María Jesús Lorenzana: «Mi obsesión ahora es que las familias y los negocios no se desmoronen»

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

PACO RODRÍGUEZ

La conselleira de Emprego e Igualdade pone el foco del empleo en pequeños proyectos multiplicados por Galicia

13 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

María Jesús Lorenzana Somoza (A Coruña, 1981) lleva 98 días al frente de la Consellería de Emprego e Igualdade. Tenía 26 años cuando ingresó en el cuerpo de letrados de la Xunta, donde ha llevado el peso técnico de varias consellerías.

-En breve termina su período de gracia. Las críticas llegarán, pero es difícil encontrar a alguien que hable mal de usted en la Xunta.

-Lo agradezco. Lo único que puedo decir es que he intentado hacer mi trabajo, pero valoro mucho a los que están conmigo, aunque no siempre me han podido acompañar. Soy técnica, me gustó dar el salto a la gestión de las consellerías, porque veía los resultados, y ahora me toca hacerlo como política, nada más.

-No hay tiempo para la cortesía. El objetivo del Gobierno era bajar en el 2020 de los dos dígitos de paro, y la previsión ahora es acabar el 2021 en el 12,9 %.

-Siento esa responsabilidad. Soy consciente de que hay muchas familias y negocios que lo están pasando realmente mal. Trabajo bajo esa premisa, intentando acompañar en todo momento a esa gente con medidas económicas que permitan mantener el empleo a corto plazo. Es la obsesión que tengo ahora, apoyarlas para que no se desmoronen. A medio plazo me empeñaré en renovar el servicio público de empleo a nivel tecnológico.

-¿Es tan necesario ese esfuerzo en estos momentos?

-Sí, es importante. El servicio de empleo funciona a nivel de intermediación y colocación, pero también es nuestra principal fuente para acertar en la dirección de la formación. Y tenemos que adaptarnos al nuevo contexto que nos vamos a encontrar. A día de hoy no existe una aplicación en la que un joven pueda buscar su empleo. Con los problemas de movilidad que hay tenemos que salir del papel y la cita presencial en las oficinas, y modernizarnos para prever la oferta y la demanda, algo que beneficiará a los empresarios y a los trabajadores.

-Su éxito o fracaso se va a medir por una sola cifra, el paro. ¿Se atreve a ponerle fecha a ese mes en que Galicia baje del 10 %?

-Sería imprudente adelantarme. No depende solo de la capacidad del área económica del Gobierno, ya que hay una crisis sanitaria que nadie sabe cuándo va a terminar. Lo que sí podemos hacer es no perder un minuto para anticiparnos al comportamiento del mercado e intentar reconducir la actividad laboral para adaptarla mejor a la demanda.

-Las cifras, en teoría objetivas, suelen manejarse con cinismo en política.

-En materia de empleo hay cifras clave que no se pueden falsear. Esos datos son los que nos permiten asegurar que, en noviembre, Galicia había recuperado el 100 % de los empleos que se habían perdido en marzo y abril. Esto es así. Tenemos más de un millón de afiliados a la Seguridad Social, es así, no se puede discutir. ¿Que Galicia sube en afiliaciones y España baja, un poco, pero baja? También es así. Luego todo se puede interpretar.

-El presupuesto de su departamento subió hasta 355 millones de, un 32 % más. Mucho dinero y poco tiempo. ¿Sabrá gastarlo?

-La Xunta es una buenísima ejecutora de fondos. Comprometemos, ejecutamos y pagamos, para eso estamos preparados.

-De momento, de los fondos europeos, solo se habla de grandes proyectos tractores. ¿Cómo va llegar ese dinero a los autónomos y pequeñas empresas?

-Los grandes proyectos generan una cadena de valor, con empleos directos y necesidades secundarias en las que esta consellería sí podrá ayudar inyectando dinero, ayudándoles a arrancar o a transformarse.

-La oposición ya ha dicho en el Parlamento que su receta es más de lo mismo.

-Nadie mencionó el proyecto de renovación del servicio público de empleo, me llamó la atención. Pero es cierto que tenemos iniciativas que ya están funcionando y que van a continuar, con o sin crisis, no se pueden desatender. Me refiero a programas mixtos de formación y empleo o a los incentivos a la contratación, eso hay que mantenerlo, aunque a lo mejor hay que incidir más en unas cosas u otras. Por ejemplo, habrá que apoyar más el emprendimiento en el rural o el fomento de la economía social, la economía de cuidados o los servicios a personas a domicilio. Por eso es importante saber hacia dónde va el mercado.

-¿Le preocupa alguna comarca más que otra? Pienso en A Mariña, por ejemplo.

-Claro que me preocupa, por eso intentamos mantener ese motor que es Alcoa. Pero también queremos impulsar pequeños proyectos en el rural que sean reproducibles en toda Galicia y sirvan para asentar trabajos y población.

«Creo firmemente en la igualdad, pero no voy a caer en extremismos absurdos»

La fama de mujer conciliadora la precede, pero su experiencia en el ámbito técnico no será suficiente en algunas competencias.

-¿Qué peso le otorgará a los sindicatos y a la patronal?

-Son ellos los que mejor conocen cada sector, por eso creo que el diálogo social es fundamental para que el Gobierno acierte.

-¿Qué opina de la jornada laboral de cuatro días que propone una parte del Ejecutivo central?

-En estos momentos me parece una ocurrencia, hay tanto de qué ocuparnos ahora...

-¿Trabaja ocho horas diarias?

-Depende del día. Estoy en un momento que exige un gran esfuerzo, pero el trabajo no lo es todo en mi vida.

-¿Estamos preparados para el teletrabajo?

-Durante el confinamiento se reveló como una gran oportunidad, pero hay que regularlo y perfeccionarlo. Funcionará bien.

-Igualdade ha alcanzado rango de consellería, pero compartida. ¿Por qué con Emprego?

-La igualdad es transversal, esté donde esté. Tiene todo el sentido integrar lo laboral con otros objetivos como la lucha contra la violencia de género. Todo está relacionado con el trabajo, la formación y la concienciación.

-En cuestión de igualdad no podrá evitar la refriega política.

-Hay mucho más consenso del que parece. Yo creo firmemente en la igualdad, pero no voy a caer en extremismos absurdos. Podemos discutir si se hace o no lo suficiente, pero mi deber es incidir allí donde sabemos que acertamos e intentar anticiparnos, sin dar un paso atrás.

-Merkel dijo esta semana al hilo del covid y la Navidad que 590 muertos no son «un precio aceptable». ¿Cómo se ponen objetivos en violencia de género?

-En violencia de género tampoco existen cifras aceptables, ni aunque sean residuales.