Hidrógeno verde para olvidar el carbón

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JOSE PARDO

Endesa y Naturgy proyectan plantas de gas renovable en As Pontes y Cerceda

02 mar 2021 . Actualizado a las 09:53 h.

El hidrógeno verde se ha convertido en el heredero inesperado del carbón negro. Endesa y Naturgy manejan proyectos para fabricar ese gas renovable en Galicia, vinculados a la construcción de parques eólicos con los que alimentar el proceso químico de descomposición de la molécula de agua. Serán la alternativa económica, industrial y laboral a las centrales de carbón que ambas empresas poseen en la comunidad -la de Naturgy, cerrada desde el verano pasado; y la de Endesa, a punto de ello-, aunque su ejecución depende de que obtengan fondos europeos del plan de recuperación.

Porque este negocio del hidrógeno verde todavía no es viable económicamente -por el elevado coste de producción con electrolisis-, reconoció Arantza Ezpeleta, directora general de Tecnología e Innovación de Acciona, durante una jornada sobre esta tecnología organizada hace un par de meses por el Ministerio para la Transición Ecológica.

Pero tampoco salían a cuenta los primeros parques eólicos y fotovoltaicos, por eso recibieron tantas ayudas que aún se están pagando en el recibo de la luz -a razón de 7.000 millones de euros al año-. «Si lo hicimos con las renovables, podemos hacer lo mismo con el hidrógeno verde», subrayó la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en esa misma jornada.

El presidente de Iberdrola, Javier Sánchez Galán, destacó en ese foro que el coste de apoyar el despegue de este gas renovable será muy inferior al que supusieron eólicas y fotovoltaicas en sus primeros tiempos.

Pero aún queda un largo camino por recorrer hasta que Galicia produzca hidrógeno verde a nivel comercial. De forma experimental ya lo ha hecho. Así, el parque eólico de Sotavento (Monfero) empezó a hacerlo a finales del 2006 en el marco de un proyecto subvencionado por la entonces Gas Natural Fenosa (ahora Naturgy) y la Consellería de Industria. Durante años hizo realidad el sueño de almacenar energía eólica convirtiéndola en hidrógeno, un gas catorce veces más ligero que el aire que se guarda en cilindros. Los molinos aportan energía para hacer funcionar un aparato llamado electrolizador, en cuyo interior se separan las moléculas del agua. El oxígeno se libera a la atmósfera, mientras que el hidrógeno se guarda para obtener más electricidad.

El experimento salió, pero falta su desarrollo comercial. Y ahí están Endesa y Naturgy, entre otras grandes compañías. La primera eléctrica tiene más maduro el proyecto para As Pontes. Al menos lo ha detallado y presentado ante el ministerio. El de Naturgy, de momento, es una propuesta que está en estudio y que lanzó el presidente ejecutivo de la empresa, Francisco Reynés, hace un par de meses.

En uno y en otro caso será fundamental contar con una cartera de clientes que consuman ese hidrógeno renovable, pues el principal uso, de momento, es el industrial. Y las plantas han de estar cerca del centro de producción, pues el transporte del hidrógeno tiene sus complicaciones. De hecho, una de las patas del proyecto de Endesa -aún sin concretar- es la instalación de una planta de licuefacción para distribuirlo por carretera en camiones cisterna. La alternativa es dejarlo como es, un gas, y construir canalizaciones para luego inyectarlo en la red de gasoductos.

Fuentes de la compañía dirigida por José Bogas explicaron que han realizado un estudio de mercado sobre los potenciales clientes de la fábrica de hidrógeno verde de As Pontes y hay varios interesados, aunque esas mismas fuentes eludieron dar más detalles.

Consumidores de ese combustible son las refinerías -en Galicia hay una, de Repsol, en A Coruña, aunque esta compañía tiene sus propios proyectos de hidrógeno verde-; las acerías -próxima a As Pontes está Megasa- e industrias químicas. Usos industriales aparte, el combustible está llamado a ser también otra fuente de generación de energía eléctrica almacenable, que servirá de apoyo al sistema de producción, que contará con otros soportes como las centrales hidráulicas de bombeo.

