La crisis del comercio y la hostelería deja 7.950 locales vacíos en Galicia

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

CESAR QUIAN

En los dos últimos meses aumentaron un 30 % los traspasos de negocios

17 mar 2021 . Actualizado a las 17:54 h.

«Liquidación por cierre». El cartel cuelga del escaparate de una vieja librería coruñesa. Antes de que la pandemia monopolizara los titulares, su propietario ya había pensado en bajar la persiana. Algunos lo hacen porque no hay relevo, otros porque el comercio online ha canibalizado el mercado, y hay quien simplemente no puede seguir porque las cargas son insoportables: el pago a proveedores, los impagos de clientes a los que fían, la cuota mensual de autónomos, la caída de las ventas, la competencia de las grandes superficies y el precio de los alquileres hacen que mantener el negocio sea imposible: «La crisis en el comercio hace mucho que está. La pandemia ha venido a rematar», explica Rosi Ruido. Ella es una de los 20.000 autónomos que el año pasado bajaron la persiana en Galicia. Decidió cerrar su tienda de ropa en febrero del 2020. Llevaba abierta desde hace casi 23 años. No compraba las prendas en China, trabajaba con producto nacional: «Cuando abrí, en Lalín había 14 fábricas de textil. Hoy hay cero [...] En mi zona, en 300 metros, igual ya han cerrado unos siete u ocho locales [...] Es una pena porque en esto éramos los mejores, nadie trataba las prendas como aquí y se dejó morir», lamenta. Pagaba 500 euros mensuales por el bajo que ahora está cerrado, acumulando polvo y suciedad. «`Mientras tengas cerrado, no te voy a cobrar´. Me perdonaron dos meses y medio de alquiler», dice agradecida. Sus compañeras de acera, peluqueras, no tuvieron esa suerte. Abonaron hasta el último céntimo. Después de hacerlo, les subieron el precio en plena pandemia. 

Rosi pagaba puntualmente esa renta, invertía unos 30.000 euros cada seis meses en ropa de temporada, pagaba por gastos fijos anuales 14.000 euros y tenía a una modista a media jornada. Todo eso se ha perdido: «Fíjate lo que genera el pequeño comercio y nadie ve», recuerda. Ella está ahora en su casa, no tiene pensado volver a abrir ningún negocio. Es el drama silencioso del declive del pequeño comercio local que, despierta la simpatía pública de la gente, pero en el día a día está abandonado, como los barrios que van muriendo a medida que estos pequeños propietarios van apagando las luces. En Santiago, el sector cree que la mitad del comercio podría cerrar este año. 

En Galicia ya hay 7.950 locales vacíos, según la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein). Y no dejan de aumentar: «Los cierres en el sector del comercio y la hostelería en los próximos meses se incrementarán entre un 10 y un 15 % en la comunidad, abaratando los precios. Incluso las grandes marcas y franquicias reducirán espacios físicos en calles y centros comerciales, al reforzar sus canales online», aseguran desde Fegein.

Detrás de ese número hay historias como la de Rosi, pero también las de empresas que han decidido eliminar locales para ahorrar costes u oficinas bancarias que cerraron para siempre, dejando a pueblos enteros sin servicio. Este fenómeno se ha intensificado con la pandemia: «Hay que decir que el incremento de locales y bajos vacíos es superior al de los peores años de la última crisis», asegura el presidente de Fegein, Benito Iglesias. Las cifras no engañan: desde el 2017 ha aumentado un 12,6 % el número de locales en alquiler. Los precios han bajado con la caída de la actividad y han aumentado «considerablemente» los conflictos por impagos. 

Cierres y bajada de precios

A Coruña lidera la lista. En la provincia hay 2.800 con el candado puesto dentro del circuito de comercialización, y 1.150 se localizan en esa misma ciudad, el triple de los que hay cerrados en Santiago (375). No hay manera de devolverles la vida de antaño. Ni bajando el precio de los 9 euros por metro cuadrado de media en febrero del 2017 a los 7,8 euros que se cobran ahora en la ciudad herculina. La pandemia se llevó por delante muchos negocios de hostelería que habían proliferado al calor de la recuperación. Hoy ya hay 1.450 bares, cafeterías y restaurantes en venta, alquiler o traspaso en la provincia. Esta tendencia, acentuada en A Coruña, también se da en el resto de Galicia. En los últimos dos meses aumentaron un 30 % los traspasos en este sector.

