Nadia Calviño deja su futuro al frente del Eurogrupo en manos de Sánchez

C. P.

ECONOMÍA

OLIVIER HOSLET

La ministra de Economía alude al prestigio internacional como aval para que España tome el timón

12 jun 2020 . Actualizado a las 12:21 h.

Entre las palabras de despedida a Mario Centeno y las discusiones en torno al futuro fondo de recuperación se colará esta tarde el debate de la sucesión al frente del Eurogrupo. Aunque la ministra española de Economía, Nadia Calviño, elude poner su nombre sobre la mesa de forma oficial, la coruñesa se dejó querer hoy ante las voces que la ponen en lo alto de las quinielas. «Todos los medios internacionales a la hora de hablar de alternativas presentan a España como uno de los candidatos a este puesto, es un reconocimiento y confianza en nuestro país, debe ser valorado positivamente», celebró antes de dejar en manos del presidente Pedro Sánchez la posibilidad de abrirle las puertas a uno de los altos cargos más codiciados en Europa: «El presidente tomará la decisión oportuna teniendo en cuenta el interés público y la mejor opción para España», deslizó. El anuncio podría llegar en los «próximos días».

El éxito en la operación para tomar el testigo dependerá del apoyo que recabe la ministra entre sus compañeros. Necesitaría 10 de los 19 votos del cónclave para poder acceder al cargo, que no solo es compatible con su labor como ministra de Economía en el Gobierno español, sino que es necesario.

Calviño apenas lograba este mediodía mantener a raya los nervios. La oportunidad que se le abre es única. Coincide con su ciclo político en el Ejecutivo español, tras dos décadas de una brillante carrera funcionarial a caballo entre Madrid y Bruselas, y con un momento crucial para la economía española, en recesión tras la pandemia.

Consciente del aciago historial que atesora España a la hora de promocionar a sus favoritos para ocupar cargos de responsabilidad en la UE, Calviño se mostró comedida y se negó a revelar con qué apoyos políticos cuenta dentro del Eurogrupo para salir, esta vez sí, triunfadora de las votaciones secretas que tendrán lugar el próximo 9 de julio.

Sus esperanzas por lograr un cargo de comisaria o el timón del Fondo Monetario Internacional (FMI) cayeron en saco roto el año pasado en aras del consenso y la estabilidad en la UE y el Ejecutivo español, precipitando la elección de K. Georgieva y J. Borrell respectivamente. Su candidatura cuenta esta vez con más viento a favor. Aportaría equilibrio de género a las instituciones y organismos europeos al tiempo que mantendría un reparto más equitativo entre el norte y el sur. El hecho de que la batuta de los trabajos técnicos haya caído en manos de un finlandés, suma puntos a una figura meridional y de signo socialdemócrata.