, una cifra que no se veía desde al año 2016. 

Existe el temor a que la pandemia ya haya ocasionado efectos persistentes sobre el empleo como «cambios estructurales con mayor peso de unos sectores y menos de otros, con impacto sobre el crecimiento potencial y la vulnerabilidad financiera del sector empresarial», admitió Arce. La situación de las empresas, especialmente en el sector servicios, se está deteriorando a marchas forzadas aunque la posible mejoría económica a partir del verano podría mitigar el crecimiento del paro, que se situaría en el 17 % a finales del 2021. Se reduciría al 15,1 % y al 14,1 % en los próximos dos años. No obstante, se desconoce si la magnitud de los problemas de solvencia real de las compañías podría dejar a la deriva a buena parte de los trabajadores de empresas zombis que todavía están en ERTE. «No nos debe extrañar que la economía española genere tanto paro en las recesiones y que parte de ese paro eventualmente pueda ser persistente. En aquellos sectores que saldrán más dañados, como los servicios, ese paro será más frecuente», sostiene Arce. 

Turismo

«Esta campaña de verano no va a ser normal, ni en el mejor de los casos». No pinta demasiado bien para los negocios orientados al turismo, sobre todo al extranjero, porque el Banco de España cree que en el tercer trimestre del 2021 solo nos visitarán entre el 50 y el 60 % de los turistas que venían antes de la crisis. En ese mismo período del 2022, ese volumen aún será inferior (90 %). Y solo se recuperará el 100 % en el 2023. Eso, siempre que no cambien los gustos o preferencias de quienes solían visitar España: «Es plausible pensar en una vuelta a la normalidad del turismo si los países que nos visitan consiguen niveles de inmunidad muy altos», pero «no podemos descartar cambios permanentes en las pautas de consumo, en los gustos y preferencias de lugares de turismo. En este momento todavía es demasiado pronto». 

El agujero de la Sareb

La pandemia ha provocado el mayor descalabro económico que recuerda España desde la posguerra. El PIB solo crecerá al 1,7 % en el 2023. Es un ritmo demasiado lento para poder digerir su deuda pública, que se estancará en el 117,6 % ese mismo año, sin contar con la deuda de 35.000 millones que arrastra la Sareb (banco malo), que podría empujar ese umbral por encima del 120 % del PIB. Hasta ahora el Gobierno no computaba esta factura del rescate bancario en sus balances, pero Eurostat le ha pedido que lo haga, según Colpisa. Igual que los 7.000 millones de euros de pérdidas que acumula y que pasarían a engrosar el déficit.

¿Puede el país afrontar semejantes cargas?  «No creo que estemos en la antesala de una crisis de deuda pública. El crecimiento potencial es importante, pero también lo son los tipos de interés, que están en niveles muy muy bajos», aseguró Arce, antes de reconocer que «no es descartable que, si se produce una pérdida de tejido productivo y empleo, esa cifra pueda verse afectada negativamente». El organismo fía la mejora del crecimiento potencial de España a «un buen uso de los fondos europeos» y una «agenda ambiciosa de reformas estructurales». 

Sobre la disciplina fiscal, el Banco de España es claro: hay que seguir las recetas de Bruselas y poner en marcha un plan de consolidación fiscal «tan pronto como la recuperación esté asentada» para reducir los niveles de deuda y déficit de las cuentas públicas, que se situará en el 7,7 % este 2021, tras dispararse el año pasado al 10 %. «Necesitamos cartuchos fiscales para actuar en la próxima crisis y siempre hay una próxima crisis. Conviene tener las finanzas saneadas para poder gastar con contundencia y agilidad cuando hace falta hacerlo», zanjó Arce.