Bruselas renuncia a crear un banco malo europeo

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

OLIVIER HOSLET

Recomienda extender ayudas públicas temporales a las entidades que lo necesiten para evitar quiebras

16 dic 2020 . Actualizado a las 18:40 h.

No habrá banco malo europeo. La Comisión Europea ha renunciado hoy a esta posibilidad que muchos habían invocado para poder digerir el aluvión de préstamos dudosos que dejará en herencia la pandemia. 

Aunque el presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Andrea Enria, había sugerido la necesidad de crear esta plataforma donde concentrar todos los activos de riesgo de los bancos vinculados a esta crisis, el italiano fue rebajando la ambición de la propuesta en el mes de noviembre hasta quedar reducida al sucedáneo que hoy ha presentado la Comisión: una red europea de bancos malos nacionales que podrían intercambiar información entre sí sobre el volumen de activos tóxicos que tienen en sus portafolios. ¿Para qué? Para coordinar entre ellos posibles traspasos, ventas o estrategias para darles salida. 

La propuesta es muy limitada, en el fondo y en la forma. No articula un canal nuevo para apartar de los balances bancarios los préstamos dudosos, esos que podrían entorpecer el crédito a los hogares y empresas solventes que lo pudieran necesitar en los próximos meses. Se limita a sugerir a los Estados miembro que alumbren sociedades de gestión de activos, como la Sareb española. Ya sean de carácter público o privado. Lo recomiendan porque su creación es «voluntaria». 

¿Qué hay detrás de las reticencias de Bruselas a crear un banco malo genuino europeo? El Ejecutivo comunitario asegura que «el coste de establecer una agencia europea de gestión de activos puede ser muy alto» por dos factores: por los diferentes volúmenes de préstamos dudosos (NPL con sus siglas en inglés) que acumulan los países y por el caos regulatorio en los marcos nacionales de reestructuraciones e insolvencias, lo que dificulta el trasvase de esos NPL a un banco centralizado. 

Los datos corroboran los temores de la Comisión y dan alas a los países que no quieren compartir riesgos, ni soberanos ni bancarios. Hay países como Grecia donde los préstamos dudosos -aquellos que acumulan retrasos de 90 días o tienen un riesgo muy alto de no retorno por los problemas financieros de su beneficiario- rozan el 31 %.

En Chipre se sitúan en el 14,5 % y en Italia en el 6,3 %. Los bancos españoles están en el 2,9 %, solo una décima por encima de la media de la UE, aunque en una situación de menos fortaleza que las entidades alemanas (1,2 %).

 Desintoxicar los balances 

Lo que sí ha hecho esta vez Bruselas es anticiparse a los problemas de solvencia para evitar males mayores. «La historia nos demuestra que es mejor afrontar los créditos dudosos pronto y de forma decisiva», ha señalado el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Hacía referencia a la última crisis, cuando la indigestión de este tipo de préstamos que nunca se devolvieron resquebrajó el mapa bancario de la eurozona. «Hoy ponemos en marcha una serie de medidas que, mientras garantizan la protección de los préstamos, pueden ayudar a prevenir un aumento de los créditos dudosos similar al de después de la última crisis financiera», recordó la comisaria de Servicios y Estabilidad Financiera, Mairead McGuinness

Bruselas no quiere que los créditos malos intoxiquen al resto de activos bancarios, como ocurrió en el pasado. Por eso propone agilizar el desarrollo de los mercados secundarios de activos en dificultades, de tal forma que los bancos puedan ir deshaciéndose de esos créditos al tiempo que se refuerza la protección del deudor. Para hacerlo de forma rápida y efectiva, las autoridades comunitarias creen que será necesario poner en marcha un laboratorio central electrónico al que canalizar todos los datos de préstamos dudosos atesorados por los bancos europeos. Sería como un panel de precios en el mercado. Agentes interesados (inversores, agencias de gestión de activos, servicios crediticios y vendedores de crédito) tendrían acceso a esa plataforma para intercambiar información y negociar. 

Otra de las propuestas sobre las que ha hecho hincapié es la de apuntalar los marcos de insolvencia en la UE y las legislaciones sobre recuperación de la deuda para dar más certidumbre legal y acelerar la recuperación del dinero. Esta es una tarea pendiente en España. Los expertos creen que su marco de insolvencia es muy deficiente y empuja a la mayor parte de las empresas a la liquidación, perjudicando la actividad económica y añadiendo pérdidas a los balances de los bancos.

Urgencia

Además de la creación de la red de agencias de gestión de activos nacionales, el laboratorio central económico y la armonización de los marcos de insolvencia, Bruselas también urge a echar mano de la flexibilidad que ofrece el paraguas de ayudas públicas temporales, para seguir bombeando dinero mientras la economía lo necesite. Hay que hacerlo rápido y bien porque augura un aumento de los créditos dudosos en los próximos meses. Si se materializan los riesgo de impagos y pérdidas «esto abstendría a los bancos de seguir extendiendo préstamos a hogares y negocios, llevando a un retraso de la recuperación económica, creando efectos tangibles y prolongados en la economía real», alerta. 

Ayudas públicas a bancos 

Dadas las circunstancias extraordinarias que atraviesan los bancos y el conjunto de la economía debido a la pandemia, Bruselas se mostró dispuesta a flexibilizar las condiciones para evitar que las entidades que llegaron saneadas y que hayan gestionado bien sus balances acaben en procesos de resolución a manos de la Junta Única de Resolución (JUR). ¿Cómo? Aceptando ayudas de carácter público temporales a los bancos en riesgo de quiebra si cumplen «condiciones estrictas». Al igual que las empresas se pueden acoger a los marcos temporales de ayudas públicas, los bancos tendrán también esa posibilidad para sobrellevar una crisis que no ha sido inducida por una mala gestión de los balances o las cuentas públicas de los Estados sino que tiene causas externas. «No estoy proponiendo rescates a los bancos sino ayudas precautorias y apoyo bajo determinadas circunstancias», matizó Dombrovskis, quien cree que las ayudas públicas «temporales y focalizadas» pueden tener menor coste que dejar que los balances bancarios se deterioren hasta que ya no sea posible mantener a flote las entidades.