Ana Cebreiro: «El papel de los impuestos en una crisis como esta es fundamental»

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La responsable de tributación internacional del Banco Mundial apuesta por un sistema conjunto para gravar la economía digital

08 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En el corazón del Banco Mundial se puede escuchar acento gallego. Es el que le otorga la economista Ana Cebreiro (Ferrol, 1971), responsable de tributación internacional de esta entidad y que recientemente ha sido nombrada académica de la Real Academia Galega de Ciencias.

-¿Cómo pueden ayudar los impuestos a salir de una crisis como en la que vivimos inmersos?

-Esta es una crisis sin precedentes y lo cierto es que no hay una receta mágica para salir de ella. Lo que sí está claro es que el papel de los impuestos y del sistema fiscal tiene que ser fundamental, sobre todo en un contexto en el que los niveles de deuda de muchos países son tan altos. Según los datos que manejamos en el Banco Mundial, más de 30 países tienen niveles de deuda pública mayores del 100 % de su PIB y eso es una locura. Hay que buscar de dónde sacar unos recursos que son muy necesarios. Muchos ya llaman a esta recesión como la crisis de desigualdad, porque los que más están sufriendo son los que menos tienen. Hay otro dato del Banco Mundial que también me parece interesante: entre 110 y 150 millones de personas más caerán en la extrema pobreza en el 2021. Y eso es mucha gente. Es un 1,4 % más o menos de toda la población global. Y esa gente va a vivir con menos de 2 dólares al día. Desde el Banco Mundial estamos trabajando mucho en concienciar que lo que se necesita no es más recursos si no generarlos mejor. Además, esta es una buena oportunidad para enfocarse en cómo el sistema tributario puede ser más verde y más transparente

-¿Es el momento de subir impuestos o es mejor esperar?

- Es una pregunta difícil. Muchos de los países están tirando de la deuda para intentar disminuir el impacto negativo de la pandemia. Pero lo cierto es que muchos territorios no tienen esa flexibilidad y no van a poder tirar de la deuda porque no tienen capacidad de endeudamiento o porque sus bancos centrales no pueden apoyar sus balances. Por tanto, tienen que buscar alternativas. Y una de las pocas que les quedan son los impuestos. Y en este sentido yo no sé si hablaría de aumentar impuestos -que para mí es aumentar los tipos- si no más bien de aumentar recaudación. A corto plazo, los países están atajando la crisis con estímulos temporales enfocados a los que más lo necesitan. Pero al mismo tiempo hay que ser un poco cautelosos y trabajar para ver dónde se puede conseguir una mayor recaudación. Una forma de conseguirlo es aumentando las bases, porque en muchos países las bases tributarias son muy estrechas. Al final es un aumento de impuestos, pero es una forma equitativa, justa y eficiente de hacerlo. Y una vez que salgamos de la crisis hay que mirar un poco más hacia el futuro y pensar en un sistema sostenible, que no puede existir sin la parte de tributación verde.

-La cuestión no es subir impuestos si no hacerlos mejores...

-Exactamente. No se trata simplemente de subir tipos de manera indiscriminada. Algunos sectores y algunos contribuyentes ya están soportando una carga tributaria muy alta. Se trata de volver a los principios básicos: la equidad, la eficiencia y ver dónde están las brechas que se tienen que cerrar en el corto, medio y largo plazo. Y además hay cosas que no debes cambiar ahora porque no te interesa provocar un impacto negativo en la poca recuperación económica que estamos teniendo.

A corto plazo además hay que tener en cuenta que algunos sectores no se han visto impactados de manera negativa con esta crisis. Sobre todo, pensemos aquellos basados en la tecnología.

-Precisamente son muchas las voces que hablan de la necesidad de empezar a gravar a la economía digital. Pero no es fácil hacerlo. ¿Cómo pueden emprender los Gobiernos esta tarea?

-El escenario ideal sería conseguir una solución conjunta a nivel global que sea buena para todos y que consiga un balance entre perdedores y ganadores. La cooperación internacional puede conseguir minimizar los riesgos que pueden surgir en el comercio o también disminuir las distorsiones en la competencia. Pero es que además, si hay muchas soluciones unilaterales se pueden producir muchísimos más litigios a nivel internacional. Y también hay que tener en cuenta que la solución debe ser simple porque si no lo es, va a ser imposible implementarla y se quedará en papel mojado.

-Pero en caso de no llegar a una tributación conjunta en esta materia, será muy difícil que haya igualdad...

-Exactamente. Hay riesgo de que se produzcan distorsiones a la competencia. Muchos países están tratando de implementar medidas unilaterales que serán transitorias a la espera de que haya una solución conjunta. Lo que creo es que se necesita algo más de tiempo. Ahora mismo, también estamos intentando estudiar cómo, en caso de que haya medidas unilaterales, lograr evitar que se produzca una doble imposición. Se trata de que paguen su parte justa, pero tampoco es cuestión de que paguen todo.

-En una sociedad tan global como la actual, ¿en algún momento podremos equiparar algunas medidas impositivas ?

-En el corto plazo no creo. Porque al final la tributación de un país es el reflejo de las decisiones que hace. Un ejemplo es el principio de suficiencia: cuántos recursos necesitas y cómo los vas a obtener. Por razones como esta ningún país tiene el mismo sistema impositivo.

«Entrar en la Academia Galega de Ciencias es una oportunidad para devolver a Galicia lo que invirtió en mí»

Recientemente, la ferrolana Ana Cebreiro ha sido designada académica de la Real Academia Galega de Ciencias.

-¿Qué supone este reconocimiento para usted?

-Un honor, un privilegio, un orgullo... Después de tanto tiempo fuera de mi casa, un reconocimiento como este es muy especial. La verdad es que me sorprendió mucho. No me lo creía cuando me llamaron. Lo veo como una oportunidad para devolver de alguna manera lo que ha invertido en mí tanto Galicia como España. Porque a veces uno se involucra tanto en su trabajo que se olvida de cómo puede ayudar a mejorar las cosas en su casa y creo que esto es una oportunidad para hacerlo.

-¿Cómo llega una gallega al Banco Mundial? ¿Cómo ha sido ese tránsito?

-Pues yo creo que como en todo. Con mucho trabajo, con perseverancia y a veces con sacrificios familiares. Yo empecé mi carrera en Santiago de Compostela y mi vocación era ser inspectora de Hacienda. Pero se cruzó en mi camino el profesor y catedrático Luis Caramés Viéitez y cambió mi perspectiva. Me fui a hacer un doctorado a Barcelona y después de dos años me fui a Inglaterra a la Universidad de Essex. Y a partir de ahí ya nunca volví. Trabajé nueve años en la OCDE, en el centro de política y administración tributaria y en el 2013 empecé a trabajar para el Banco Mundial.