Más de 60.000 gallegos salieron del ERTE y se reincorporaron al trabajo el mes pasado

G. Lemos
Redactor

Cada día del mes pasado, 212 gallegos se incorporaron al mercado de trabajo, lo que situó a la comunidad a la cabeza de la creación de empleo en España, al acabar junio con 985.842 cotizantes más a la Seguridad Social, 6.370 más de los registrados al cierre de mayo. Un avance superior al de Castilla-La Mancha, con 4.915 afiliados más, o las islas Baleares, con 4.880.

La provincia de Pontevedra fue el gran motor del mercado laboral gallego, con la incorporación de 4.135 trabajadores el mes pasado, muy por encima de los 769 de Ourense, los 751 de A Coruña y los 715 de Lugo.

El buen comportamiento del empleo en Galicia contrasta con la pérdida de casi cien mil puestos de trabajo en el conjunto de España. En concreto, la afiliación a la Seguridad Social cayó en más de 99.900 personas (hasta los 18.484.270) por el nefasto dato del último día de junio, en el que se fueron a la calle 161.500 personas, arruinando el balance positivo acumulado desde el inicio de mes. Un desplome que el secretario de Estado de la Seguridad Social, Israel Arroyo, atribuyó a la finalización de miles de contratos temporales (muchos de ellos en el sector educativo, por el final del curso escolar), como es habitual en todos los últimos días laborables del mes. De hecho, dijo que al día siguiente, al iniciarse julio, ya se habían recuperado todos los puestos perdidos, por el aluvión de altas que se produce también al inicio de cada mes.

El mal dato de junio empeora el balance del mercado laboral desde el inicio de la crisis sanitaria: son ya casi 860.000 los puestos de trabajo perdidos desde mediados de marzo, un 4,5 % de los que había antes de decretarse el confinamiento.

Al concentrarse la pérdida de empleo en solo un día, el dato medio de la afiliación en el mes (el que se utiliza tradicionalmente para medir la evolución del mercado laboral) se mantuvo en positivo en junio, con una ganancia de 68.200 trabajadores, que no dista mucho de la cifra del mismo mes del año pasado (75.584). También el dato desestacionalizado (que filtra los efectos del calendario en la evolución del empleo) fue positivo por primera vez en la pandemia, con un alza de 29.447.

Por sectores, los que más incrementaron sus plantillas el mes pasado fueron el comercio (26.998 afiliados más, un 1,16 %), la construcción (15.212, un 1,86 %) y la industria manufacturera (11.057, un 0,62 %).

39.000 salidas diarias del ERTE

Donde más se notan los efectos de la desescalada en el mercado laboral es en el rescate de los trabajadores afectados por un ERTE. El mes pasado fueron 1,17 millones los asalariados que se reincorporaron a sus empresas (desde el Gobierno aseguran que no se han producido apenas bajas por despido entre los empleados incluidos en estos ajustes de plantilla, aunque no concretaron la cifra). Desde el inicio de mayo ya han salido del ERTE 1,56 millones de trabajadores, por lo que quedan ahora 1,83 millones de personas que siguen con el contrato suspendido o con la jornada reducida.

En Galicia fueron 60.000 los trabajadores que abandonaron el ERTE el mes pasado, a razón de unos dos mil diarios, y quedan aún 75.600 con el empleo regulado. En la comunidad, son 22.365 las empresas que aún están inmersas en un ajuste de plantilla, después de que más de 9.200 levantaran los suyos a lo largo del mes de junio.

El secretario de Estado de la Seguridad Social explicó que esa fuerte reactivación de los ERTE es lo que explica la relajación en las nuevas contrataciones, puesto que las empresas priorizan la reincorporación de sus trabajadores, especialmente ante la incertidumbre económica.

Por sectores, la hostelería, que llegó a tener a más del 83 % de sus trabajadores en ERTE, ya ha reincorporado a más de la mitad de esos empleados, y la recuperación es también fuerte en el comercio o la industria de la automoción, que solo tienen un 11 y un 8 % de sus plantillas reguladas. Mucho más lenta resulta en el sector de los hoteles y otros alojamientos turísticos, que solo han rescatado al 12 % de sus plantillas y tienen a siete de cada diez empleados en casa o con la jornada recortada.

Víctor Manuel: «O meu empregado volveu traballar e aínda non cobrou o do ERTE»

Este librero asegura que él, como autónomo, sí recibió la ayuda por cese de actividad

m. h.