Otra aplicación del hidrógeno renovable será la movilidad (coches, trenes y barcos) gracias a las pilas de combustible, dispositivos en los que se realiza un proceso inverso al llevado a cabo por los electrolizadores, es decir, utilizan el gas producido a partir de fuentes renovables para generar electricidad con la que movilizar los vehículos de pila de combustible (FCEV sus siglas en inglés).

Incentivos y regulación

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, avanzó hace unos meses que inyectarán 1.500 millones de fondos europeos hasta el 2023 para empujar ya la implantación del hidrógeno verde en la economía. El dinero llegará acompañado de cambios regulatorios para facilitar su desarrollo. Y todo se inscribe en marcos normativos lanzados primero desde la Comisión Europea y después por el Ejecutivo español. Así lo recoge el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 y el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Entre los objetivos que se han marcado se encuentra la instalación en España en el 2030 de al menos cuatro gigavatios de potencia de electrolizadores (tanta como la capacidad de los parques eólicos que operan en Galicia en la actualidad). También una contribución mínima del hidrógeno renovable del 25 % respecto del consumo total de las industrias, tanto como materia prima como fuente energética.

Además, el Gobierno prevé que circule por España una flota de al menos 150 autobuses de pila de combustible de hidrógeno renovable en el 2030 repartidos por todo el territorio nacional y 5.000 vehículos ligeros y pesados. Y disponer de una red de al menos un centenar de hidrogeneras de acceso público para el repostaje de vehículos.

Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, España consume medio millón de toneladas al año de hidrógeno (del gris, producido con gas natural o propano), utilizado como materia prima principalmente en refinerías (en torno al
70 %), en fábricas de productos químicos (25 %) y metalúrgicas. La producción se realiza directamente en la propia planta de consumo.

Zona Franca y la Xunta, en colaboración con Reganosa, lanzan sus iniciativas

Además de las plantas en proyecto o en estudio de Endesa y Naturgy, en Galicia se están cocinando otras fábricas de hidrógeno renovable, presentadas ante el Ministerio para la Transición Ecológica y vinculadas todas a la obtención de financiación europea. Así, el Consorcio Zona Franca de Vigo lanzó hace unas semanas una iniciativa para el polígono de Balaídos, con EnergyLab como asesor técnico. La planta elaborará gas renovable con energía procedente de paneles solares situados en los tejados de las naves industriales. Abastecerá el sistema logístico de diez empresas, entre ellas el grupo PSA, y los servicios municipales de transporte de pasajeros y recogida de residuos. El presupuesto es de 10,1 millones y el Consorcio aportará el 40 % de fondos propios, cuatro millones.

La Xunta también ha presentado ante el ministerio un proyecto de planta de hidrógeno verde redactado en colaboración con Reganosa. Es una de las iniciativas tractoras diseñadas por el Gobierno gallego para impulsar la recuperación económica. Aunque falta casi todo por concretar. En principio tendría cincuenta megavatios de capacidad de generación -la de Endesa en As Pontes, cien- para su uso en la industria, como combustible y en la red gallega de gasoductos. La Xunta aspira a producir 5.100 toneladas anuales que podrán abastecer una flota de 630 camiones de pila de combustible durante un año.

Además, en A Coruña, Naturgy, EnergyLab y EDAR Bens (la sociedad que gestiona la depuradora de la ciudad) investigan la obtención de ese gas a partir de aguas residuales, como hicieron con el biometano con lodos de la depuración.

En el resto del país

El hidrógeno verde será también la solución elegida por Endesa y por Naturgy para otras comarcas mineras que se han quedado sin centrales de carbón. Así, la empresa dirigida por Bogas plantea una fábrica en Teruel a partir de energía fotovoltaica y otra en Compostilla (León). La compañía presidida por Reynés maneja un proyecto para La Robla (León) en colaboración con Enagás.

Otras instalaciones serán la de Iberdrola en Puertollano (Ciudad Real), que suministrará hidrógeno verde a Fertiberia. Será la mayor planta del país, con 800 megavatios instalados y una inversión de 1.800 millones.