Entre octubre del 2012 y enero del 2013, los expertos contratados por la Academia a través de varios contratos de trabajo acumularon en determinados días las horas trabajadas en el marco de la jornada base, de ocho horas diarias, y las horas trabajadas en el marco del proyecto en cuestión y de otros proyectos o actividades, lo que llevó a pensar que dichos expertos habían superado el número total de horas de trabajo al día superaba el límite de trece horas diarias, establecido en el proyecto.
En la práctica, el Tribunal de Luxemburgo reconoce que, aunque los trabajadores dispongan de varios contratos, no pueden trabajar en uno y seguir con otro si es con el mismo empresario y no han disfrutado del tiempo de descanso que les corresponde.