CAPOTILLO

Víctor Manuel Villaverde regenta la que posiblemente sea la librería más antigua de Pontevedra. Se llama El Pueblo, está ubicada en la zona monumental y es todo un clásico en la ciudad. Allí, desde el día 1, tienen una sensación agridulce. Por una parte, están contentos porque desde el inicio de julio volvió a trabajar la persona que está asalariada y que permanecía desde marzo en un ERTE, lo cual indica que las cosas no van mal de todo. Pero, por la contra, siguen tristes porque este trabajador vuelve a su ocupación sin haber percibido todavía la prestación: «O meu empregado volveu traballar e aínda non cobrou o do ERTE, é unha cousa que a verdade que si que che amola, porque son moitos meses sen que unha persoa cobre un soldo, é moito», explica Víctor Manuel Villaverde, responsable de la librería El Pueblo.

Víctor Manuel contaba que él, como autónomo, sí recibió la ayuda por cese de la actividad a raíz del parón por el confinamiento. Pero su empleado, en ERTE desde mediados de marzo, sigue sin cobrar todavía. Antes del coronavirus, había una tercera persona en la librería, que aprovechó para jubilarse.

En mayo, cuando reabrieron, Víctor Manuel empezó en solitario. Ahora, que empieza la campaña fuerte porque es cuando se encargan los libros de texto, recuperó a la persona asalariada: «Foi unha ledicia que puidera volver, aínda que as cousas van algo mellor do esperado dende logo non van ben. Non ían xa moi ben nas librarías antes do coronavirus».

Isabel Mallo: «O tempo do ERTE vivino con incerteza, non se sabía canto tempo ía durar...»

Esta larachesa trabaja desde hace cuatro años en la empresa Balcotex, dedicada al corte y confección

P. blanco

ANA GARCIA

La larachesa Isabel Mallo Ramos (36 años) forma parte desde hace casi cuatro años de la plantilla de la empresa Balcotex, situada en el polígono carballés de Bértoa, dedicada al corte y confección y con 80 empleados. La pandemia obligó a la firma, en la que ella es encargada de corte, a acogerse a un ERTE. «Empezámolo o 27 de marzo, e eu volvín traballar o 20 de maio. Outras compañeiras foron volvendo despois», explica. Ese tiempo de parón no fue fácil: «No meu caso vivino con bastante agobio e sobre todo con incerteza por non saber canto tempo se ía estar así, canto ía durar. O traballo sempre preocupa e cando vías que a cousa se calmaba algo, e que non daban chamado...», valora. Pese a ello, incide en que habrá situaciones mucho peores que la suya: «Todos temos os nosos gastos e as nosas preocupacións, pero eu non teño fillos, por exemplo. Non me quero imaxinar eses casos nos que ademais se suma hipoteca, a parella tamén en ERTE... Imaxino que houbo moitos así», sopesa.

A pesar de que comenta el tema y de que percibe que, en general, hay muchas actitudes irresponsables, no desearía por nada del mundo tener que volver a casa: «Ese tempo faise eterno». Balcotex se dedica a la camisería de señora y chica para Inditex y, según da cuenta Mallo, han vuelto a la actividad «con moito traballo, por sorte». Es muy reseñable, también, la readaptación y el nuevo camino iniciado por la empresa carballesa ante la pandemia. Explicaba su responsable, Alejandro Baldomir, que empezaron confeccionando mascarillas para uso propio y que la aceptación y la demanda fueron tal que no cejaron en su empeño de perfeccionarlas y homologarlas. Lo lograron, con una nota alta además: «Non damos feito, véndense moitísimas», dice Isabel.

Carlos Romero: «Hasta junio el único sueldo que entraba en casa era el de mi mujer»

Este fisioterapeuta asegura que hasta principios de junio no recibió el ingreso del SEPE en su cuenta bancaria

Lucía Cancela / M. M.

Eduardo Pérez

Carlos Romero trabaja como fisioterapeuta en la clínica Oxeo de A Coruña. También es segundo entrenador del equipo femenino de fútbol sala Viaxes Amarelle FSF. Cuando comenzó el estado de alarma sanitaria, al igual que millones de ciudadanos, fue incluido en un ERTE por el cierre de la empresa para la que trabaja.

