El Gobierno acusa a Alcoa de oligopolio

F. Fernández LA VOZ

ECONOMÍA

XAIME RAMALLAL

Concluye que los problemas de la fábrica gallega de aluminio son ficticios mientras garantiza un precio eléctrico competitivo en un plan industrial a diez años

26 jun 2020 . Actualizado a las 22:36 h.

El Gobierno ha sacado la artillería pesada contra Alcoa, a la vista de que la multinacional estadounidense se mantiene firme como una roca en su propósito de emprender el camino hacia el despido colectivo de medio millar de trabajadores y cierre de la fábrica de aluminio primario de San Cibrao (Cervo), la única que queda en España. Las negociaciones para el ERE de extinción arrancan este jueves y oficialmente durarán un mes. A la empresa no le ha convencido el plan industrial a diez años ofrecido el martes por el Ministerio de Industria y que le garantizaría un precio estable y competitivo de la electricidad. Ni tampoco se ha doblegado ante las presiones y los reproches lanzados por los responsables del ministerio. Desde la propia ministra, Reyes Maroto, que acusa a la compañía de que querer solo «subvenciones, subvenciones, subvenciones», hasta el secretario general de Industria, Raúl Blanco, quien el martes acusó al grupo incluso de manipular los precios internacionales del aluminio y de la alúmina a su conveniencia. «Alcoa no es neutral, sino que origina los cambios de precio, lo que genera situaciones conocidas en el mercado del aluminio; es difícil entender que sea una casualidad», manifestó Blanco. 

La compañía motiva la decisión de cierre en que el negocio es inviable porque hay sobrecapacidad de producción de aluminio en todo el mundo, lo que provoca que el precio del metal esté por los suelos; y también porque en España el precio de la electricidad es más elevado que en otros países.

El Gobierno viene a decir que la situación internacional del mercado la provoca la propia Alcoa para derivar producción hacia países que le vienen mejor, como Arabia Saudí. Alcoa lo niega y explica que China es el mayor productor tanto de aluminio como de alúmina, «lo que condiciona el mercado de ambos productos, que se cotizan en los mercados internacionales».

Lo de San Cibrao no es un fenómeno aislado, lo hemos vivido en A Coruña y Avilés, viene de una estrategia corporativa del oligopolio de los productores de aluminio

Pero el ministerio está convencido de que la multinacional maneja los precios a su antojo. «Lo de San Cibrao no es un fenómeno aislado, lo hemos vivido en A Coruña y Avilés, viene de una estrategia corporativa del oligopolio de los productores de aluminio, que genera las consecuencias que estamos viendo», aseguró el secretario general de Industria. También citó otras fábricas de Alcoa que están viviendo situaciones traumáticas como la que le espera a San Cibrao, como las de Québec (Canadá), Ferndale (EE.UU.) y Córcega (Francia).

Intervención del Estado

Víctor Ledo, responsable de Industria de CC.OO. en Galicia, considera positivo el plan industrial del Gobierno, aunque subrayó que requiere de la implicación de la Xunta. El sindicalista está convencido, como el Gobierno, de que Alcoa lo rechaza porque tiene su objetivo fijo de deslocalizar la producción a países como Islandia o Arabia Saudí. También coincide en que la multinacional interviene en los precios internacionales del aluminio. Los sindicatos siguen reclamando que si la empresa no rectifica el Estado debe entrar en el capital para evitar el cierre.

En Noruega sí, pero en España no

El plan industrial de viabilidad que le ha puesto en bandeja el Gobierno a la multinacional fundamenta el establecimiento de un precio eléctrico estable y competitivo con la suscripción de contratos bilaterales de suministro de energía con un parque fotovoltaico, otro eólico y con un operador de gas. Esta medida se complementaría con el pago de compensaciones por los costes indirectos del CO2, entre otros mecanismos incluidos en el futuro estatuto del consumidor electrointensivo. El ministerio estima que el megavatio hora costará de ese modo entre 25 y 35 euros.

Industria pone como ejemplo Noruega, donde Alcoa tiene un contrato de ese tipo en vigor. ¿Por qué allí sí y aquí no? El grupo explica que, efectivamente, «en Noruega tenemos un contrato PPA y es España no, por dos razones: la visión de mercado a largo plazo del proveedor al que se le fija el precio es más competitiva en Noruega y, además, el resto de los componentes de la factura de electricidad allí son más baratos y mucho más seguros».

Hay otro motivo, que el mecanismo que facilitará en España la suscripción de ese tipo de contratos bilaterales de energía a largo plazo para las industrias altamente consumidoras de energía no está aprobado todavía. Se trata de la creación de un fondo de garantías del Estado para avalar esas operaciones. Estaba previsto que lo autorizase el Consejo de Ministros el martes pasado, pero finalmente parecerá que será este viernes.

Fuentes de Alcoa explicaron que «no hay garantía que los PPA vayan a aportar un precio competitivo para nuestra industria» y, además, en el mejor de los casos no empezarían a aplicarse con los avales estatales hasta dentro de dos años, ya que los contratos están vinculados a nuevas plantas renovables que hay que construir todavía.

Cómo se forma el precio del aluminio

Los precios del aluminio están sometidos a las cotizaciones del London Metal Exchange (LME), el mercado de metales de Londres, y son los mismos para todo el mundo. Hay pequeñas diferencias en las llamadas primas o recargos sobre estas cotizaciones. Actualmente, en España compiten Alcoa  e Hydro (que fabrica fundamentalmente en Noruega e Islandia y recicla en España), y algunos brokers (corredores) y dealers (distribuidores) internacionales que traen aluminio de todas las partes del mundo. En general no hay diferencias significativas, el mercado las corrige, según detalló la Asociación Española de Aluminio.

«Hay gente dispuesta a entrar como socio industrial o como socio energético»

Alcoa es una roca. Quiere cerrar la fábrica de aluminio de San Cibrao porque dice que el negocio en España es inviable y ni siquiera se aviene a dejar paso a otro inversor. El Gobierno se lo pide para buscar una alternativa, como ya se hizo hace un año con las plantas de A Coruña y Avilés. Pero la multinacional asegura, de momento, que la venta tampoco es factible.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció hace unas semanas en el Congreso que ya estaban buscando inversores. Y el secretario general de Industria aseguró el martes que «hay gente dispuesta a entrar como socio energético o como socio industrial; si hay voluntad, hay solución, pero depende de la empresa». Añadió que «si Alcoa no quiere, que venda la instalación y que deje paso a otros».

El plan industrial diseñado por el Ministerio de Industria para la fábrica gallega dibuja tres posibles escenarios. En dos seguiría figurando Alcoa, en uno con un socio energético —un proveedor de electricidad— y en otro con un segundo inversor industrial. En el tercer caso, la instalación pasaría a otro propietario.

Pero ¿quién? Fuentes sindicales aseguran que no faltarían candidatos del sector del aluminio nacional. Uno de ellos podría ser el empresario gallego Clemente González Soler, dueño del grupo Alibérico, con diez fábricas en España. Soler trató en varias ocasiones hacerse con plantas de Alcoa en el país y esta vez volvería a intentarlo, según avanzó el empresario a este periódico. Pero la multinacional del aluminio tiene que querer. Al fin y al cabo, las instalaciones son suyas. Sin embargo, el Gobierno puede jugar sus cartas y presionar. De hecho, en la reunión del martes lo hizo. Raúl Blanco le recordó que del Estado depende la concesión de las instalaciones portuarias en A Mariña, también está el problema de la balsa de residuos... Y las ayudas públicas. Si despide tendrá que devolver 38 millones.