El comité le pide a Alcoa «que no ponga impedimentos» a la venta

Redacción LA VOZ

ECONOMÍA

XAIME RAMALLAL

Los sindicatos respaldan el plan de 1.000 millones del inversor que quiere comprar la fábrica de aluminio de San Cibrao

10 sep 2020 . Actualizado a las 00:02 h.

El comité de empresa de Alcoa en San Cibrao (Cervo) defiende el proyecto presentado por el grupo GFG Alliance para la fábrica de aluminio, que calificó como «claro y conciso», que, además, cuenta con el respaldo de la Xunta y del Gobierno central. Por eso, los sindicatos pidieron a Alcoa que «no ponga impedimentos a la venta de la planta de aluminio».

Lanzaron esta súplica después de mantener una reunión con directivos del inversor británico que está negociando la adquisición de los activos. Durante el encuentro, GFG expuso el plan industrial para la fábrica, vinculado estrechamente a la puesta en marcha de un proyecto con energías renovables para conseguir electricidad barata con la que fabricar el aluminio.

Ese plan está dotado con unos 1.000 millones de euros e incluye, entre otros, la construcción de un parque eólico y la suscripción de un acuerdo de compra y venta de energía a largo plazo (PPA) con una instalación fotovoltaica.

El precio de la electricidad es uno de los factores que esgrime Alcoa como causante de las pérdidas en las que incurre la planta desde el 2018 (y que suman, según la multinacional, 175 millones). El diseño energético para hacer viable el negocio de la fabricación del aluminio primario no se llevará a cabo a corto plazo. Hasta entonces, GFG fía la viabilidad de las instalaciones a la entrada en vigor de un marco energético estable que garantice un coste eléctrico sostenible. Con ese objetivo, el Gobierno trabaja desde hace casi dos años en el diseño de medidas de apoyo a la industria altamente dependiente de la electricidad. Tras varios anuncios, el secretario general de Industria, Raúl Blanco, avanzó ayer en el Congreso que las medidas se aprobarían en octubre. Están contenidas en el denominado estatuto del consumidor electrointensivo.

GFG negocia con Alcoa desde hace un mes la compra de las instalaciones de A Mariña —solo las de aluminio, no las de alúmina—. Si la operación no sale adelante antes del día 28 de este mes, la multinacional estadounidense podría ejecutar su amenaza de cerrar la fábrica y de despedir a 534 trabajadores.

Mantenimiento de los puestos

El grupo británico garantiza el mantenimiento de los puestos de trabajo.

El principal escollo de las negociaciones está en la duración del contrato de suministro de alúmina, producto con el que se elabora el aluminio. Alcoa ofrece un acuerdo durante cinco años, que a GFG le parecen insuficientes para llevar a cabo su proyecto para San Cibrao, y exige un plazo más largo: veinte años, exactamente. Teme que Alcoa, una vez traspasada la fábrica de aluminio, decida desprenderse también de la de alúmina —cuya propiedad comparte con un grupo australiano— en los próximos años, lo que pondría en peligro un suministro fundamental.

Durante su comparecencia en el Congreso, Raúl Blanco calificó a Alcoa como «una empresa tremendamente complicada» antes de afirmar que la venta de la planta «no es fácil», pese a la aparición de un inversor.