Fracasan las negociaciones para la venta de Alcoa

M. Mora / m. a. sande VIVEIRO / LA VOZ

ECONOMÍA

PEPA LOSADA

La multinacional se cierra en banda y se niega incluso a que la SEPI compre la planta para revendérsela a Liberty. El despido vuelve a planear sobre la cabeza de los 500 trabajadores de Alcoa. Este lunes la empresa los ha convocado a una reunión en Nigrán para plantear un ERTE

28 sep 2020 . Actualizado a las 13:11 h.

No pudo ser, Alcoa sigue siendo de Alcoa. Y su intención, la de poner fin a la vida de una factoría, la de aluminio del complejo San Cibrao -la única de su clase en España-, que le genera, se lamenta la multinacional, un agujero de un millón de euros a la semana.

Expiró a medianoche el plazo que se habían dado los responsables de Alcoa para negociar con Liberty House la venta de la planta, y no hubo acuerdo. No fue ninguna sorpresa. Después de semanas de negociaciones, las posturas seguían tan alejadas como cuando terminó la primera ronda de conversaciones el pasado 30 de agosto. Y, claro, prácticamente nadie contaba con una fumata blanca.

Alcoa estaba dispuesta a vender la factoría por 1 euro; y Liberty, a comprarla por ese precio. Hasta ahí las coincidencias. Después, todo discrepancias. Los británicos querían que la multinacional estadounidense les garantizase el suministro de alúmina (indispensable para fabricar aluminio primario) durante 20 años. Una demanda poco o nada razonable en opinión de Alcoa, dispuesta a firmar un contrato solo por 5 años. Durante todo este tiempo, no han sido capaces de encontrar un punto intermedio.

Diferencias insalvables

También pedía Liberty derechos de control sobre la planta de alúmina en el caso de que Alcoa decidiera venderla en un futuro. Impensable para Alcoa, como señalaba a comienzos de esta misma semana el presidente de la multinacional en España, Álvaro Dorado. «GFG Alliance [Liberty House] no está interesada en adquirir la planta de aluminio a menos que también pueda obtener el control de la refinería de alúmina y asegurarse el suministro en términos poco realistas», resumía Dorado en un duro comunicado. Le reprochaba también a Liberty que no estuviera por la labor de «comprometer fondos propios para garantizar el futuro de la planta de aluminio». Alcoa estaba dispuesta a aportar 92 millones de euros para apoyar los primeros pasos de la nueva aventura industrial, Liberty le pedía 142. Demasiada distancia para salvarla. Con todo, y después de una intensa jornada de tiras y aflojas, trufada de llamadas telefónicas a cuatro bandas (Alcoa, Liberty, Xunta y Ministerio de Industria), se confirmaron los peores pronósticos.

Poco después, Xunta y Ministerio de Industria expresaban en un comunicado su «decepción por la ruptura de la negociación» y dejaban claro que consideran que la multinacional estadounidense «ha actuado de mala fe durante estas semanas». Desvelaban también que, en un último intento de salvar la situación, el Gobierno le ofreció a Alcoa comprarle la planta a través de la SEPI para revendérsela luego a Liberty. «Una operación novedosa e impecable, que cumplía todos los requisitos legales tanto españoles como a nivel comunitario».Y eso después de que el pasado martes las negociaciones entre ambas partes saltaran por los aires. Pero, ni por esas.

También emplazaron a Alcoa a «reflexionar sobre las consecuencias que su decisión tendrá para sus trabajadores, sus familias y la comarca de A Mariña en su conjunto», y a aceptar alguna de las soluciones que se le han ofrecido, de cara a la reunión telemática que se celebrará hoy entre Alcoa, la Xunta, el Ministerio de Industria, el comité y sindicatos. Un encuentro que, teóricamente, es solo es para informar del fracaso de la venta.

Movilización histórica

Con la espada de Damocles del fracaso casi anunciado de las negociaciones pendiendo sobre sus cabezas, miles de mariñanos clamaron ayer en las calles por su futuro en una marcha histórica, especial, quizá porque se barruntaba como la última antes que se cumpliera la amenaza contra la que llevan meses luchando. Trabajadores, familias con niños, alcaldes y representantes políticos de todos los partidos marcharon detrás de un tráiler fúnebre con coronas de flores procedentes de los Ayuntamientos de A Mariña, e incluso del de Muras. El punto de inicio, la estación de tren de Xove, de donde salen a diario trenes cargados con bloques de aluminio hacia Amorebieta.

Al final de la multitudinaria marcha en Xove, el comité de empresa de Alcoa y representantes de las firmas auxiliares presentaban en público, a manera de adiós, un emotivo vídeo agradeciendo a los trabajadores y a la población de A Mariña el apoyo recibido en los últimos cuatro meses de movilizaciones y manifestaciones que son ya historia en el norte lucense. De fondo una canción, «Eso que tú me das es mucho más de lo que pido, es lo que ahora necesito; por todo lo que me das, te estaré siempre agradecido». Del fallecido Pau Donés, que también luchó hasta el final.

Casi un millar de puestos de trabajo en el aire

Corrían los últimos días de mayo cuando Alcoa daba un paso adelante y cumplía una amenaza que llevaba tiempo en el aire, alimentada por las insinuaciones de la propia multinacional. Ponía entonces sobre la mesa un despido colectivo de 534 trabajadores de la fábrica de aluminio de San Cibrao. Dejaba fuera de esa traumática medida a la planta de alúmina y a sus 600 empleados.

Su fin, el cierre de la división de aluminio. Dijo entonces Alcoa que no se planteaba venderla porque el negocio del aluminio había dejado de ser rentable en España. Entre otras cosas porque el precio de la energía resultaba inasumible

Llegó el verano y apareció en escena el grupo británico GFG Alliance. Su intención, comprar la factoría. Y Alcoa, presionada por la Xunta y el Gobierno central, se sentó a negociar.

Ahora que las conversaciones han fracasado, el despido vuelve a planear sobre la cabeza de los trabajadores de Alcoa y sus familias. Ese capítulo de la historia se reabre este mismo lunes. Comienza la negociación de un plan social para los más de 500 empleados de la planta de aluminio. La multinacional los ha citado a las doce del mediodía en el Pazo de Cea, en Nigrán. La idea, pactar contra reloj una solución menos traumática para la plantilla que el cierre: un ERTE. Tienen solo un día para hacerlo. Porque a partir del martes, si no hay acuerdo, Alcoa ejecutará el temido ERE de extinción. Cerrará la planta., y miles de familias de A Mariña se quedarán sin sustento.

Efecto dominó

El cierre de la única factoría de aluminio que queda en España tendría también graves consecuencias para las auxiliares. Se verían afectados «por ese efecto dominó» unos 300-400 empleados que se encargan ahora del mantenimiento de la planta. Trabajadores que no se verían acogidos a ese plan social. Y muchos empleos más indirectos.