El BCE está «preparado» para aumentar su potencia de fuego contra la pandemia

s. a. BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

KAI PFAFFENBACH | Reuters

Muchos economistas dan por seguro que la entidad cerrará el año con una ampliación de compras de emergencia

29 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El impacto de la segunda ola de la pandemia y, sobre todo, el riesgo de nuevas medidas restrictivas que ralenticen el lento proceso de recuperación del tercer trimestre, comienza a descontarse de cara al último tirón del año. Christine Lagarde así lo planteó este lunes durante una comparecencia en el Parlamento Europeo. «La crisis de salud seguirá pesando sobre la actividad económica y presenta riesgos a la baja en nuestras perspectivas económicas». Aunque el Banco Central Europeo está «preparado para ajustar todos los instrumentos, en lo que sea necesario», subrayó.

Y eso incluiría una posible ampliación del programa de compras de emergencia contra la pandemia (el PEPP, por sus siglas en inglés) que muchos economistas dan por seguro que cerrará el año con una potencia de fuego superior a los 1,35 billones de euros que hoy lo nutren. El mecanismo está garantizado hasta el próximo año, pero el consejo de gobierno de la institución bancaria siempre ha añadido la apostilla de que «en todo caso» seguirá funcionando «hasta que se estime» que la crisis ha terminado. «Este programa tiene en su ADN la flexibilidad tanto para el tiempo, como en activos y circunstancias y seguirá siendo flexible», planteó la presidenta del BCE. Incluso para atenuar «los riesgos de fragmentación» (la recuperación de los países a distinta velocidad), respondió a una pregunta planteada por el eurodiputado de Ciudadanos, Luis Garicano.

Lagarde analizó con eurodiputados del Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo la evolución económica y monetaria de la zona euro. Un diálogo monetario, el tercero de su presidencia, que volvió a realizarse por videoconferencia y que se extendió durante unas dos horas.

La francesa también reclamó a los Gobiernos que utilicen el fondo de recuperación (con una dotación de 750.000 millones de euros) para «impulsar el crecimiento» atendiendo a criterios comunes (como el medioambiental o la transformación digital) y hacerlo «a tiempo».

Y defendió que medidas como los esquemas nacionales para mantener el empleo, como los ERTE en España, y los avales públicos para canalizar préstamos a las empresas siguen siendo «fundamentales» para reducir la incertidumbre y «aliviar» el impacto económico de la pandemia.