El Banco de España ve daños estructurales en la economía

cristina vallejo MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

FERNANDO ALVARADO

Hernández de Cos insiste en la necesidad de emprender reformas urgentes

24 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, avaló ayer en su comparecencia ante la comisión de reconstrucción del Congreso de los Diputados la respuesta contundente del Gobierno para evitar los efectos permanentes del covid-19 en la economía. Pero esto es algo que, a su juicio, no se ha logrado contener: ya hay daños estructurales como consecuencia de la pandemia. Ahora, en la segunda fase, la de la vuelta paulatina a la actividad, se han de combinar dos objetivos: por un lado, el apoyo a la recuperación, lo que desaconseja la retirada de las medidas de estímulo de manera temprana; por otro lado, un ajuste estructural. Hernández de Cos, quien anticipó que la contracción del PIB en el segundo trimestre oscilará entre el 16 % y el 22 %, explicó que la reactivación paulatina de la economía tras la hibernación no será fácil teniendo en cuenta que las restricciones para evitar rebrotes pesarán sobre las perspectivas de negocio y la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia podría contener el consumo y los flujos comerciales.

A pesar de la determinación con la que salió el Ejecutivo al rescate, Hernández de Cos detecta «daños estructurales que no se han podido evitar». Insistió ayer en la necesidad de «identificar a tiempo» cada uno de ellos para actuar de forma temprana y adaptar la economía a esos nuevos «elementos que están aquí para quedarse». Por supuesto, eso supone, como ya anticipó el organismo, acometer cambios.

El gobernador del Banco de España animó a desarrollar una agenda de reformas ambiciosas. «Los daños estructurales que sufre la economía hacen más necesaria que nunca» esta hoja de ruta que deberá ser «urgente, integral, permanente, evaluable y basada en consensos amplios». Respecto a esto último insistió en la necesidad de un gran acuerdo para varias legislaturas. A corto plazo defiende el mantenimiento de las medidas de estímulo como la extensión de los ERTE y los avales públicos, dado que puede haber empresas a las que se les cierre la financiación. A estas medidas deben incorporarse otras adicionales, como las políticas activas de empleo y la formación de los trabajadores, para mejorar la empleabilidad y la recolocación en sectores de mayor recorrido futuro. Además, animó a revisar los procesos de reestructuración e insolvencia de las empresas, para que las compañías con dificultades financieras no se vean abocadas a la liquidación. Asimismo, señaló la importancia de estimular el gasto con el futuro fondo de recuperación europeo.

Hernández de Cos también apuntó con el dedo a los problemas de productividad, bajo potencial de crecimiento y competitividad que arrastra la economía española antes de sugerir una mayor inversión pública en mejorar el capital humano y tecnológico. Otro de los grandes desafíos tiene como protagonista al mercado de trabajo, con una alta cifra de desempleo y temporalidad.

La clave: endurecer los despidos y reformar el sistema de pensiones

 

 

En este sentido, sugirió la puesta en marcha de contratos con costes de despido crecientes o modelos mixtos, como la mochila austríaca. También propuso flexibilizar los contratos de formación. En cuanto al progresivo envejecimiento de la población, alertó de las consecuencias que tendrá sobre el sistema público de pensiones. «El punto de partida debe ser fijar el nivel de prestaciones que queremos y asegurar los recursos con principios de equidad intergeneracional», sostuvo antes de llamar a reflexionar sobre el papel del ahorro privado.

Hubo espacio para otro de los graves problemas que arrastra España: la desigualdad. A juicio del gobernador del Banco de España, el ingreso mínimo vital ha de contribuir a reducir la pobreza extrema, pero también animó a evaluar si realmente lo recibe quien lo necesita y si no desincentiva el acceso al empleo.

Respecto al sector financiero, aseguró que la crisis supone una presión adicional sobre los bancos, lastrados por su baja rentabilidad. Afirmó que si bien afronta esta crisis en niveles más saneados que la crisis anterior, podría ver degradada su calificación crediticia.

¿Qué pasará con las finanzas públicas? «Es necesario e ineludible» diseñar un programa para la reducción de la deuda y el déficit y aplicarlo «una vez que los efectos de la crisis se hayan disipado, no antes». En materia de gastos, aconsejó someter a «una revisión exhaustiva las partidas». En materia de ingresos, urgió a una revisión del sistema impositivo para mejorar la recaudación, poniendo el foco en los beneficios fiscales susceptibles de ser suprimidos.