La provincia de Pontevedra ya va por los 2.400 locales vacíos. Y el 52 % se concentran en Vigo (1.250). En febrero había 875 locales hosteleros con el cartel de cerrado en la provincia. En Ourense hay otros 1.900 locales vacíos. La lista la cierra Lugo, con 850. Ellas tampoco son ajenas al apagón de la hostelería, donde hay 560 y 510 locales en traspaso respectivamente. 

«Prefieren costear durante años sus gastos antes de bajar unos euros su precio de alquiler»

La crisis del comercio, a la que se suma ahora la de la hostelería, está cambiando el paisaje de ciudades y pueblos: «El comercio local de toda la vida ha quedado desplazado a las calles semicéntricas o periferia, al ser inasumibles los precios de arrendamiento», explican desde Fegein. Los cierres en estas zonas y en los pueblos, agravan los problemas de abandono y despoblación. «La vida en un barrio es el pequeño comercio. Si cierra, se muere», advierte Rosi. Los bajos acaban llenos de grafitis y suciedad. Por eso desde Fegein instan a extender ayudas fiscales a propietarios e inquilinos en los municipios de menos de 5.000 habitantes y aconsejan a los arrendadores adaptarse a las circunstancias: «Algunos prefieren costear durante años sus gastos antes de bajar unos euros su precio de alquiler [...] Es mejor tener un arrendamiento acorde al precio de mercado, que tener un local vacío que solo origina gastos y deterioro». Y es que hasta hace bien poco, en algunas zonas urbanas, los propietarios exigían rentas «como si esto fuera la Quinta Avenida de Nueva York», se queja Rosi.

Los precios han caído de forma progresiva desde el 2017. En la ciudad de A Coruña cuesta 1,2 euros menos el metro cuadrado de los locales. La contracción más fuerte la experimentó Santiago. En febrero del 2017 se ofertaban locales a 9,8 €/m2. En el 2021 son 7. Pontevedra ha pasado de los 8,5 €/m2 a los 6,8. En la ciudad de Lugo se pedían 6,6 euros; hoy, solo 5,2. El descenso en Ourense se queda en 1,1 euros. En Vigo apenas ha descendido un euro y en Ferrol, a la cola, solo 0,8 euros en cuatro años.

«Si no se abarata el precio de los locales vacíos existentes, ante una oferta abundante como la actual, aumentan las posibilidades de que ese local o bajo queden vacíos», alertan desde Fegein. 

Un plan de urbanismo sostenible para revitalizar el rural gallego

Colegios con sus puertas selladas, naves industriales abandonadas, casas de piedra y madera carcomidas por la humedad y marquesinas recordando que por ahí, hace años, pasaba un bus.

Es el paisaje que deja tras de sí la Galicia vaciada. Un rural que enmohece tras décadas de feroz urbanismo alimentado por la errónea visión de que en el campo no hay oportunidades. La pandemia ha roto ese hechizo. El teletrabajo, la necesidad de las empresas y los profesionales de ahorrar costes, el interés renovado por vivir en espacios abiertos, alejados del confinamiento de las ciudades, brindan una nueva oportunidad a los pequeños pueblos y aldeas gallegos. Cuentan con fondos europeos, estructurales y de recuperación (Next Generation EU) para poder recuperar el entorno, rehabilitar sus inmuebles y crear espacios bien conectados para acoger nuevos negocios. Solo falta echar a rodar proyectos. Uno de los que ha avanzado la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) trata de llevar el «urbanismo sostenible» al rural para recuperar el pulso de estas zonas. El organismo propone revitalizar activos inmobiliarios abandonados, tanto de uso residencial, como comercial, industrial y hasta tierras de cultivo. 

Digitalización

También aprovechar el despliegue del 5G para digitalizar el espacio rural y facilitar el emprendimiento y el autoempleo en estas zonas mediante el asesoramiento, la tramitación ágil de las licencias y el fomento del asociacionismo. Para ello proponen la creación de una oficina técnica de urbanismo productivo (a disposición de los ayuntamientos) que se encargaría de centralizar las labores de acceso a viviendas sostenibles, garantizar la conectividad de los espacios para emprendedores, identificar nichos que pueden generar empleo y asesorar.

Entre los objetivos del proyecto se recoge el interés por «atraer inversión público-privada orientada a la construcción sostenible y eficiente desde el punto de vista energético. 

Estratégico

La cohesión social y el desarrollo de entornos rurales innovadores es una de las prioridades que fija el plan de recuperación y que viene marcando la hoja de ruta de los presupuestos europeos. Fegein calcula que la puesta en marcha de este proyecto, que consideran de carácter estratégico, asciende inicialmente a 1,6 millones de euros anuales.