También fue uno de los que percibieron la prestación con retraso. Asegura que hasta principios de junio no recibió el ingreso del SEPE en su cuenta bancaria. En esta situación, «el único salario que ayudaba a mantener la economía familiar era el de mi mujer, que trabaja en el sector de la alimentación».

El 1 de junio, a medida que avanzaba la desescalada, tanto Carlos como su compañero Álvaro volvieron a la clínica acogidos a un ERTE parcial. Al comienzo «los clientes volvían con miedo y sin estar acostumbrados al protocolo de sanidad. Algunos no llegaban con mascarilla o solo utilizaban guantes».

Un mes más tarde, este pasado miércoles ya «fue posible levantar el ERTE de forma completa y volver a la normalidad». Esto supuso establecer los antiguos horarios de trabajo y, a su vez, atender la demanda de los clientes, que «están volviendo poco a poco».

Romero destaca que ha tenido que adaptar las medidas de seguridad e higiene en su ámbito laboral y deportivo, «que van de la mano».

Ana Zafira: «Echaba de menos a mi gente, tenía ganas de regresar a la actividad»

Esta camarera afirma que al principio le costó acostumbrarse a estar en casa sin trabajar y tenía miedo de perder su trabajo

A. Gerpe

CARMELA QUEIJEIRO

Desde hace dos años, Ana Zafira Portillo trabaja como camarera en la cafetería Golfox de Ribeira, una actividad que compagina con los estudios: «Mi intención es realizar un ciclo de Hostelería y Turismo en Santiago». Tras el decreto de estado de alarma del pasado 14 de marzo, fue una de las millones de empleadas para las que se tramitó un ERTE: «El primer mes no lo cobré, me ingresaron todo el dinero junto». El establecimiento en el que trabaja reabrió el 1 de junio y ella se incorporó el 12: «Estaba preparando unos exámenes y Juan -el propietario- me dijo que siguiera estudiando y que comenzaría cuando realizase la prueba».

Afirma que al principio le costó acostumbrarse a estar en casa sin trabajar y relata sus temores cuando se estableció la limitación de aforos en la hostelería: «Tenía miedo a perder mi trabajo, porque si el número de clientes era menor tampoco se necesitarían tantos camareros». Afortunadamente ha podido regresar a su empleo, aunque comenta que le «agobia mucho la mascarilla». Ana Portillo está contenta: «Echaba de menos a mi gente, tenía ganas de regresar a la actividad». Eso sí, explica que tras tantos meses de encierro «regresar a la rutina y tener que madrugar resultó un poco duro las primeras jornadas».

Cuando se le pregunta por el reencuentro con los clientes habituales, Portillo precisa: «Algunos vuelven a venir como antes, pero noto la ausencia de gente que acostumbraba a acudir y que ahora no lo está haciendo».

Jawad Benhammi: «Notamos que está regresando gente, pero aún queda mucho por hacer»

Este joven marroquí llegó hace algo más de dos años a Ourense desde su país de origen

P. Varela

En Ourense, el establecimiento hostelero Tea & Nature recupera poco a poco su actividad diaria tras reabrir sus puertas la semana pasada. Comenzaron a atender a la clientela con el dueño tras la barra, y este miércoles ya se reincorporó Jawad, un joven marroquí de 19 años que llegó hace algo más de dos años desde su país de origen, donde aún siguen sus padres. Lo hizo tras cruzar el mar en patera. Después de pasar por distintos puntos del país, decidió formarse en hostelería y encontró trabajo en la ciudad de As Burgas, donde se ha asentado definitivamente. «Estuve sin trabajar desde que comenzó el estado de alarma por la epidemia, el día 14 de marzo, y hasta mediados de esta semana», contaba el chico. Durante estos tres meses y medio echó de menos volver a su ocupación habitual, e incluso le comentó a su jefe la posibilidad de adelantar su vuelta para echarle una mano en los preparativos de cara al retorno, «pero él me explicó que por aquel momento no le era asumible hacerlo y me tocó esperar».

Ahora, hace algo más de media jornada en el local, desde las 10.00 y hasta el ecuador de la tarde. Mientras, las mesas de la terraza han ido recuperando clientes en forma de goteo. «Estamos situados en una buena zona de la ciudad y notamos que poco a poco está regresando bastante gente de la que ya venía anteriormente, pero aún queda mucho por hacer», decía Jawad.