Lucía Rey
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M. Sande
Sin llegar a agotar el plazo que tenía para hacerlo, y en vísperas de un puente, Alcoa cumplió ayer su amenaza. La multinacional estadounidense ejecutó el temido expediente de regulación de empleo (ERE) que lleva planeando sobre A Mariña desde hace meses. Su decisión: despedir a 524 trabajadores de la planta de aluminio. Y la hibernación gradual de las cubas de electrolisis de la factoría. La compensación: «Indemnizaciones de 30 días por año trabajado hasta un máximo de doce mensualidades» y «planes de recolocación externa» para los afectados. Será también un proceso gradual. Al final, quedarán solo 99 operarios trabajando en la fundición. Serán también los encargados de poner las cubas a hibernar. La planta de alúmina, la refinería, mantendrá su actividad.