Más de 12.000 negocios gallegos han cerrado o despedido a toda su plantilla

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Martina Miser

Una de cada cuatro empresas afectadas pertenecen al sector hostelero

16 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El 1 de enero del 2020, cuando del coronavirus no nos habían llegado siquiera los ecos de lo que estaba ocurriendo en China, Galicia contaba con más de 73.000 negocios generadores de empleo. Un año después de que el virus pusiera al límite no solo el sistema sanitario sino también la capacidad de resistencia de la economía, quedaban apenas 60.900, lo que supone el cierre de uno de cada seis negocios que creaban puestos de trabajo en la comunidad (o el despido de todo el personal, lo que también los borraría de esta estadística). Frente al casi 17 % del tejido empresarial afectado en la comunidad, en España, la cifra llega al 20 %, con casi 240.000 empresas extinguidas o sin plantilla.

Así lo afirma un estudio experimental del Instituto Nacional de Estadística (INE) que analiza la demografía empresarial, en concreto la supervivencia de los negocios en el año de la pandemia. En realidad, las compañías que operan en Galicia son muchas más, cerca de 250.000, pero el resto hasta llegar a esa cifra corresponde a autónomos sin personal asalariado a cargo.

Los datos constatan, por un lado, la asimetría de la crisis, que ha golpeado de manera muy desigual a los diferentes sectores. El más castigado ha sido el de las actividades artísticas, de creación y espectáculos, que ha destruido la mitad de su tejido empresarial (un centenar de bajas) en los primeros nueve meses de pandemia, por las fuertes restricciones aplicadas para contener el virus. Medidas que también provocaron una fuerte caída (del 29 %) en la cifra de empresas empleadoras en el sector del deporte y el entretenimiento.

Claro que nada comparable al terremoto sufrido en la hostelería. Lastrada por los cierres primero y ahora por las limitaciones de horarios y aforo, ha visto cómo 3.000 bares y restaurantes de la comunidad (un 27 % de los que había en enero del año pasado) tenían que, o bien bajar la persiana, o bien despedir a todos los empleados asalariados, quedando solo el dueño al frente del negocio. Concentran así una de cada cuatro bajas y duplican casi a los comercios en la misma situación, que superaron los 1.700, al tiempo que cuadriplican las pérdidas en sectores como el transporte o la educación (en este último, concentradas en academias de clases particulares, autoescuelas o incluso escuelas deportivas).

Por contra, las actividades que mejor resisten la crisis son las distintas ramas de la industria, la sanidad, la informática y los despachos de abogados, donde la destrucción del tejido empresarial no llega al 10 %.

Pero además de detallar con gran precisión el impacto de la crisis por sectores (que se puede consultar en el gráfico que acompaña la información), el estudio del INE muestra también la eficacia de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), no solo en la estabilización del mercado laboral sino también para apuntalar tejido empresarial. Porque de los negocios que se dieron de baja en Galicia en los últimos meses, la inmensa mayoría, alrededor del 95 %, eran compañías que no habían aplicado ajustes subvencionados de plantilla y que, por tanto, no estaban atadas por la cláusula de salvaguarda del empleo durante al menos seis meses.

Si los ERTE juegan un papel protagonista, el estudio también pone de manifiesto que el tamaño de las empresas es un factor clave en su supervivencia. Así, de los 12.200 negocios que cerraron o despidieron a toda su plantilla en la comunidad en el primer año de la pandemia, más de 11.400, cerca de un 94 %, tenían solo entre uno y cinco empleados.

20.000 bajas de autónomos

El estudio analiza también la evolución de los trabajadores por cuenta propia, los autónomos. En el caso de Galicia muestra que 20.000 de los más de 180.500 autónomos que había en la comunidad a comienzos del 2020 no seguían en activo un año después (aunque por el camino otros emprendedores se incorporaron a la actividad). Si en las empresas el tamaño era la clave, en los emprendedores el factor determinante es la edad: entre los menores de 30 la tasa de bajas supera el 22 %.