Ellas se apuntan al «si tú ganas, yo gano»

ECONOMÍA

El «networking» busca crear una red de contactos para compartir información y lograr nuevos clientes

18 oct 2020 . Actualizado a las 16:09 h.

Las comidas de negocios, las copas después de interminables jornadas de trabajo, los partidos de golf o de pádel el viernes o en fin de semana -normalmente- han sido siempre una forma de establecer nuevos contactos y un camino para progresar en el mundo laboral. Esta manera de actuar -tan antigua como el propio hombre- es lo que hoy en el mundo de los negocios se conoce como networking, una actividad socioeconómica -normalmente gratuita porque no requiere intermediarios- que busca crear una red de contactos para compartir información y lograr nuevos clientes. Si tú ganas, yo gano.

Pero llegó el covid y también el confinamiento con lo que se acabaron las comidas de negocios y también las copas después de las 8. Entonces el networking -que continuó funcionando a través de encuentros digitales- dio un paso adelante. Mariví Iglesias, una emprendedora de Ourense, explica que junto con Eva Castro, Eva Muñoz e Inma García conformaron el equipo Rentabiliza-T, con el objetivo de introducir en la ciudad de As Burgas Neting.app, una aplicación que también han impulsado -al que igual que ellas- otros emprendedores en distintas ciudades de Galicia. Esta aplicación, que fue creada en Murcia, hoy cuenta con una red de 1.600 personas en toda España, y ese es precisamente su fuerte.

Iglesias pone en valor el networking como forma de trabajo, de colaboración. «En Ourense -subraya esta empresaria- estábamos huérfanos de algo así. Empecé a trabajar con la aplicación, y una actividad que iba a ser provincial dio lugar a un proyecto nacional», más ambicioso. La red le permite hoy tener proyectos laborales fuera de la comunidad gallega. «Tenemos clientes en Málaga, a los que no llegaría si el networking solo fuera presencial», sostiene.

Los equipos impulsores de Neting.app en cada uno de los territorios programan una agenda de trabajo, y promueven encuentros -un café virtual, por ejemplo- a través de los que se facilita el contacto con profesionales de distintas áreas. El negocio puede -o no- llegar después de ese café. Y si se hace el trato, habrá lo denominan «una recompensa»·, es decir una participación en el importe de esa prestación de servicio. Todo el proceso funciona sobre la base de la confianza entre las personas. Porque si no es así, cualquier relación acaba en el fracaso.

Iglesias, que ha tenido que reinventase profesionalmente varias veces en su vida y sufrió la crisis global del 2008, defiende que «los contactos valen tanto o más que un buen currículo». Lo dice muy convencida. Ella e Inma García abrieron en Ourense un despacho como consultoras en finanzas. «Somos profesionales independientes, que ayudamos a las personas a planificarse, a gestionar su patrimonio, a buscar solución a sus problemas económicos. En definitiva -dice-, impartimos educación financiera», de la que carece buena parte de la población española. Lo hacen como colaboradoras (en régimen de autónomos) de la consultora alemana OVB, que a su vez tiene una red 150 partners (o socios), entre los que se encuentran bancos y compañías aseguradoras de toda Europa. Estas gallegas accedieron al plan de formación de la multinacional, «en la que se prima la meritocracia». Es llamativo, explica, ver a una pareja de mediana edad que no sabe cómo debe contratar con un banco una hipoteca, por ejemplo, sin sentirse empequeñecidos -como si fuesen unos dibujos animados- en esa negociación. El distanciamiento frente al banco y el conocimiento de los derechos de los consumidores, explica Iglesias, permite lograr mejores condiciones al cliente final. En este punto, Iglesias también pone el foco de atención en aquellos clientes que acuden a ella buscando un servicio profesional porque o bien quieren montar un negocio como autónomos pero no saben cómo empezar -«solo saben hacer galletas»- o aquellos a los que un problema los atrapa y no saben cómo salir de él.