La sostenibilidad como llave para reinventarse y sobrevivir a la crisis

María Meizoso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Foro BBVA

La Voz y BBVA organizaron un encuentro sobre el nuevo modelo económico

20 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«La oportunidad para ser más sostenibles es ahora, en este momento. Para ser más eficientes, más competitivos y también, en estos tiempos de pandemia, más resilientes ». Lo subrayó este jueves la directora de Pymes del BBVA de la Territorial Noroeste, Rosa Bouzas, en el transcurso de un encuentro digital organizado por La Voz de Galicia y BBVA en el que se sentaron las bases para un crecimiento económico ligado a parámetros de sostenibilidad. En estos últimos meses, reconoció Bouzas, «los negocios han tenido que reinventarse, que adaptarse. Se han tomado decisiones muy rápidas y también se han desarrollado nuevos canales».

Ante el nuevo modelo económico que se vislumbra, su apuesta fue clara. Pero también la de los otros tres participantes en el evento. El futuro ha de estar unido a la sensibilidad medioambiental y a la eficiencia energética. Esos aspectos han de primar en todos y cada uno de los eslabones de la cadena de producción. Y, en ese sentido, Joan Roca, copropietario de El Celler de Can Roca, destacó que su familia realizó su particular viraje hacia la sostenibilidad hace años: «Somos solo un restaurante que ha tenido la fortuna de ser muy reconocido a nivel internacional, pero eso también nos ha hecho ser responsables». Roca detalló que, en la actualidad, «convertimos las cajas de pescado en taburetes de diseño y las botellas, en vasos o fuentes que usamos para servir. Ese compromiso nadie lo exige, es algo que nos preocupa y hacemos partícipes a proveedores, empleados y clientes». Esa idea, dijo, «ha de marcar el crecimiento de todas las empresas en el futuro».

De la mano del BBVA también desarrollan el proyecto Gastronomía sostenible que «nos ha permitido girar por España y cocinar productos gallegos en Galicia. Hemos tenido la suerte de conocer a productores locales para darles la oportunidad de, a través de una red de suscriptores, seleccionar sus productos en función de la temporada». Un mecanismo de «apoyo» para «dar visibilidad y generar nuevos negocios».

En el ADN

La relación de Norvento con la sostenibilidad nació hace 40 años con la creación de la compañía de energías renovables. Así lo destacó su director comercial, Manuel Pinilla. Una apuesta «lógica» y «responsable» que refrenda el gran salto logrado en los últimos años. «Cada vez vemos mayor inquietud por tener proveedores más sostenibles y eso significa que, si una pequeña empresa tiene como cliente a una gran marca, tendrá más exigencias desde ese punto de vista», dijo. Para Pinilla, el momento en el que la sostenibilidad aterrice para quedarse está cada vez más «próximo». «Empezamos a verlo», insistió, al tiempo que subrayó la utilización de esta herramienta como un «elemento con el que poder competir mejor y acreditar el compromiso con el medio ambiente de cada empresa».

Con la misma convicción nació en el municipio lucense de Friol, la empresa Traloagro. Su responsable, Isabelle Gómez, sostuvo que «para nuestro proyecto, la sostenibilidad lo es absolutamente todo. Está presente en toda la fase de producción, desde la cría de ganado, hasta en el despiece, el elaborado de la carne y la comercialización». Uno de sus incentivos a la hora de poner en marcha su proyecto, explicó, «llegó fruto de la necesidad. A medida que avanzábamos, veíamos que todo el esfuerzo que hacíamos en la producción se quedaba por el camino. No había continuidad». Ahora, siguen dando pasos, «involucrando a los consumidores para que creen hábitos». Como productores cárnicos, aseguró que esta tendencia hacia la sostenibilidad se percibe también a nivel institucional. Y puso un ejemplo: «Vemos esta evolución hasta en las ayudas de la PAC, que ya están totalmente dirigidas hacia la sostenibilidad».

¿Cómo certificar la huella de carbono con los datos de la banca electrónica?

Perfilar con precisión qué pasos han de dar las pymes para acercarse a un modelo de negocio más sostenible. Y hacerlo, además, en un momento como el actual. Sobre ese asunto pivotó la receta que Roca sugirió a las empresas. A ellas les dijo que «aprovechen el parón para pensar y reflexionar. Debemos sacar ese tiempo para hacer ese análisis». Se trata, detalló, de «tomar conciencia, de pararse a pensar qué energías estamos usando, qué coste tienen, si podría racionalizar mejor o si tiramos muchas cosas».

Aprovechar el escenario actual para redefinir proyectos y para encaminarlos a un horizonte más verde sirvió para que Bouzas hiciera hincapié en una de las fortalezas de la estrategia del BBVA. «Somos —explicó— el único banco del mundo que es capaz de determinar la huella de carbono de nuestros clientes».

¿De qué modo? «Lo hacemos —añadió— a través de analítica de datos, es decir, sin que nos tengan que aportar ninguna información a mayores. Los clientes solo tienen que incorporar el agregador financiero a su banca electrónica. Así, nosotros, con la información de sus gastos en electricidad, en gas o en gasoil, somos capaces de determinar qué cantidad de gases efecto invernadero están expulsando a la atmósfera. Son datos para tomar conciencia y para plantearse dónde generar ahorros y cómo plantear la eficiencia energética».

 

Inclinar la balanza hacia lo eficiente no siempre depende de grandes inversiones

Uno de los fantasmas que acompaña a la sostenibilidad desde tiempos pretéritos está conectado con el precio, con la cantidad que un empresario o un autónomo ha de desembolsar para que su proyecto sea más eficiente. Superarlo es todavía una de las «asignaturas pendientes» tal y como señaló Joan Roca. En un sector como el de la restauración «tan solo tenemos que hacer entender que hay productos que pueden ser un poco más caros inicialmente, pero no a la larga». Y, en esa operación, el cliente juega un papel protagonista: «Cada vez están más por la labor de participar de esa renovación del sector primario. Hay que poner en valor esos oficios, esos trabajos en el campo y en el mar, que deben estar bien pagados. En la restauración lo tenemos claro, queremos un buen productos y estamos dispuestos a pagarlo bien para que el que está sobre el terreno tenga un buen salario y siga haciéndolo bien».

En todo caso, aseguró que «lo importante es tener claro que el cliente cada vez demanda más calidad, compromiso con el medio ambiente y productos criados de forma sostenible. Y eso puede ser más caro o no, pero cuando lo es, el cliente está dispuesto a pagarlo».

Responsabilidad social

Con la mirada puesta en el desarrollo de un modelo sostenible que permita promover la inversión y crear empleo, BBVA se ha marcado como objetivo imprimir la eficiencia entre sus clientes. «En torno al 37 % de los fondos de recuperación europeos irán destinados a la sostenibilidad, y aquellas pymes que lo tengan interiorizado y estén trabajando en ello estarán mejor posicionadas para optar a ellas», destacó Bouzas. Y para ello también se esfuerzan en desmontar el mito de lo económico: «Muchos asocian sostenibilidad a caro, pero nosotros estamos trabajando para demostrarles que lo realmente caro es no ser sostenible y cada vez va a ser más insostenible no serlo», aclaró.

Trazar una hoja de ruta a medio plazo, «no invertir para recuperar mañana». Es la máxima a seguir según el director comercial de Norvento. Y eso no exige, matizó, «grandes gastos, a veces tan solo astucia o inteligencia». En la actualidad, «muchos negocios están operando por debajo de su capacidad y podrían plantearse estas cosas». Inclinar la balanza hacia la sostenibilidad no siempre depende de grandes inversiones.