Alcoa desaira a una ministra

F. Fernández LA VOZ

ECONOMÍA

El presidente de Alcoa, a la derecha, con Maroto y Feijoo durante una visita a San Cibrao, a finales del 2019
El presidente de Alcoa, a la derecha, con Maroto y Feijoo durante una visita a San Cibrao, a finales del 2019 CARLOS CASTRO - Europa Press

La multinacional desprecia a Reyes Maroto faltando a una reunión convocada para evitar el cierre de la fábrica de aluminio de San Cibrao

06 ago 2020 . Actualizado a las 14:23 h.

Alcoa no se deja presionar. Es el mensaje que parece querer transmitir el presidente del grupo en España, Álvaro Dorado, al negarse a participar el miércoles en la reunión telemática convocada por el Ministerio de Industria para forzar una alternativa al cierre de la fábrica de aluminio de San Cibrao y, por tanto, a los 534 despidos que parece preparar la multinacional. Gobierno y Xunta quieren obligar a la compañía a que al menos acepte negociar una venta de las instalaciones con el grupo británico Liberty, que ha mostrado su interés. Alcoa excusó su ausencia explicando que todavía no había finalizado las conversaciones con los sindicatos para pactar el ERE de extinción.

Tanto el Gobierno como la Xunta ven con buenos ojos la propuesta de LibertyEl desaire de la empresa sentó como un jarro de fría entre los que sí se sentaron delante del ordenador para la reunión telemática. Entre ellos, la propia ministra de Industria, Reyes Maroto, a la que se sumó después el secretario general, Raúl Blanco; y el conselleiro de Industria, Francisco Conde. También participaron representantes de Liberty y de los sindicatos. Pese a que faltaba el actor principal del drama, la cita continuó igual, y acabó con un tímido comunicado conjunto de apoyo al comité de empresa de San Cibrao e insistiendo en que la solución era la venta de las instalaciones. Tanto el Gobierno como la Xunta ven con buenos ojos la propuesta de Liberty, un grupo de proyección internacional que se dedica, entre otros, al negocio del aluminio.

Fuentes próximas a la reunión calificaron el plantón de Alcoa como «un desprecio gordo» a las instituciones españolas y a los representantes sindicales. Aunque atribuyen el gesto a una muestra más del pulso que está sosteniendo Alcoa con las Administraciones para salirse con la suya. La multinacional pretende parar ya la producción de aluminio en San Cibrao y abrir un período de búsqueda de inversores pilotado por ella misma. Y, al mismo tiempo, aplicar un ERTE a los trabajadores. O eso, o despidos. 

La empresa estadounidense no contaba con que los sindicatos y el Gobierno central le buscasen el posible comprador.